Cuando se aprieta play, se escucha una sirena y una voz de mujer: “Emergencias, vivo acá en Escalada y Dellepiane. Me parece que hubo un tiroteo, me parece que hay un cuerpo tirado…”.
Así comienza el primero de los seis episodios de “Intoxicado, el caso de Pity Alvarez”, el podcast producido por Anfibia que ya se puede escuchar por Spotify. Cada capítulo, de media hora, es narrado por Diego Alonso (el actor que encarnó a “El Pollo” en Okupas) y empieza con una advertencia. “El siguiente episodio está dedicado para adultos. Contiene violencia explícita y consumo de drogas”, aclara desde el minuto cero del podcast el narrador .
El episodio inicial, titulado “Cristian” cuenta con detalle el asesinato de Cristian Díaz a manos del músico. Relata que a las “9 de la noche del 11 de julio de 2018, en el barrio Cardenal Samoré, un complejo de 1200 departamentos donde viven familias trabajadoras, algunas muy pobres, otras de clase media baja”, Pity, que tenía 46 años entonces, llegó junto a su novia Agustina, de 24. La voz de Alonso narra lo que Pity declaró en el expediente judicial: que ambos pensaban, más tarde, ir a ver a Ulises Bueno en Pinar de Rocha, y que pasaron por el departamento del cantante de Viejas Locas e Intoxicados de la Torre 12 A para “ver a su perra, que había parido a tres cachorros”, y añade que “sintió la necesidad de drogarse”. Dice que “Pity fuma pasta base” y que “también se inyecta algo de morfina”.
El relato continúa así: “Cerca de la entrada del edificio, sobre un banco, un grupo de hombres toma fernet y charla. A la una de la mañana, Pity y Agustina salen. “El grupo de amigos sigue ahí, bebiendo y hablando… Mientras la pareja camina al playón donde tienen estacionado el auto, uno de los hombres se separa unos pasos del grupo. Es Cristian Díaz, de 36 años. Le dicen Gringo”.
El hombre ya no vivía en el barrio, pero siempre pasaba a saludar a su hija Jackeline, vecina del mismo edificio que Pity. Era remisero y en el podcast, su hermana Claudia habla sobre sus adicciones, a las que, dice, había superado.Con Álvarez había tenido un episodio, que el cantante se encargó de relatar en su declaración. Según el relato, “Dos o tres meses antes de su asesinato, (El Gringo) se ofreció a llevar al Pity a comprar droga a la 1.11.14, una de las villas de emergencia más peligrosas de Buenos Aires… Ese día Pity se bajó para hacer la compra y dejó su mochila en la camioneta del Gringo. Cuando volvió la camioneta ya no estaba”.
Claudia desconoce lo sucedido: “Eso lo saben Pity y mi hermano. En la familia nunca supimos, ni siquiera la mujer, de esa mochila que se hablaba. Mi hermano era transparente, contaba todo. Por eso nos pareció raro”.
Según testigos, la discusión con el Gringo duró varios minutos. En un momento, quien terminaría el día tirado sin vida en una calle interna del barrio, le dijo:
-”Vos sabés quién soy. ¿Te acordás de mí? Soy el “Don Cristian” del barrio”.
El episodio recrea con estas palabras lo que pasó después:
-”Vos me faltaste el respeto”.
El Pity trató de descomprimir la situación, pero el Gringo siguió y lo invitó a pelear. Sabía que el Pity estaba armado.
-Si vas a tirar, tirá gato.
Entonces el Pity saca el arma y le dispara en la cabeza al Gringo. Lo remata en el suelo con tres disparos más. Los amigos del Gringo se alejan. El Pity y Agustina siguen camino al playón. Agustina no puede creer lo que acaba de pasar.
-¿Qué hiciste Cristian?”
Al volante de su Volkswagen Polo, el Pity le dice a Agustina que tire la pistola en una alcantarilla. Después, según declaró ella en el expediente, aceleró. A partir de ese momento, el Pity Álvarez se convirtió en un prófugo”.
“Descartó el arma y manejó 15 kilómetros hasta Pinar de Rocha para ver el show de Ulises Bueno. Luego, se esfumó durante un día. El 13 de julio del año 2018, dos minutos antes de las siete de la mañana, Cristian Álvarez se entregó en la comisaría 52 de Villa Lugano”. “En la mano -señala el podcast-, apretaba una bolsa de papel madera”.
