Soltero y tras la “crisis de los 40″ dejó la abogacía, abrazó el arte y adoptó dos hermanos haitianos

Daniel Rueda (52) es un reconocido gestor cultural y consultor de arte mendocino. Una profunda crisis existencial lo llevó a dar “el mejor paso de su vida”. Hace 7 años se convirtió en padre de dos chicos, que vivían en un orfanato tras el terremoto que azotó el país caribeño y dejó más de 300 mil muertos

Guardar
Rueda había desistido de adoptar en Mendoza, su provincia porque había casos de más de 10 años de espera y ningún antecedente monoparental. Gracias a una amiga y su abogada especialista en Derecho Internacional logró la adopción en Haití de los dos hermanos Mackenson y Emmanuel
Rueda había desistido de adoptar en Mendoza, su provincia porque había casos de más de 10 años de espera y ningún antecedente monoparental. Gracias a una amiga y su abogada especialista en Derecho Internacional logró la adopción en Haití de los dos hermanos Mackenson y Emmanuel

Un profundo proceso de transformación personal, un “alto en el camino”. Así grafica Daniel Rueda, reconocido marchand de arte, consultor y gestor cultural, el giro que terminó de dar su vida cuando rondaba los 40.

Fue tan ferviente el deseo de modificar aspectos importantes de su existencia que, finalmente, con coraje y decisión, puso manos a la obra. Recuerda que tras haber cumplido a la perfección los “deberes”, abandonó su profesión de abogado, se volcó al arte y cristalizó su deseo de ser padre a través de dos hermanitos que adoptó luego del terremoto que azotó Haití el 12 de enero de 2010.

Daniel, que hoy tiene 52, se emociona y agradece: hacía rato, relata, que no repasaba detenidamente imágenes que atesora con tanto cariño de cada una de las etapas que fue atravesando desde aquel inolvidable 28 de enero de 2015, cuando en el Aeropuerto Internacional Toussaint Louerture, de Puerto Príncipe, abrazaba por primera vez a sus dos hijos, Mackenson y Emmanuel.

Hoy a los 52, Daniel se emociona con las fotos que retratan cada etapa de la adopción de los chicos Mackenson y Emmanuel. Fue el "mejor paso de su vida"
Hoy a los 52, Daniel se emociona con las fotos que retratan cada etapa de la adopción de los chicos Mackenson y Emmanuel. Fue el "mejor paso de su vida"

Por fin había llegado el día. Ansiosos y expectantes, ambos esperaban impacientes a la persona que iba a cambiarles la vida. No era para menos: habían transcurrido cinco años de la tragedia que dejó a más de 300 mil muertos en Haití y, desde entonces, Mackenson y Emmanuel vivían en un orfanato enclavado en una zona peligrosa y donde la crisis económica y los graves problemas sanitarios “se sentían en el aire”.

“Tengo una anécdota que habla de lo maravillosa que es la inocencia. Poco antes de viajar tuve la oportunidad de enviarles a los chicos unas fotos mías a través de una familia de Buenos Aires que viajó también por su adopción. En una de ellas yo posaba cerca de un delfín en un acuario. Hasta el día de hoy, con humor y picardía, me reclaman que apenas la vieron en el orfanato creyeron que iban a tener una enorme piscina con un delfín como mascota…”, relata mientras ríe a carcajadas.

Una vez en Haití, Daniel permaneció unos días colaborando en el orfanato como una manera de ganar confianza. “En definitiva, éramos tres extraños”, dice.

Felicidad completa: una imagen de la actualidad
Felicidad completa: una imagen de la actualidad

“Fue una experiencia maravillosa y necesaria para el vínculo. Ya en Santo Domingo, convivimos solos por primera vez en un hotel. Comenzó una etapa de descubrimientos, conocieron el mar a pesar de haberlo tenido a metros del orfanato, se bañaron en una piscina y probaron su primer helado. Las risas y la complicidad en sus miradas hablaban por sí mismas y lo que había soñado mil veces como maravilloso era superador. La emoción frente a lo nuevo, como una ducha en el hotel, jugar con el encendido y apagado de los veladores o los secamanos de los aeropuertos generaron momentos únicos, imposibles de olvidar”, rememora.

¿Cómo fue la llegada a Mendoza?

— ¡Increíble! Mi familia y amigos estaban en el aeropuerto con globos y regalos. Mis hijos sólo respondían con sus enormes sonrisas. Esa noche cenamos asado y empanadas, y continuó nuestra aventura. Siempre sentí que me adoptaron inmediatamente, era febrero y se anunciaba el inicio de clases y, a los pocos días, el cumpleaños de ambos con dos años y dos días de diferencia. Transcurridos 20 días de haber llegado, Mackenson y Emmanuel comenzaron en segundo y primer grado, respectivamente. Sólo hablaban creole (criollo francés) y Mackenson también un poco de inglés porque el orfanato respondía a una misión norteamericana.

