Era el lunes 21 de noviembre, feriado por el Día de la Soberanía Nacional, y hacía unas horas, el chihuahua de pelaje marrón claro había llegado a su nueva vivienda del sur del Conurbano y vecina de la casa natal de Diego Armando Maradona. Lo habían ido a buscar a un criadero de Merlo y en la nueva vivienda se encontró con otros perros y se asustó al punto de correr para esconderse sin ser visto por alguien hacía donde fue.
No gritó y ni lloró, su ausencia alertó a la familia que luego de varios minutos de buscarlo, lo encontró. Estaba atrapado entre la medianera de la casa y la del vecino, y allí había ingresado por un hueco de 20 centímetros, y sin poder salir.
Desesperados por la situación, y los llantos de los niños, intentaron sacarlo sin éxitos y la madre llamó a la línea 103 de Defensa Civil para que los ayudaran.
“Al llegar nos dijeron que estaba ahí hacía unas dos horas, pero no se movía. Pensamos que estaba muerto porque estaba muy quieto. Por las dudas, le tiramos un trozo de carne, pensando en el tiempo sin comer, para que al menos se alimentara, pero no podía moverse porque pese a ser un chihuahua, era un perrito de mayor contextura física. Cuando observamos toda la situación, mi compañero y yo nos dimos cuenta de que era peor a lo imaginado porque el espacio era muy estrecho pero de unos 6 metros de largo”, le detalla a Infobae el inicio del operativo Martín Barbuto, uno de los rescatistas de Defensa Civil que intervino.
Acongojado, reconoció: “Era la mano de Dios la que tenía que estar ahí para sacarlo. Las opciones eran agotar nuestras posibilidades o romper la pared de la casa del vecino para ayudarlo a salir porque se moría ahí”, reveló. Comenzaba la cuenta regresiva. Debían actuar con rapidez para mantenerlo con vida.
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El rescate
Habían pasado unos minutos después de las 20:30 cuando Martín Barbuto y Jorge Traba estaban en la base de Defensa Civil de Lomas de Zamora y llegó el llamado en el que le pedían socorro para ayudar al animal. En media hora estuvieron allí.
“Apenas llegamos aplicamos el protocolo de emergencia porque no sabemos los riesgos que hay, dónde se encuentra la víctima, cómo podemos hacer para abordarlo preservándole la vida y lo material, sea de un animal como de una persona, se actúa de la misma manera. Comenzamos a observar el lugar y el espacio para ver con qué posibilidades contábamos e intentar ver cómo lo podíamos sacar... El rescate se presentaba complejo”, detalla Barbuto, de 44 años de edad y 20 en la institución.
Ya era de noche y en el sitio había poca luz. “Con ayuda de la familia ubicamos un reflector para verlo y estaba inmóvil pese al ruido, pensé que estaba muerto y creí que había estado allí más de las dos horas indicadas. Pensamos en la manera de sacarlo sin hacerle daño, porque había que intentar moverlo, y sin destruir la propiedad, pero por como venía la cosa, las opciones eran trabajarlo desde afuera o hablar con el vecino y hacer un boquete en la pared. Contemplamos toda la situación viendo en no dañar al animal ni las estructuras”, agrega.
Fue cuando vieron caños plásticos utilizados para las conexiones de agua y los empezaron a unir y para que no se quebraran, por la distancia, armaron una estructura con maderas y clavos. Ellos habían llevado una especie de caña de pescar con la que intentaron agarrarlo antes, y no resultó.
“Era un espacio poco común, parecía un encofrado que se hacía angosto hacia atrás, justo donde estaba el perro, a unos 7 metros para adentro. Del lado de arriba, donde se hubiera podido trabajar mejor había una losa. Entonces no quedó más que introducir el caño y acercalo a él; pese a que el caño estaba vencido logramos ponerlo debajo del animalito, que seguía inmóvil”.
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La familia estaba expectante y desesperada. Los cuatro o cinco niños que estaban cerca y pidiendo que lo salvaran, no dejaban de llorar. “Luego se fueron y nos dejaron trabajar solos. Nos parecía cada vez más difícil y ya estábamos pensando en que si nos superaba íbamos a pedir intervención a bomberos, que cuentan con herramientas neumáticas y demás, pero estábamos enfocados en la vida del animal y no generar más daños materiales así que lo seguimos intentando”.
Ya cuando lo tocaron, debían intentar llevarlo hacia afuera. “Empezamos a mover los caños, lo que se podía porque no teníamos mucho lugar como para agarrarlo. En uno de esos movimientos logramos que el perrito comenzara a moverse, destrabándolo, porque estaba muy atrapado. En una de las maniobras veo que hace movimientos para salir, guiándose con el caño que le pusimos. Todo esto pasó en dos horas”, revela.
“Cuando vimos que empezó a salir, no lo podíamos creer. ¡No lo podíamos creer! Cada vez que lo cuento digo lo miso: esto fue la mano de Dios porque si no hubiésemos logrado eso, teníamos que romper todo. Romper implicaba que el animal se moviera. Con los elementos menores que teníamos salió ileso y se reencontró con su familia, que vivió muchas horas de angustia e incertidumbre”.
Aunque no se dejó agarrar mucho, porque seguía con miedo, el perrito (nombre desconocido) quedó en la casa rodeado del afecto de sus familia.
“Para nosotros, como rescatistas de vocación, toda vida se cuida de la misma manera, sea humana o animal. Y por la tensión y el tiempo que pasó hasta sacarlo, cuando lo vimos salir nos emocionamos mucho, al borde de las lágrimas. Sobre todo cuando la familia lo fue a saludar”, asegura el hombre que ya rescató a varios caballos obligados a tirar de carros que quedan heridos en la calle a causa del peso y golpes.
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Cómo trabaja Defensa Civil
En los rescates de animales domesticados, generalmente, Defensa Civil trabaja en conjunto con el cuerpo de bomberos excepto, como en este caso, que la situación no requiera apoyo. También es frecuente que los bomberos pidan refuerzos a estos rescatistas, en el caso de animales como de personas. En este caso, acudieron solo los especialistas en rescates de Defensa Civil Lomas.
Cuando los animales están en la vía pública, por ejemplo, antes del rescate, Defensa Civil se pone en contacto con el centro de Zoonosis de la zona para que allí le den atención, en tanto sea necesario.
“En este caso, no fue necesario llamarlos porque el perrito estaba en su casa y porque, pese a la situación, estaba bien y junto a su familia”, señalaron desde Defensa Civil (línea 103).
Si bien los rescatistas no están específicamente entrenados para el rescate de perros o gatos, saben cómo actuar ante cualquier eventualidad. Quien lo socorrió está también preparado para dar primeros auxilios y RCP a las personas, y en el cuerpo hay otros especializados en cables, podas, que también tiene otro tipo de preparación.
El Lomas de Zamora existe la aplicación Alerta Lomas, que con un botón activa el pedido de auxilio a policía, bomberos o al 107, SAME. Actúa con el Comité Operativo de Emergencias de Lomas de Zamora. Similares hay en otros distritos y acortan los tiempos de respuestas ante siniestros.
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