Pedro Aznar es un chancho. Como Cerati, como yo también. Porque los tres nacimos el mismo año, así que en el horóscopo chino somos chanchos. Según nos dijo Ludovica Squirru, el chancho tiene la particularidad de ser un animal que, por su contextura física, está impedido de mirar para arriba. Tampoco puede mirar para abajo o para los costados. El chancho, ese noble sujeto, solo mira para adelante. Como Gustavo Cerati, ése sí que miraba bien adelante. Pedro Aznar también mira para adelante, pero deja la impresión que lo pasado, por más inmediato que sea, ya está terminado.
Pedro es uno de los más creativos y prolíficos artistas argentinos. Debe tener ya cerca de 300 canciones grabadas. Me atrevo a afirmar, desde mi punto de vista, que de las 300, no menos de 280 son buenísimas.
Hay que tener en cuenta, cuando se habla de Aznar, que con 15 años, en 1975, debutó como músico tocando el bajo en Madre Atómica. Una de las bandas más complejas de la historia del rock argentino. Donde reemplaza a Rubén Alcaraz completando el trío con Lito Epumer y el Mono Fontana nada menos. Un tiempo después Epumer y el Mono fueron la mitad del mejor Spinetta Jade.
Ignoro si lo pensé a mis quince, pero en algún momento me fijé en ese chico de mi misma edad que ya había encarado para adelante, que ya tenía una clara idea de su vocación de vida y yo, con la misma edad ni siquiera me había planteado algo parecido.
Un par de años pasaron hasta que una noche de febrero de 1977 debuté poniendo discos en los carnavales del Deportivo San Andrés a las 7 de la tarde, cuando recién abría el club y todavía no había nadie en la pista.
En ese mismo momento Pedro es convocado para reemplazar a Alex Zucker en Alas, el trío de Gustavo Moretto antes de Alma y Vida con Carlos Riganti en la batería. Con ellos grabó el álbum “Pinta tu aldea”.
Teniendo en cuenta que entre Madre Atómica a los 15 y Alas a los 17, pasó sus sweet sixteen en una banda de blues con Celeste Carballo, el oído y la destreza de Pedro Aznar se agudizaba a pasos de gigante. Sobre todo en esa edad donde el ser humano es una esponja, con los circuitos internos nuevos y el disco rígido intacto.
En una rápida mirada al chico de 17 años que tocaba el bajo, se observa que de Alas pasó a Pastoral con Oscar Moro en la batería, integrando también la banda de Raul Porchetto en el genial “Volando de Vida”, el disco que hizo que les empezara a gustar Porchetto a todos los que no gustaban de Porchetto. Unos meses con Amalgama, el grupo de Raul Parentella con Eddie Sierra: a Parentella hace años se lo conoce como “El Maestruli”. Cualquiera que se anime a prestar atención al recorrido de Pedro en esos días podrá darse verdadera cuenta del bagaje que estaba adquiriendo el muchacho.
De manera que ya mayor de edad, recibe el llamado de Charly Garcia para integrarse a Serú Girán. Mientras pensaban qué hacer, Charly, David Lebón, Moro y Pedro se dedican a grabar un raro disco con Billy Bond “Billy Bond and The Jets”, el que tiene “Loco, no te sobra una moneda?” o el legendario “Discoshock” que años después Charly hiciera en sus shows como solista.
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Por mi lado de la vida. A mis 18 tuve que cumplir con el servicio militar, salí a los 20 descerebrado. En mis manotazos tratando de rescatarme, una noche voy a Obras para ver Spinetta Jade y ahí veo aparecer en el escenario a Pedro, haciendo el tema que comparten en autoría Luis y él, “No hay tiempo”. Recuerdo que fue buenísimo para mi, que venía de una temporada en el infierno, saber que había cosas que estaban intactas.
Siempre respeté mucho a Pedro Aznar, y ese respeto encubría un cariño que había nacido cuando en esos quince años que transitábamos, sin conocernos, me di cuenta que quizás yo también tenía edad para pensar seriamente en el adelante. Pedro se está enterando de esto ahora, pero ok, nunca es tarde. Tampoco es algo trascendente, solo lo expreso para que se sepa que siempre lo que hace Aznar es importante para mi.