Vacaciones en la playa
Vacaciones en la playa

¿Cómo se comunicaban en el hogar?

— Por aquel entonces la casa se había transformado en un gran conjunto de señaléticas con los significados en español de todas las cosas de una vivienda. Pero a los 6 meses su español ya les permitía mayor independencia. Por supuesto, mi agradecimiento a directivos, docentes y familias de compañeros que los recibieron con mucho amor. Cómo olvidar la ilusión de ir por primera vez a una escuela. Nunca habían estado escolarizados.

¿Cómo se aprende a manejar un hogar con estas particularidades sin descuidar un nuevo trabajo?

— Allí comenzó otra historia, la de la integración, los grupos de whatsapp, mochilas, deberes, útiles, pero sobre todo optimizar el tiempo para trabajar el armado de los eventos culturales antes del horario de salida de la escuela, llegar a casa, cocinar... Por supuesto todo se hizo más fácil al aceptar ayuda y armar una red de contención. Imposible no destacar el protagonismo de mi hermana que se trasformó en una tía “Má” y la presencia de una abuela, mi madre, de 87 años, la mejor cocinera que he conocido.

Un cumpleaños de Daniel Rueda junto a sus hijos
Un cumpleaños de Daniel Rueda junto a sus hijos

¿Qué balance puede hacer tras casi 8 años de transitar este camino?

— He contado en otras oportunidades peripecias, infortunios, ansiedades, experiencias negativas que supe no darle protagonismo ni lugar. La confianza, el escuchar mi corazón y saber que mi deseo de ser padre era pleno, me permite confirmar que fue la decisión más importante de mi vida. Agradezco haberme detenido a pensar, elegir, y actuar. Somos unidos, conversamos y fomento mucho su sociabilización. Convivo con dos adolescentes de 15 y 13 años que cursan el 2do año del Liceo Agrícola y 1ro del Vicente Zapata, orientación Audiovisual. Estudian francés para mantener sus raíces y están empezando una nueva etapa, la adolescencia, en la que debo renovarme, actualizarme de modo constante. Comenzamos muy bien pero me activa de otra manera, son nuevos desafíos.

¿Sintió temor en algún momento?

— Siempre fui una persona comprometida con todas mis elecciones y enfrentar un proceso de paternidad nunca me generó miedo; sí, interrogantes.

¿Cómo inició el camino para alcanzar su deseo de ser padre?

— Me escribía con una artista argentina residente en Dubai por inquietudes laborales y para proyectar mis acciones culturales en los países árabes. En el ida y vuelta, ella me compartió estar viviendo un proceso de adopción internacional como madre monoparental asesorada por una abogada especializada en Derecho Internacional, Fabiana Quaini. Lo curioso fue que, al solicitarle el contacto, la abogada residía en Mendoza. Por eso creo en el destino. No dudé en solicitar una consulta y fue ella quien me acompañó en el proceso. Siempre fui consciente de que la paternidad involucra cuidado, amor, valores, conducción, educación y dirección. Por eso, paralelamente, mientras tramitaba el certificado de idoneidad en los Juzgados de Familia me permitía un espacio de escucha y contención con el psicólogo Sergio Cardone, quien me ayudó para interpretar si realmente estaba en condiciones.

La alegría de la espera de los Reyes Magos. La primera etapa estuvo llena de descubrimientos
La alegría de la espera de los Reyes Magos. La primera etapa estuvo llena de descubrimientos

¿Y entonces?

— Inicié un proceso de investigación que corrió por mi cuenta y que consistió en informarme sobre los países que recibían adopciones monoparentales masculinas. El que recibiera mi documentación, allí iría. Navegué los institutos de familia de todos los países que por aquel entonces aceptaban mi situación: Brasil, Burundí, Colombia, Costa de Marfil y México. Pero fue Haití el que me facilitó la posibilidad en forma inmediata. Un juez haitiano consideró que dos hermanitos era lo idóneo para que me adoptaran. Ni mi familia ni amigos supieron que estaba recorriendo ese camino, y una vez confirmado el envío del expediente comencé a compartirlo. A partir de allí, confirmé lo que muchas veces he dicho: mi historia de vida se ha dado con prejuicios derrotados en muchos aspectos.

Te puede interesar: Adopten Niñes Grandes: la historia de Diego y Jimena con su “hija de 13″

¿Por qué descartó adoptar en Mendoza?

