“Viajamos a Francia sin hacer las valijas, porque oficialmente estamos en territorio francés por un ratito”, anuncia Belén, la guía turística que en esta ocasión cuenta con una intérprete de lengua de señas a su lado para que le traduzca a las cuatro personas de la comunidad sorda cada una de sus descripciones. La cita tuvo lugar en la Embajada de Francia en la Argentina, ubicada en el Palacio Ortiz Basualdo desde 1939, en la intersección de Cerrito y Arroyo. Se trata de un evento organizado por el Foro Internacional de la Discapacidad, Embajadores por la discapacidad, y la ONG Mi autismo y yo.
Infobae estuvo presente durante el recorrido, que tuvo como misión la integración de personas con discapacidad con la élite cultural. Nika Pedro realiza esta labor como presidente del foro -que además es la única institución del mundo liderada por un joven con autismo-, y anteriormente ya habían inaugurado la iniciativa al visitar la Embajada de Suiza, donde los recibió Griselle Schemberg y su esposo, el embajador Heinrich Schellenberg. Esta vez cuatro personas sordas pudieron disfrutar de la visita guiada en el emblemático palacete, y realizaron diferentes preguntas sobre la restauración que se realizó en 2015 para recuperar mobiliario original y preservar los estilos arquitectónicos presentes en cada planta.
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El hall central es la primera parada, con un colorido piso de mármol a lo largo de toda la habitación circular y el revestimiento de madera de roble de piso a techo. Las flores labradas en las puertas, ventanas, y en la escalera neopalladiana que conduce a la siguiente planta, capturan todas las miradas. Las banderas de Francia, la Unión Europea, y la Argentina se ubican frente al grupo, que observa todo con mucha atención. Una gran araña cuelga del techo y adquiere protagonismo por los apliques de yeso que la rodean, en forma de querubines, frutos, y angelitos.
“Como pueden ver, hay una combinación del estilo inglés con el estilo Luis XV, y si aprecian el piso de este gran comedor pueden ver que tienen la guarda imita la de una alfombra, pero está hecho todo de madera”, señala la guía. También aporta un guiño de humor al remarcar la forma de las sillas, que vistas con la perspectiva actual, podrían considerarse “ergonómicas”, y en realidad encubrían una patología en la espalda de quien vivió allí. Solo que para el asiento de la cabecera de la larga mesa, hicieron todos iguales para que nadie se percatara de la diferencia.
Poco a poco los invitados vencen la timidez, y cuando llegan al impactante Salón Dorado consultan qué técnica decorativa se utilizó en las paredes: se sorprenden al descubrir que se utilizó el dorado a la hoja, es decir, la aplicación de delgadas láminas de oro sobre las distintas superficies. Después de pasar por la sala de conferencias para reuniones diplomáticas, con una chimenea de mármol que despierta curiosidad, conocieron la biblioteca con vistas a la Avenida 9 de Julio.
La visita también implica un viaje en el tiempo hacia la vida del matrimonio porteño de Daniel Ortiz-Basualdo y Mercedes Zapiola Eastman, que en 1912 le encomendó al arquitecto, pintor y escultor francés Pablo Pater para que hiciera realidad el hogar de sus sueños. Una vez lograda la hazaña, no solo vivieron allí, sino que realizaron grandes eventos sociales, y todavía se conservan en el Salón Azul -también llamado salón de baile- los dibujos de los instrumentos musicales labrados en las paredes, ya que era el lugar donde los músicos se disponían a tocar mientras los comensales disfrutaban de la cena.
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En 1939 fue adquirido por el Gobierno de la República Francesa para alojar su sede diplomática en nuestro país. A fines de los ‘70 se llevaron a cabo las obras para ensanchar la Avenida 9 de julio, y se consideró la demolición del palacio, pero gracias a la férrea oposición de los vecinos y la embajada, se pudo impedir. En 2015 se realizó un proceso de restauración: algunos muebles fueron llevados a Francia para su recomposición con materiales originales y traídos de vuelta a Buenos Aires, mientras que otros fueron renovados dentro del palacio. La intérprete de señas le transmite cada dato a la comunidad sorda, que no deja de asombrarse en ningún momento y se muestran agradecidos por la oportunidad de conocer en primera persona el histórico edificio.
El respeto por el arte y la cultura que sobrevuela en el aire es tal, que la delegación invitada hasta el momento no atina a sacar ninguna foto, y consultan si antes de avanzar pueden fotografiar algunos de los salones con sus celulares. Recién después de ser autorizados, sacan de sus bolsillos los dispositivos para capturar algunos de los rincones que los maravillan por el imponente grado de detalle. Todo transcurre en esa atmósfera íntima, siendo los únicos en el edificio durante la actividad.
