El rescate milagroso de un hombre con Parkinson que estuvo tres días perdido en la Reserva Querandí

Claudio Filiberto y su hijo Ezequiel, que paseaban en cuatriciclo por el desierto que rodea al Faro Querandí (cercano a Villa Gesell), hallaron semi enterrado en la arena a Jorge Cacace, un hombre de 72 años que se extravió luego que su camioneta quedara encajada en la arena. Sucedió hace exactamente un año y hoy, ellos y el hijo del hombre recuerdan la dramática historia que tuvo un final feliz

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Jorge Cacace, de 72 años, toma un sorbo de agua que le alcanza Claudio Filiberto (de espaldas con remera verde y casco), quien junto a su hijo lo encontraron al borde de la muerte
Jorge Cacace, de 72 años, toma un sorbo de agua que le alcanza Claudio Filiberto (de espaldas con remera verde y casco), quien junto a su hijo lo encontraron al borde de la muerte

Hace exactamente un año, en los médanos que rodean al Faro Querandí, cerca de Villa Gesell, ocurrió un milagro. Las imágenes que lo reflejan podrían ser parte de una ficción, la filmación de la historia de un aventurero perdido en el Sahara. Pero no. Sucedió. Y el cuerpo rendido del hombre de rostro macilento y cubierto de arena del hombre que recibe un poco de agua es real y le dan énfasis al drama. Para su fortuna, se cruzó con dos ángeles. Y esta es la historia.

Claudio Filiberto fue a pasar un fin de semana a la Costa junto a su familia, cerca de la casa de su padre, Carlos, que vive en Mar de las Pampas desde hace una década. Ellos, oriundos de Don Torcuato, se alojaron en una casa en Mar Azul, la localidad vecina.

El 29 de octubre, hoy hace exactamente un año, Claudio, de 53 años y su hijo Ezequiel, de 23, salieron a recorrer la playa en cuatriciclo, y pusieron rumbo al Faro Querandí, distante a 15 kilómetros. El paisaje de la Reserva que rodea al faro es desértico: 5.757 hectáreas casi todas de arena hasta perder la vista. Y del otro lado, el mar.

Jorge Cacace toma un poco de agua luego de su milagrosa salvación
Jorge Cacace toma un poco de agua luego de su milagrosa salvación

Ezequiel aún está conmovido por lo que vivió hace un año: “Encaramos por la playa yendo hacia el faro. Estábamos medio nostálgicos. Lo hicimos para recordar un viaje que hicimos hace algunos años con amigos, cuando completamos la misma travesía. Aquella vez, en 2011, a causa de una inundación tuvimos que desviarnos de la playa y continuamos el viaje hasta el faro por los médanos. Hace un año, era viernes, hicimos lo mismo. Así que nos metimos una vez y luego volvimos a la playa”.

Cuando estaban a dos kilómetros del faro, volvieron a los médanos de la reserva ecológica, a pesar de la prohibición de traspasar su límite. “No sé por qué decidimos avanzar más profundo, pero menos mal que lo hicimos”, le cuenta el joven a Infobae. A lo lejos, Ezequiel divisó algo que le llamó la atención. “No había nada en ese lugar, pero logré ver a lo lejos lo que pensé que era un tronco, pero un tronco que tenía forma de persona. No podía creer que pudiera haber una persona en medio de ese lugar tirada en la arena. Se lo comenté a mi viejo y pensó lo mismo que yo. Cuando estábamos por seguir camino vi que el ‘tronco’ se movió y me asusté. Pero ahí nos acercamos y vimos que era un hombre cubierto de arena y sin posibilidad de moverse”.

Los vehículos UTV de la policía y el cuatriciclo de Claudio Filiberto, con Jorge Cacace ya a salvo
Los vehículos UTV de la policía y el cuatriciclo de Claudio Filiberto, con Jorge Cacace ya a salvo

Cuando se aproximaron más, recuerda Ezequiel, su padre rodeó al hombre con el cuatriciclo. “Tanteó qué le podría haber pasado, y estando junto a él vimos que tenía un bastón y nos dimos cuenta que era una persona mayor. Mi papá frenó y se bajó a ver qué le había pasado”.