Decía en el comienzo que el chancho mira para adelante. Gustavo es un chancho que ha generado genialidades cósmicas, más que un barrilete cósmico Cerati es un faro brillando en el cosmos. Un faro chancho como Aznar.
Una de las diferencias entre ambos es que Gustavo lleva su obra donde quiera que vaya. Pedro hace y hace y hace y si no le seguís las huellas, él no te las va a mostrar. Quizás porque toda su obra no entre en 20 shows, ni en 20 discos.
Ha grabado infinidad de canciones suyas, bandas de sonido para películas, también ha hecho covers, relecturadas y deconstruidas muchas veces, de Ivan Lins por ejemplo, quién declaró que la versión de su “Septembro” que hizo Pedro Aznar es mejor que la original. También ha hecho temas de los Beatles, los Stones, Elton John, Jeff Buckley, Atahualpa Yupanqui, Spinetta, Cerati, Tom Jobim, Cazuza, Chabuca Granda, entre otros cientos de masters of the universe. El valor de un cover de tamaño artista está dado en que siempre se tiene la seguridad del buen gusto empleado y la esperanza de que uno como escucha pueda estar a la altura.
La enorme cantidad de artistas que han requerido de los servicios de Pedro habla más de él que cualquier ensayo referencial al respecto.
Grande fue la sorpresa de muchos el dia que Pat Metheny, el excelso y progresivo guitarrista de jazz, anunció la gira mundial de presentación del inmenso “First Circle” su disco del 84, con Pedro Aznar en la banda, junto a Lyle Mays y demás. Toda la cofradía rocker adoraba a Pat desde aquel legendario “As Falls Wichita, so Falls Wichita Falls”, un vinilo doble que junto al “Köln Concert” de Chick Corea fueron abrecabezas infalibles en el piberío.
Pedro Aznar tocó con Serú Girán en un festival brasilero, ahí se cruza por primera vez con Pat Metheny y le regala unos casettes propios con canciones terminadas y maquetas propias. Un tiempo después, tras la presentación de “La Grasa de las Capitales”, esa gema de Serú, en los camarines de Teatro Coliseo Pedro les dice a Daniel Grinbank -manager de la banda- y al resto de sus compañeros, que decidió ir a perfeccionarse a Berklee, en Boston.
Tras un año en la academia, recibe el llamado de Pat, que había escuchado sus grabaciones tomando la decisión de incluirlo en su banda nueva.
Recorre el mundo un par de años tocando en los festivales de jazz más importantes y en los escenarios más prestigiosos.
Pedro siempre está tocando, grabando, produciendo, componiendo, cantando, aprendiendo o enseñando. Y eso es notorio cuando recorrés su historia. Ahora mismo está preparando su nuevo show y terminando su nuevo disco.
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Cuando le pregunté sobre el nuevo álbum, sonriendo con esa sonrisa que desnuda nobleza que porta, me comenta lo siguiente.
“Hola Bob, en el nuevo disco hago ‘Todo de mi’, una hermosísima canción de amor de John Legend. Es el único cover que hago con 19 canciones originales. Canciones que compuse yo mismo. Esta es la única canción de otro autor que elegí. Además de gustarme mucho, es una canción que me suena honesta, directa y también osada en la lírica. Quiero decir que es una poesía donde no se queda nada más que con las dulzuras del amor, se mete también con los lados más oscuros del amor, con los filos y las aristas. Y comunica la idea de que aun viviendo un gran amor, es necesario darle luz todos los días. El amor nos pone en una arena muy difícil, porque es un terreno donde uno pone en juego los sentimientos, pone en juego la relación con el otro, con los egos en el medio...”
“Qué podría hacer sin tu boca sabia
Me atraes y me echas
Me estás volando la cabeza, no es broma
No puedo fijar tu imagen.
¿Qué está pasando en esa mente hermosa?
Acá estoy en tu mágico y misterioso viaje.