Al final del recorrido del primer piso se presentó la embajadora de Francia en Argentina, Claudia Scherer-Effosse, y saludó a todos los presentes. Nika Pedro tomó la palabra en representación del Foro Internacional de la Discapacidad, y extendió su gratitud, luego de recalcar que al ser una persona autista oyente, para cada actividad obtiene la autorización de la comunidad sorda como un código de respeto. “Es un honor para nosotros estar aquí, y desde la institución tratamos de naturalizar la discapacidad a través de la cultura junto con los embajadores por la discapacidad; y por eso hacemos congresos todos los años, e incluimos personalidades de la cultura, del mundo diplomático y del área de la salud, que lideran y colaboran con el mismo objetivo”, explicó.
“Francia es muy importante para nosotros porque en gran parte del mundo es la cuna de la lengua de señas. El estadounidense Thomas Hopkins Gallaudet, por ejemplo, viajó a Inglaterra para aprender lengua de señas, pero como justo estaba la Revolución Francesa, fue a vivir a París un tiempo y allí aprendió la lengua de señas francesa”, destacó Nika, para luego hacer referencia a la Universidad Gallaudet de Washintong D.C, la única institución del mundo que brinda educación superior con todos los programas diseñados específicamente para estudiantes sordos y con problemas de audición.
“Es crucial que la discapacidad sea apoyada en el ámbito cultural por las personas que quieren que todos seamos iguales”, sentenció. Y luego anticipó que el lunes 28 de noviembre tendrá lugar el coctel de los sordos en la Embajada de Egipto en honor a Ferdinand Berthier, maestro sordo francés. “Le dedicó su vida a la comunidad, y él decía que las personas sordas tenían que ser conscientes del poder de crecimiento y comunicación que tienen; hizo un cóctel por año, donde mezclaba discapacidad con élite cultural, y por todo esto es muy importante para nosotros estar hoy en este lugar, con tanta historia compartida con Francia”, resumió el presidente del Foro Internacional de la Discapacidad.
“Me alegra mucho que les hayamos podido abrir las puertas, que es tan simbólico por todo lo que mencionaste, y la relación que existe entre Francia y Argentina. Empezando por el matrimonio argentino que amaba tanto a Francia que quiso construirse un palacete francés hasta este encuentro de hoy, donde resulta muy valioso hablar de discapacidad y fomentar políticas activas en favor de la integración”, le respondió con entusiasmo la embajadora Scherer-Effosse. En diálogo con este medio, recordó que el 17 de noviembre se celebró el Duo Day 2022, jornada en la que un agente diplomático y una persona con discapacidad comparten una jornada de actividades a dúo.
“El 17% de la población francesa tiene algún tipo de discapacidad, entonces si se habla de una minoría, es una minoría bastante grande. Y cualquier persona se puede encontrar en una situación así, ya sea desde el nacimiento o por alguna circunstancia a lo largo de la vida”, expresó la embajadora, que además definió como una prioridad la tarea de visibilizar iniciativas de “verdadera inclusión”, en la agenda de diversidad del Ministerio de Europa y Asuntos Exteriores. En este sentido, durante la charla con Infobae, destacó la reunión que mantuvo en el mismo salón dorado con el nadador paralímpico Théo Curin, un joven francés de 22 años con una eximia carrera deportiva, que días atrás estuvo en nuestro país.
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“A un año de haber logrado la hazaña de cruzar el lago Titicaca, se convirtió en el primer atleta paralímpico en completar la maratón acuática Santa Fe-Coronda de 57 kilómetros de distancia, y la terminó en 8 horas, dos menos de las que imaginaba”, contó con orgullo Scherer-Effosse sobre el deportista que tuvo meningitis a los seis años y tuvieron que amputarle las cuatro extremidades. Y destacó: “Estuvo entrenando en el CeNARD (Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo) y nos dijo que le pareció buenísimo entrenar en la misma pileta que los otros atletas; porque no siempre pasa, y en la competencia no tuvo una gran ventaja, solo salió una hora antes que el resto, haciendo la misma carrera que todos”.
Para cerrar la actividad ofrecen un té con algunas delicatessen de pastelería francesa, y charlan sobre las iniciativas que lleva adelante el Foro Internacional de Discapacidad, tales como la Escuela de Moda y Discapacidad donde abordan la autoestima y la buena postura para mejorar la calidad de vida; las actividades que realizan todos los meses al recorrer embajadas, museos y universidades con las diferentes comunidades de autismo, sordera, dislexia y síndrome de Down; y los cócteles que organizan cada año.
“La intención es salvar vidas, y hay personas que literalmente han dado su vida trabajando por la discapacidad”, resume Nika en los últimos minutos, antes de apreciar nuevamente los detalles al volver por el mismo recorrido de salón en salón, la majestuosa escalera, hasta el hall circular de la entrada. Llega el momento de cruzar las imponentes puertas de hierro, y la comunidad sorda atesora la experiencia, mientras sigue luchando por sus derechos.
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