En el comienzo del segundo episodio, llamado “El Pity de PIedrabuena”, se escucha un mensaje de whatsapp del Pity a su madre, Cristina, antes de entregarse: “Por un gil se va terrible artista”.
La producción
“¿Por qué hacer un podcast sobre Pity Álvarez? Nos parecía que faltaba esta bio, de un personaje importante del rock, una estrella con un final no deseado, una historia no contada. Cuando se repasan grandes artistas, hay libros, biografías. En el caso de Pity no hay. Era novedoso desde ese lado”. Tomás Pérez Vizzon, quien habló con Infobae, es el productor ejecutivo de esta serie de Anfibia Podcasts. Además del narrador Diego Alonso, participan el también productor Lucas Garófalo, el guionista Pablo Plotkin, Florencia Alcaraz estuvo a cargo de la investigación y el diseño de sonido lo hizo Mateo Corrá. “Fue un desafío grande contar la historia de Pity -señala Pérez Vizzon-. Es un personaje que tiene muchas facetas, muchos Pitys en uno: el artista, el más fisura, el de su familia. Un poco como Maradona, que cuando lo mencionás te dicen “¿a qué Maradona te referís?”. Fue toda una decisión decidir qué íbamos a contar. Nos pareció que lo menos conocido era lo que pasó esa noche en la que Pity cometió el crimen lo que la justicia todavía no juzgó, porque hay un juicio pautado para febrero del año que viene”.
Te puede interesar: Se viralizó una foto actual del Pity Álvarez: el detrás de escena de la imagen
El proyecto comenzó en marzo del 2021 y es el segundo documental que Anfibia Podcasts hizo para Spotify (el primero fue sobre Ricardo Fort y se llamó ' ). Para éste, cuenta Pérez Vizzon, “Conseguimos la causa, nos basamos en la información que está ahí y salimos a hacer entrevistas con personas que lo conocieron toda su vida, desde compañeros de colegio hasta los de sus bandas a lo largo de los años. Nos sorprendió como al final, sobre todo, cambiaba muchos integrantes de bandas. Hicimos más de 30 entrevistas, con testigos de su episodio final y especialistas en drogas y salud mental también. Contamos, por ejemplo, su recital fallido en Tucumán, donde llegó muy tarde y el público terminó incendiando los equipos”.
El podcast está lejos de tener una mirada indulgente con Pity Álvarez. No ensalza ni endulza su condición de adicto y aún más, desliza -sin ser explícito- la suerte de apología que el músico hacía de la droga. “Se sugiere que era alguien que siempre tenía droga y que de alguna manera invitaba todo el tiempo. No es condescendiente con el Pity ni celebra sus características, como las contestaciones elocuentes que hacía, o que comía hongos en cámara. Es una mirada crítica sobre el personaje”.
Así, en el segundo episodio se relata la infancia y adolescencia de Álvarez en el barrio Luis Piedrabuena de Villa Lugano en la década del ‘80, donde su madre dice que llegaron desde Ciudad Oculta “por intercesión de la Iglesia” junto al padre, Gabriel, que trabajaba en una empresa de obras pesadas y era a la vez disc jockey (pasó música en Mau Mau, cuenta), hasta el éxito de Viejas Locas y la entrada al segundo milenio.
El personaje queda desnudo en su génesis. Un compañero de escuela cuenta que era muy inteligente y ayudaba a sus compañeros en las pruebas de física, por ejemplo. Pero también que “era más reviente hasta de chico. En segundo año lo vi en el baño consumiendo algo, no se qué…. Desde que lo conozco, Pity se droga”
Fue su primo Bocha quien le hizo escuchar AC/DC y Iron Maiden. En el podcast cuentan que en su casa, “le contó al periodista Juan Ortelli de la Rolling Stone, encontró cocaína, una jeringa de metal y un calentador” .
En ese episodio se cuenta cómo armó Viejas Locas, su debut en 1989 en Acatraz, un boliche de Primera Junta -cuando aún tocaba de espaldas al público por timidez-, el éxito y el consumo de drogas “cada vez más problemático”.
La narración continúa con el debut de Intoxicados, su siguiente banda, y la carta que en su primer Obras, en 2004, le entregó a sus fans sobre el consumo de pasta base: “Tomé varios tipos de droga. Y esta es la única que no puedo dejar, y eso es un garrón. No soy libre, no disfruto de todos mis momentos. Se me van las ganas de hacer música y de acariciar a mis perros. Eso es una impotencia muy grande, encima me doy cuenta de que no puedo parar. Es como estar muerto, porque en mi ser, esa droga hace que me aísle de todo”.
