La peregrinación “Ni un pibe menos por la droga”, organizada por los curas villeros, recorrerá todo el país durante seis meses en una larga marcha que culminará en marzo de 2023. El pasado fin de semana, los peregrinos arribaron a la ciudad de Itatí, en Corrientes, donde celebraron una multitudinaria misa, organizaron un festival y participaron de una caminata por la vera del río Paraná.
La procesión religiosa había partido el 7 de agosto desde el Santuario de San Cayetano, en el barrio porteño de Liniers. Tras recorrer villas y barrios de emergencia de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense, el 3 de octubre un nutrido grupo de misioneros partió en micro desde la Basílica de Luján para llevar su mensaje de fe y esperanza a todo el país.
Luego de visitar las ciudades entrerrianas de Gualeguaychú, Concordia y Paraná estuvieron en Santa Fe capital y Reconquista. Y antes de llegar a Corrientes pasaron por la ciudad de Resistencia, en Chaco.
Pablo Vidal, coordinador de la Familia Grande Hogar de Cristo (FGHC) y del área de Desarrollo Humano Integral de Cáritas Argentina, contó que en Itatí sucedió “un encuentro hermoso” entre dos vírgenes. “Trajimos a la Virgen de Luján a encontrarse con la Virgen de Itatí”, señaló al referirse a las celebraciones que se están llevando adelante por los 15 años del nacimiento de la Familia Grande del Hogar de Cristo y los 10 años del pontificado del Papa Francisco, que se cumplirán en marzo.
Por su parte, el padre José María “Pepe” Di Paola, presidente de la Federación Familia Grande Hogar de Cristo, hizo hincapié en las tareas de prevención que vienen realizando para sacar a los jóvenes de la droga.
“Estamos compartiendo estos días con las comunidades de los hogares en el noreste argentino. Itatí representa la religiosidad del pueblo que ayuda a cada uno de los chicos a recuperarse. En los chicos que se recuperan se ve una actitud religiosa mucho más fuerte que en cualquier otro. Lo comprobamos con el padre Mario de Corrientes y el padre Franco de Formosa con quienes celebramos la misa en Corrientes capital. Creemos que cuando llegan a los santuarios marianos esa espiritualidad se profundiza”, enfatizó el padre Pepe.
La salida hacia Itatí se produjo el sábado 22 de octubre, bien temprano, con mate y tortas fritas como desayuno; desde la sede de la Secretaría de Deportes en la capital correntina.
Antes de subir al micro, los misioneros ordenaron el equipaje y se acomodaron las imágenes religiosas que dan savia a la fe de esta peregrinación: La Virgen de Luján y la Cruz de Cristo.
La llegada a Itatí fue muy emocionante debido a que se fueron sumando varias comunidades locales mientras que los misioneros del micro preparaban la caravana con sus banderas y carteles.
Los voluntarios de la Cáritas local esperaron a los peregrinos con sus insignias desplegadas a las puertas de la Basílica de Itatí. El desborde de alegría, música y redoblantes fue constante y compartido en el encuentro con los hermanos.
La misa central tuvo lugar el sábado por la tarde y fue presidida por monseñor Andrés Stanovnik. Luego, tanto los peregrinos, como los fieles y el público en general pudieron participar de un festival en el atrio de la Basílica. Mientras que el domingo, luego de misionar durante la mañana por el pueblo, toda la comunidad se sumó a una caminata por la vera del río Paraná.
Actualmente, el padre Pepe está al frente de los llamados Hogares de Cristo, una red que ya reúne a más de 150 centros barriales en todo el país y está unida en la Federación Familia Grande Hogar de Cristo.
La experiencia, que nació en la Villa 31 de Retiro, se fue replicando en otras localidades del interior. Esto se hizo siguiendo dos ejes, dijo el Padre Pepe: “Un abordaje territorial, dando respuesta en el lugar, no derivando a la persona sino trabajando en comunidad. Y el otro eje es la complejidad, entender que todos pueden aportar”.
“Cada año, los Hogares festejamos nuestro aniversario en marzo en Luján. La madre es en general la primera y la que más se preocupa cuando sus hijos son atrapados por las adicciones. Por eso queremos la presencia de la Madre, de la Virgen María para estos chicos”, explicó Di Paola, de la Pastoral Villera y párroco en el barrio La Cárcova, en José León Suárez.
La función de los hogares de Cristo es “recibir al que no tiene lugar, compartir la mesa, vivir en comunidad, caminar juntos, recibir al chico o chica que viene con una mochila muy pesada, y a su familia, y ayudarlo a ponerse de pie”.
“María nos visita y nos abraza” es otro lema de la peregrinación. Por eso, la réplica de la Virgen de Luján siempre está presente. La bandera con el lema de la peregrinación también. Allí se ven las fotos de algunos de los chicos que ya no están, esos que no se pudieron poner de pie. “La droga es una forma de esclavitud. En un país que se dice independiente, hay una esclavitud por la droga”, advirtió Di Paola.
La próxima parada de la peregrinación será en Formosa. En la página web de los Hogares de Cristo se puede seguir el mapa de ruta.
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