— En aquel momento la situación con las adopciones argentinas era insostenible temporalmente, con casos de más de 10 años de espera y ningún antecedente monoparental en la provincia. Desistí de esa opción y recurrí al proceso de la adopción internacional, luego del certificado de idoneidad aprobado y tras haber pasado por entrevistas profesionales del Estado, las ambientales correspondientes, traducciones, apostillas, visados en Cancillería…

¿Qué le dejó esta experiencia?

— Fortaleza; la misma que deseo trasmitirles a mis hijos: ser valientes y escuchar sus propios sueños. El mundo se ha transformado en un territorio perverso, manipulador, que busca que no tengamos pensamiento crítico en la mayoría de los aspectos de la vida. Por todo ello, agradezco a Dios haber tenido la posibilidad de decidir como quería transitar el resto de mi vida.

Mackenson, el hijo mayor de Rueda
Mackenson, el hijo mayor de Rueda

¿Se parecen en algo el Derecho y el Arte? Daniel mutó de uno a otro y hoy, aunque pueden considerarse disciplinas opuestas, asegura que, de una u otra manera, conviven bajo asuntos muy diversos.

“Hay una relación contractual entre los artistas y los interlocutores válidos, marchands de arte, galeristas, consultores, entre otros”, opina, para recordar que en sus épocas de ejercicio de la profesión fue secretario de la Federación del Colegio de Abogados de la Provincia, cargo al que accedió por concurso. Al mismo tiempo, tenía su propio estudio jurídico.

“Es una profesión donde se trabaja mucho, con presión mental, plazos y con una constante necesidad de argumentar en toda ocasión, diría hasta en la vida social”, describe. “Ese escenario es el que me decidió ir por un cambio a un mundo aún más vocacional y sensible que aquel presente que, en definitiva, con el tiempo reconozco que el actual no resultó ser tan diferente, sobre todo cuando uno aborda los proyectos con los mismos ideales y compromiso profesional”, subraya.

Así, Daniel ingresó a un nuevo mundo laboral que lo estimula, motiva e ilusiona mucho más que el anterior. “Decidí abandonar mi zona de confort sabiendo que para no frustrarme tenía que trabajar con objetivo nuevos, desconocidos pero abarcables y, siempre siendo realista con mis pretensiones para tener probabilidades de éxito”, recuerda.

En los circuitos nacionales e internacionales

Tenía 32 años cuando renunció a un cargo y cerró su estudio jurídico. Hoy lleva dos décadas como gestor cultural y consultor de arte y recorrió más de 10 países. “Soy una persona multifacética, privilegiada por contar con enormes y sólidos artistas que tenemos en Mendoza y el país”, recalca y añade que pudo difundir a grandes creativos no sólo en destinos como Buenos Aires, sino también Marbella y San Sebastián (España), México D.F., Punta del Este (Uruguay), Santiago de Chile, entre otros.

Daniel fue secretario de la Federación del Colegio de Abogados de la Provincia y tenía su propio estudio jurídico, pero después de una crisis se volcó al arte, una actividad "más sensible y vocacional"
Daniel fue secretario de la Federación del Colegio de Abogados de la Provincia y tenía su propio estudio jurídico, pero después de una crisis se volcó al arte, una actividad "más sensible y vocacional"

Organizó exposiciones en el Instituto Cervantes y en la Universidad de Frankfurt, Alemania, además de museos, ferias de arte, galerías y centros culturales de Argentina y del extranjero. “Me completa un recorrido personal que me hizo definitivamente crecer al poder compartir experiencias de referentes en distintas profesiones y disciplinas”, rememora.

Atravesó, advierte, períodos económicos difíciles y considera que “tenacidad y objetivos claros” son la mejor receta. “Nunca me cerré a una sola percepción del arte, siempre consideré el modelo que sigue nuestra generación, lo que supone hablar de ruptura o bien de continuidad, pero que, en todos los casos, permite afrontar de dónde venimos, dónde estamos y aceptando la incertidumbre del futuro”, reflexiona.

Daniel es director de Arte de ArteH Espacio Hipercerámico; organiza las exposiciones de Terrazas de Los Andes del grupo Chandon y creó la sala de arte de Estancia Bodega El Retiro, en el este mendocino, que alberga una importante colección de arte religioso.

En 2020, el intendente de la ciudad, Ulpiano Suárez, lo nombró coordinador general del ECPI Espacio Cultural Plaza Independencia, que alberga hoy el MMAMM Museo Municipal Plaza Independencia, Teatro Julio Quintanilla y la Biblioteca Ricardo Tudela.

Orgulloso, concluye que Mendoza cuenta con un espacio internacional para todas las disciplinas y en un mismo lugar integrado: “Destaco el sentir del deber cumplido convencido a raíz del reconocimiento de terceros autorizados. Hemos ingresado a los circuitos nacionales e internacionales del arte”.

Seguir leyendo:

Guardar