En el episodio 3 del podcast, titulado “El Peligro”, el tema de la droga es más explícito. Señala: “Mariano Castex es un psiquiatra forense reconocido por su trabajo, fue contratado por la familia de Pity Alvarez para realizar un peritaje de parte. En su investigación determinó que el cantante tiene una ‘poliadicción a drogas’ desde su adolescencia… “El diagnóstico es que es un defectuado por consumo de pvc más politoxicofilia, champagne, drogas, marihuana. Amor a muchos tóxicos... Se evidencia un grado de actividad paranoide, desconfianza y miedo por su entorno. Vive en otra realidad… que le crea la destrucción progresiva de las drogas al cerebro, es incentivado por el entorno en que vive”
Ya por 2008, narran, comienza a andar armado. El periodista de la Rolling Stone Juan Ortelli lo entrevistó y recuerda lo que le contó: “Explicaba que había empezado a usar armas porque las cosas en el barrio había cambiado y tenía que defenderse del asedio de fans y delincuentes”. Pero devela el verdadero motivo: “Estaba saliendo con una chica fanática de Intoxicados, supuestamente la novia de un pirata del asfalto y le habían prometido que le iban a dar un tiro, y Pity estaba esperando ese tiro”
En 2009 desarma Intoxicados y regresa con Viejas Locas. Daiana Di Fulco, una de sus coristas, recuerda en el capítulo 4 del podcast, llamado “Rockstar o gángster”: “Él tenía muy seguro lo que quería, lo que hacía. Lo cagó esta droga de mierda. No podés salir si no querés. Fue como fuerte para mi... Cuando me convocó para Viejas Locas, le dije, ‘dejame ver’. Porque con Intoxicados terminamos todos en un mambo muy intenso. En los hoteles era como ‘me voy a tu cuarto’, ‘veni al mío’, una locura. Cuando salí dije ‘que bueno’. Empecé a meditar de nuevo…”
Y en otro momento, añade: “Nunca vi a nadie drogarse como Pity: no era una droga, eran diez. En esa mochila, olvidate, las cosas que vi sacar: éxtasis, ácidos, hablaba con vos y se picaba, fumaba paco. Fue como un gran cóctel… Su cabeza no estaba en el cuerpo, estaba en otros planos”
Como guitarrista llamó a Matias Salor, que cuando lo entrevistaron para el podcast estaba con arresto domiciliario: “Yo le decía que él era una estrella de rock queriendo ser un gángster y yo era un gángster queriendo ser una estrella de rock… En el último disco de Viejas Locas te dabas cuenta que al chabón se le había apagado la luz”
Comenzó un raid de delitos menores -y no tanto- que se recuerdan en este trabajo:
-El 28 de junio de 2006, Pity fue acusado de robarle un auto a un remisero en la ciudad de Federación, Entre Ríos.
-El 4 de julio de 2010 en Samoré, un grupo de tres mujeres lo abordó para sacarse una foto con él. Pity se negó. Una de ellas, le apuntó con el teléfono celular. El Pity le arrebató el teléfono y lo destrozó contra el suelo. Después, amenazó a una de ellas con una pistola y fue detenido.
Te puede interesar: Un fallo judicial consideró “excesiva” la prisión domiciliaria de “Pity” Álvarez: podría llegar libre al juicio
-Unas semanas más tarde fue denunciado por el supuesto robo de una cámara de televisión cuando trataban de hacer una nota en su edificio.
-Dos meses más tarde, en un hotel, le disparó en una pierna a Alejandro Novara, amigo y supuesto manager.
-Lo peor, hasta ese momento, fue lo que sucedió con dos colaboradoras en su departamento, luego de un show, y en el podcast se narra así: “Al despertar, ve que una de las dos mujeres habla por celular. Quiere salir del departamento. Pity le pide que le entregue el teléfono. Ella se niega. Se produce una discusión por el dinero recaudado en el show. Se corta la luz. Pity toma del cuello con ambas manos a una de sus dos colaboradoras, y según los testimonios que constan en la causa, trata de ahorcarla. La otra mujer intenta detenerlo. No te metas porque te mato, le dice el músico y comienza a patearla. Y agrega: ‘si llorás muy fuerte, te pego de vuelta’. La otra mujer se abalanza sobre él y Pity la golpea en la cara. La policía llega media hora después. El Pity demora en abrir. En ese rato, destroza el celular de una de las mujeres y alcanza a inyectarse una sustancia indefinida en un dedo, según consta en la causa... Tres días después, las dos mujeres presentan la denuncia en la oficina de violencia doméstica de la Corte Suprema de la Nación”.