Y estoy muy mareado, sin saber quién me golpeó
Pero, voy a estar bien...
Con mi cabeza bajo el agua
Pero respirando bien.
Vos estás loca, y yo mentalmente fuera de mi.
Porque todo de mi, ama todo de ti.
Amo tus curvas y todos tus bordes
Todas tus perfectas imperfecciones.
Dame todo de ti
Y te daré todo de mi.
Sos mi final y mi principio
Incluso cuando pierdo estoy ganando.
Porque te doy todo de mi.
Y me das todo de ti.
Cuántas veces tengo que decírtelo
También cuando llorás sos hermosa.
El mundo te golpea, yo estoy siempre de todos modos.
Sos mi perdición, y mi musa inspiradora
Mi peor distracción, mi Rhythm & Blues.
No puedo dejar de cantar, está sonando en mi cabeza por ti.
Mi cabeza está bajo el agua
Pero estoy respirando bien.
Vos estás loca, y yo mentalmente fuera de mi.
Porque todo de mi, ama todo de ti.
Porque te doy todo de mi.
Y me das todo de ti.
Con las cartas sobre la mesa, ambos mostramos corazones.
Poniendo todo en riesgo, aunque sea difícil.
Dame todo de ti.
Y te daré todo de mi.
Sos mi final, y mi principio”
Una gran letra. John Legend es una de las estrellas del R&B, neo soul y demás nuevas músicas afroamericanas. Esta traducción es mía, la de Pedro seguramente será mejor. Sobre todo hablando de un tema tan espinoso como este.
Se lo digo a Pedro que sigue: “Pasa, Bobby, que los egos en el amor a veces juegan malas pasadas. Entonces el gran desafío del amor es estar para el otro. Estar abierto a las diferencias que provienen del otro. Esta canción toca este tema. Tengo entendido que Legend se la escribió a su esposa, con la que está casado hace mucho. Obvio que la hizo para alguien que ama profundamente. Y pensá que aun así reflexiona diciendo ‘Estás loca, y yo estoy fuera de mi..., El agua me tapa, y así y todo puedo respirar…’, esas son cosas que nos pasan con personas que amamos mucho ¿no? Hasta nos sentimos asfixiados por el desafío que representa amarse, pero por supuesto es la mejor apuesta de todas amar, y la única verdaderamente valiosa”.
“Es parte de mi nuevo disco, que es una obra aventurada y osada en muchos aspectos. En el sentido estético, en las letras, abordo temáticas bastante comprometidas, tanto en lo interior como en el exterior. ‘Todo de mi’ creo que es una canción de amor para habitar justo dentro del contexto, linkea con las demás canciones. Yo la llevé al mundo de la guitarra porque la versión original hace un uso delicioso del piano como acompañamiento. Y él la vistió muy austeramente, es apenas piano y voz. Por eso elegí hacer una versión que difiere por lo menos instrumentalmente, la hice con dos guitarras y traté de mantenerlas austeras. Aunque en un momento me pidió que entrara una orquesta de cuerdas, y que eso fuera un empuje emocional. Ahora cuando la escucho celebro esa decisión, suena hermosa cuando entra la orquesta, que tocan muy poquito, apenas algunos acordes, pero le suma al tema una textura más, que le da a la canción un vuelo increíble. Aunque no deja de sonar austera, eso es lo importante...”-
La verdad es que conocí a Pedro hace mucho, en un teatrito en la Galería del Este. Aznar, Spinetta y García eran los créditos de la música original creada para la obra de teatro del amigo común Robertino Granados, maestro de actores que había montado “Lenny Blues” a modo de tributo viviente al eterno Lenny Bruce. También compartieron créditos en “Peluca telefónica”, compartió créditos también con Cerati/García en “No te mueras en mi casa”, un alegato vibrante de los ‘80 que aún pongo en la radio y siempre rebota novedoso en algún lado.
Podría seguir mucho más hablando sobre el gran Pedro Aznar, pero tendría que hacer mucha memoria.
Y los chanchos miran siempre para adelante.
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