Desde chica Carolina Laspiur siempre tuvo muy claro que algún día tendría su propia marca. Esta joven de 29 años, oriunda de Carhué y amante de los viajes creó en 2018 Mapoteca, una tienda de mapas ilustrados por artistas, junto a su amiga Camila Narbaitz Sarsur con quien inició una aventura emprendedora con vientos a favor, y otras veces en contra, también marcada por largos viajes, rutas y aeropuertos. El destino les deparaba a las amigas caminos diferentes.
Hace pocos meses que regresó Carolina regresó a Carhué, donde vivió sus primeros 18 años de vida y desde donde planificó su primer viaje: un año sabático para hacer un curso de inglés en Londres y para recorrer Europa. “Por primera vez subía a un subte y fue muy representativo, porque pasaba de un pueblo de 10 cuadras por 10 cuadras a una de las ciudades más importantes del mundo”, explica Carolina, quien hoy está al frente de Mapoteca.
Al llegar del inolvidable viaje se inscribió en la carrera de Administración de empresas de la UBA, y a partir de ese momento, estudió cuanto curso para emprendedores y marketing encontró a su paso. Quiso estar preparada para llevar su proyecto adelante y trabajar de manera independiente.
“Junto con Cami, una amiga de Carhué de toda la vida, empezamos mapoteca en el 2018. Fue un emprendimiento que empezamos en nuestros departamentos y cuando pudimos nos mudamos a un showroom y después pasamos a tener un local a la calle en Chacarita y hace cuatro meses atrás volví a mi pueblo. Me traje la marca a Carhué desde donde ahora hago los envíos a todo el país”, detalla Carolina, que fue cambiando de coordenadas en el mapa, durante estos últimos años. El año pasado vivió seis meses en Costa Rica.
El emprendimiento nació cuando estas dos amigas empezaron a juntar mapas antiguos. “Nos enamorarnos de los mapas en papel y decidimos abrir una tienda online. Teníamos mucho en común, éramos dos amigas del Interior que siempre habíamos querido trabajar juntas y tener nuestra propia marca, las dos apasionadas por los viajes, la cultura, los idiomas”, cuenta sobre los inicios de su negocio, que se dio exacto cuando las ella terminaba su carrera administrativa y su amiga se recibía de arquitecta. En esa época era difícil encontrarse con una tienda de mapas para decorar ambientes “viajeros”. Al menos, no había tantas como hoy. Era una propuesta original y eso hizo que crecieran a toda velocidad.
Empezaron casi como un juego. Querían poner en práctica lo que habían aprendido en sus respectivas carreras y para empezar a trabajar. Además de los mapas antiguos, también buscaban inspiración en esos mapas para scratch (para raspar los países visitados). “Creemos que el mapa es el principio de un viaje”, cuenta Carolina, que desde hace cuatro meses emprendió el viaje en solitario en su negocio, sin Camila, que se fue a vivir a Alemania.
El proyecto, integrado por un equipo de mujeres, arrancó con la colección Argentina Ilustrada y desde un principio se le dio visibilidad a los artistas que intervienen. Durante estos cuatro años, dice Carolina que trabajaron 40 ilustradores, que dieron forma a mapas de arte, cultura, historia, geografía, naturaleza, viajes y más. Cada tema, un artista y una técnica de ilustración diferente.
“Después la colección siguió creciendo en variedad, empezamos a hacer mapas del mundo, mapas de ciudades. Ahora agregamos el sistema solar y estamos trabajando en un mapa astrológico. Estamos buscando nuevos puntos de referencia, que no sea sólo el continente en sí”, cuenta Carolina, que sube siempre las novedades a las redes (IG Mapoteca).
De los más de 50 distintos modelos de mapas, Carolina dice no tener ningún favorito. “A medida que vamos haciendo nuevos me enamoro de cada uno. Las ideas son infinitas e intentamos materializar algunas de tantas”. Más allá de sus gustos, cuenta que los más vendidos entre su clientela suelen ser los de botánica. Los mapas ilustrados con flores y plantas son los que más salen.
Con los artistas elaboran el mapa conceptualmente en un ida y vuelta y ellos tardan aproximadamente un mes en realizarlo, con toda la información volcada. “Tenemos un proceso de investigación propio y otras veces también trabajamos con ONGs. Hemos trabajado con Hongos de Argentina, donde hicimos un mapa que se llama Funga del mundo y otro con Aves Argentinas, con quienes mostramos las migraciones de Aves Argentinas en el continente”, relata.
Durante la cuarentena multiplicaron las ventas. “Muchas personas se engancharon durante la pandemia. Fue el momento en que empezamos a ocuparnos de nuestro hogar, de darle calidez a nuestros espacios y a buscar sentirnos identificados en el lugar en que estábamos. Tuvimos un boom de ventas”, revela.
Después del encierro de la pandemia, la joven tuvo la necesidad de estar rodeada de naturaleza y junto a su pareja eligieron el mar y la selva de Costa Rica, en un lugar paradisíaco llamado Santa Teresa, imán para los surfers. La idea era continuar trabajando de forma remota con el equipo, pero se encadenaron varias situaciones inesperadas. Al mes de llegar al Costa Rica se separó de su novio, al mismo tiempo, renunció la mano derecha del equipo en la Argentina y a los dos meses, su amiga y socia tomó la decisión de dejar el emprendimiento, para irse a estudiar cartografía a Alemania. Mientras tanto, Carolina aprendió a surfear olas de todo tipo y empezó a replantearse cómo continuar, cómo seguir y dónde vivir. Estuvo unos seis meses en Santa Teresa y cuando regresó cerró el local de Chacarita e inauguró uno en Carhué. Volvió a sus raíces. Pero el plan es continuar de viaje y capacitándose. Las amigas no se quedan quietas.
Laspiur tiene intenciones de mudarse un tiempo a Madrid para continuar estudiando, esta vez algo relacionado al arte y diseño. Siente que emprender es lo suyo y que siempre se imaginó formando un grupo de mujeres y liderando. Con su trabajo, se pone en juego todo lo que le gusta: el diseño, la cultura, la historia, la decoración, la geografía. “El multitasking de emprender, a veces es cansador pero me gusta mucho. Creo que los emprendedores no sabemos nada pero hacemos todo, o eso intentamos”, explica. Si finalmente viaja a Madrid, le encantaría llevar también su Mapoteca, que considera un producto muy fácil de exportar.
Respecto de la idea del mapa del mundial, surgió hace un mes, en una cena con amigos. “Empezamos a hablar de la locura que hay con los álbumes de figuritas y con que es el ultimo mundial de Messi. Y queríamos estar presentes”, aseguró. Y ahí ideó el mapa donde figuran los jugadores más importantes de los países que compiten en Qatar. Además, información de los mundiales, dónde se jugó, quienes fueron campeones. Con toda esa data volcada sobre el mapamundi, armó un kit mundial con una bandera con la cara de Messi. El mapa lo hizo con el ilustrador Guillermo Meza. La emprendedora confiesa que de fútbol no sabe nada. Ahora no puede decir lo mismo porque estuvo investigando mucho para su nuevo mapamundi.
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