En una entrevista con Juan Di Natale, su afición por las armas sale a flote nuevamente:
Pity: La violencia física es la debilidad mental, el que pega primero es el más débil, el que tira también. Te digo la verdad, no uso más armas hace rato. Que quede bien claro…
Di Natale: Pero estás poniendo un arma arriba de la mesa mientras me decís esto
P: Es una réplica.
DN: ¿Te sirve para algo esto?
P: Para espantar giles.
El episodio 5, “Esta vez es en serio”, ya lo ubica en otoño de 2018, cuando hizo un fallido concierto en Tucumán. “Pity tenía planes ambiciosos para ese show… el comienzo de una gira por el país que quería terminar en la cancha de River. La idea era darle el cierre a Viejas Locas”.
Así lo cuenta el podcast: “Cuando llegó el día del show, el estadio se fue llenando de fans, vendedores de merchandising, humo de hamburguesas y choripanes. Nada hacía pensar que el concierto se iba a suspender. Sin embargo, en Buenos Aires, Pity seguí con la idea de que le estaban mintiendo con la venta de entradas”. El testimonio es de Lucas Salinas, el productor tucumano: “Llegó a ser tan grave la situación que el día anterior me dice ‘no viajo’. Cuando llego con esa cantidad de plata a ese lugar que era tan peligroso, subo y le digo ‘Cristian, esto es lo que tenemos, yo necesito que salgamos de acá’. Y para él había muchas más entradas vendidas. Nunca nos peleamos con él, pero no lo podía convencer. La corrió a la novia que estaba lista para salir, lo corrió al otro chico, quedamos los dos nada más. Pasamos una tarde nefasta. Yo tenía el teléfono y todo el mundo me llamaba…”.
Pity perdió el avión y no había más vuelos ese sábado. Finalmente, Salinas se jugó la última carta: consiguió un vuelo en un avión privado. A las 00.30 el productor todavía lo esperaba en un remis. Pity llegó al estadio a las cuatro de la mañana del domingo. “Cuando el cantante salió a escena para evitar el descalabro, el hechizo estaba roto… Pity parecía tranquilo, como en otra frecuencia, pero el público lo insultaba, le tiraba cosas. Hasta que arremetieron contra la torre de sonido y como en Woodstock 99, la prendieron fuego. Los técnicos escaparon como pudieron, tratando de salvar sus equipos. En el camarín, según nos relató un miembro del staff que prefirió preservar su identidad, el Pity, ajeno al colapso que lo rodeaba, se maquillaba y pedía un Rivotril. Alguien le rogó que saliera a decir algo... Pity volvió a escena, se sentó frente al público y empezó a cantar Fuego a capella”.
En el último de los seis episodios, titulado “Dios y el diablo”, el relato regresa a la noche fatídica. Palabra por palabra, esto se escucha:
“El Gringo le recrimina de haberlo acusado de ‘rastrero’, que es lo más bajo de lo que te pueden acusar en el barrio”.
-Vos sabés quién soy. Te acordás de mi. Te acordás de cuando yo te llevé a la villa, vos dijiste que te faltaron cosas de la mochila. Y yo no soy un rastrero. Vos andabas diciendo que me vas a pegar un tiro porque te habían faltado cosas de la mochila.
El Pity trata de calmarlo, pero la tensión no se diluye. El Gringo le ofrece la mano antes de invitarlo a pelear.
-No tenemos nada que perder. Yo soy chorro. Vos porque hiciste un tema de mierda quién te creés que sos.
Pity le dice que sí, que es un tema de mierda, y le recuerda que también estuvo preso.
El Gringo se le va encima. Se saca la campera, le toca la gorra al Pity, amenaza con cabecearlo y dice lo que serán sus últimas palabras:
-Si vas a tirar, tirá gato.
El relato continúa con lo que hizo el músico esa noche. “Después de irse solo del recital de Ulises Bueno, el Pity termina en la casa de su novia, en la localidad de William Morris, en Hurlingham. El padrastro de la chica lo convence de que se tiene que entregar, pero cuando están por ir a la comisaría, se arrepiente. No se sabe dónde pasa la noche posterior al crimen, sus últimas horas en libertad”.
La frase con la que culmina el podcast está firmada por Pity Álvarez y resume su drama: “Hay veces que tu propia oscuridad te puede encandilar”.
Seguir leyendo: