A los 18 años, Santiago Agustín Pauli dejó su Mercedes natal, en Corrientes, para mudarse a la capital de la provincia. Comenzaba una nueva vida, con el deseo de ser médico y pensando en volver algún día para ayudar a los más necesitados de la región. Con ese sueño a cuestas se fue a 200 kilómetros de su casa, lejos de sus padres y hermanita de ocho años.
El ingreso se le hizo pesado y agotador, con todo el dolor supo que no había ingresado a la carrera. Pero no bajó los brazos y entró a veterinaria. No se imaginó que con el paso de las semanas la angustia por el desarraigo se haría tan grande e insostenible.
“El cambio brusco, lejos de mi familia y estando solo en una ciudad enorme, desconocida y que me aturdía, me impactó más de lo que pensé. No tenía con quién hablar ni compartir y me deprimí”, resume cómo inició la etapa más triste en la que veía a sus familiares cada cinco meses.
La depresión lo hundía cada día más y debió iniciar casi con urgencia un tratamiento en busca de una salida. Lo logró. Al regresar a casa, cuando se levantaron las restricciones de la cuarentena de 2020, expuso en las redes todo lo que le pasó y la cantidad de mensajes de apoyo que recibió lo reconfortó, pero quedó preocupado por los cientos de jóvenes que le confiaron que se sentían igual que él.
Hoy, en diálogo con Infobae, asegura que para él lo peor quedó atrás, pero que un día, luego de perder a un amigo a causa de la depresión, decisión tomar bandera de esa causa y ayudar a quienes pasan por lo que él atravesó. Su objetivo final va mucho más allá de las redes: propuso al Ministerio de Salud de su provincia que implementen programas de atención psicológica y psiquiátrica gratuita en hospitales.
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“No están solos”, la campaña solidaria
La mudanza de Santiago fue en 2019. Para 2020 ya había logrado hacer nuevas amistades, estar contenido, por eso la llegada del confinamiento a causa de la pandemia de coronavirus no fue tan pesada. En julio de ese año regresó con su familia, pero debió dejar la carrera por las imposibilidades de cursarla de manera virtual. Sin embargo, buscó las posibilidades que su pueblo le daba y ahora está por formarse como perito verificador de granos y auxiliar veterinario.
A fuerza de voluntad y con ayuda, logró superar la depresión. “Me costó, pero conocer a esa gente nueva, a personas positivas me hicieron mucho bien porque volví a sentirme escuchado y contenido”, revela. Pero poco tiempo después perdió a un amigo. “Hace tres años tomó la decisión de quitarse la vida. No se sintió escuchado, no se sintió acompañado... Son muchas las personas que toman esa decisión y lo hacen, se suicidan. En Mercedes pasa y poco se habla de eso”, avisa y lamenta.
Sabe que la depresión no es igual para todos. Según recientes estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud, en Argentina, una de cada 3 personas tiene un problema de salud mental a partir de los 20 años.
Por eso, hace unos meses creó un grupo para dar apoyo y contención a quienes atraviesan depresión y ansiedad. ´”Yo ofrezco mi apoyo porque sé lo que están viviendo, no soy profesional en el tema y siempre aconsejo a los que me escriben que busquen esa ayuda, ese acompañamiento profesional. Lamentablemente no todos tienen esta posibilidad de pagar una consulta, un tratamiento. ¿Cuánto cobra un psicólogo particular? No todos tienen una obra social o prepaga que los cubra, por eso es importante que los hospitales públicos den esa posibilidad que es un derecho, la salud mental es un derecho, no un beneficio. Pensemos en quienes no tienen dinero y toman drásticas decisiones”, invita a reflexionar y agrega: “Es importante que el Estado brinde ese apoyo e invierta en salud mental”.
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Su propuesta es que haya más psiquiatras y psicólogos tanto en hospitales públicos como en escuelas estatales de la provincia. “Ojalá algún día eso se extienda a todo el país”. Por el momento tuvo contacto con el ministro de Salud correntino y ya logró que en uno de los hospitales de su pueblo reciba a un psiquiatra.
“Hay muchos jóvenes que lo necesitan y también adultos. Hace poco en mi pueblo se suicidó un señor de 90 años. Otro caso fue el de una chica que uno siempre la veía alegre, divertida. La depresión no siempre necesita medicación, por ahí teniendo una red de contención, de apoyo, nuevos amigos es una manera de al menos evitar algo drástico”, señala sobre la importancia de armar grupos de ayuda con quienes superaron esa situación.
Según cuenta Santiago, el problema que afecta a los jóvenes que le escriben y se mostraron interesados en su proyecto “tienen problemas familiares, con sus padres y no le encuentran sentido a la vida”.
El banco de medicamentos
Pauli es reconocido en su ciudad por las acciones solidarias que emprende. Una de ellas es el Banco de medicamentos. “Supe que, a veces, los médicos de las obras sociales les dan medicamentos a sus afiliados o que lo hace la obra social y muchas veces les sobran, entonces pensé en que sería bueno reunir ese excedente para entregárselos a quienes lo necesitan y no tienen una cobertura médica”.
Así nació el banco con el que logró recaudar $ 5 millones en remedios. “La idea es siempre ayudar a quienes lo necesitan. Ellos mandan las recetas médicas y si el medicamento está, se los hago llegar”, indica. Hace pocos días pudo conseguir dos dosis de un medicamento oncológico, cada uno tiene un costo cercano a los $ 80 mil.
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