El video dura apenas 27 segundos. Érica Etter (35) lo compartió en sus redes sociales después de sufrir un violento robo cuando frenó en un semáforo en la zona de Puerto Madero, en Capital Federal.
“Mi descargo a este país del orto que me tiene podrida, que me acaban de rasguñar todo el cuello para robarme una cadenita de oro que me regaló mi marido hace un mes. Los odio a todos. ¿Por qué no se van un poco a la mierda? País del orto. Lleno de tránsfugas. Lleno de gente patasucia. ¿Por qué no laburan viejo?”, dice Érica en referencia al hecho de inseguridad que le tocó vivir.
Érica es mamá de una nena de tres años y trabaja como productora asesora de seguros. Este martes a la tarde, cuando regresaba de un almuerzo con colegas y directivos de la compañía, frenó en un semáforo cerca de Avenida Córdoba y Avenida Leandro Alem y un vendedor ambulante le arrebató la cadena de oro que llevaba puesta.
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“Fue un segundo. Pequé de ingenua”, dice en comunicación con Infobae, horas después del episodio, todavía angustiada. Y sigue: “Me pasó en la zona más segura de la Ciudad de Buenos Aires. Frené en una esquina, a pocas cuadras de la terminal de Buquebus, y una persona me dejó unos pañuelitos descartables entre el espejo retrovisor y el parante del coche. Cuando la luz se puso en verde, me golpeó el vidrio del acompañante para llevárselos, pero no le quise abrir porque había dejado la cartera en el asiento. Entonces bajé apenas la ventanilla de mi lado y ahí metió la mano y en un pestañeo me arrancó la cadena”.
Tras el robo, Érica quedó en shock. Fue en ese momento cuando decidió exponer en su cuenta de Instagram lo que le había pasado. La repercusión entre sus más de 15 mil seguidores fue inmediata. Según ella por la empatía: “Esto pasa todos los días. Uno tiene que andar desconfiando todo el tiempo. No sabés la cantidad de mensajes que recibí de personas que atravesaron situaciones similares”.
Más tarde, y ya en su casa y más tranquila, la mujer volvió a grabar otras historias en su perfil para agradecer los mensajes de apoyo. “Agradezco a todas las personas que me escribieron para solidarizarse y me ofrecieron su ayuda. Estoy bien. El tema es la impotencia y la indignación. Al final, parece que hay que conformarse con sentirse bien y decir ‘No me pasó nada’ o ‘No me lastimaron’. La frase que más me dijeron hoy fue: ‘La sacaste barata’. Es muy triste vivir así”, dice.
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La decisión de no ir a hacer la denuncia fue a conciencia. “Tenía a mi nena enferma y no iba a pasar la tarde entera en la comisaría”, apunta Érica. Y se despide: “Me puse la cadena porque tenía un almuerzo con directivos y quería estar arreglada. Al final, uno no es dueño ni de usar sus cosas”.
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