A duras penas el hombre balbuceó en su oído “hace 3 días que estoy acá”. Le dieron un poco de agua y comenzaron a pensar cómo sacarlo de ahí. “Le dije a mi viejo que no lo íbamos a poder llevar porque no tenía fuerzas para estar ni siquiera sentado. Además podía estar lastimado y era peligroso moverlo mucho”.

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Dejaron al hombre en el lugar y recorrieron los dos kilómetros que los separaban de la playa. Allí, Ezequiel se quedó como referencia para saber por dónde subir hacia los médanos. “Mi viejo fue a buscar a la Prefectura y tardó unos 20 minutos en llegar de vuelta, pero con la policía”. Ezequiel se subió a bordo del vehículo policial, un UTV de doble tracción, y desandó el camino de los médanos hasta llegar al hombre.

El mapa que hizo Ezequiel del lugar donde hallaron a Jorge, con la referencia del Faro Querandí. Es un verdadero desierto de arena junto al mar, en el que desorientarse cuando no se ve la costa es sencillo
El mapa que hizo Ezequiel del lugar donde hallaron a Jorge, con la referencia del Faro Querandí. Es un verdadero desierto de arena junto al mar, en el que desorientarse cuando no se ve la costa es sencillo

Cuando pudieron reanimarlo se enteraron de su nombre y su condición: Jorge Cacace, un comerciante de Olivos que tiene Parkinson. Hoy tiene 72 años, y su hijo Nicolás cuenta que “en ese momento estaba con otra condición. Se movía. Ahora su enfermedad avanzó, ahora está en una silla de ruedas. Ya no puede moverse como un año atrás y aunque se puede hablar con él, a veces le cuesta, no es tan fluido”.

Hace un año, Jorge, su esposa y su hijo habían planeado pasar unos días en Mar Azul, donde tenían una casa de veraneo. El 27 de octubre, Jorge se extravió. Recuerda Nicolás: “Yo estaba haciendo unos arreglos en la casa y en un momento escucho que mi viejo dice ‘me voy’. Agarró la camioneta y no lo vimos más. El no usa celular, así que cuando pasó el tiempo y no volvió empezamos a mover todo. Me fui hasta Gesell y empecé a recorrer la intendencia, la policía, los bomberos, todo…Lo buscaron hasta con helicópteros, me dijeron, pero no lo podían encontrar. Empezaron por la ruta, por Buenos Aires, hicieron averiguaciones, cualquier cosa. Yo les decía que fueron para el lado de la playa… La verdad es que no se qué tanto lo buscaron, porque al final lo encontró un chabón con el papá. No murió de casualidad, porque él toma 12 remedios, no tenía agua ni comida, nada”.

La SUV Ssangyong Musso de Jorge, enterrada en la arena
La SUV Ssangyong Musso de Jorge, enterrada en la arena

Luego del rescate, Jorge estuvo dos días internado en el hospital Arturo Illia de Villa Gesell por insolación y deshidratación. Y le contó a Nicolás lo sucedido. “Papá se encajó en un pozo con su camioneta y no la pudo sacar. Estaba metido siete kilómetros adentro, entre médanos. La primera noche la pasó adentro, pero al día siguiente pensó en salir de ahí caminando hacia la playa. Claro, él usa bastón, y con su estado, hizo apenas un kilómetro y no pudo avanzar más. Lo único que pudo hacer es agarrar unos pastitos y morderlos para tener algo de líquido, hasta que se insoló y quedó tirado como lo encontraron”. En ese lugar, vale decir, la única referencia es el sol. La desorientación de Jorge pudo ser fatal. Estuvo desde el 27 hasta el 29 de octubre soportando las altas temperaturas del día y el frío de la noche. Por suerte para él, Claudio y Ezequiel pasaron por ahí. Justo el día, además, del cumpleaños de su esposa.

Jorge Cacace con su bastón, luego del alta, junto a sus salvadores, Claudio Filiberto y su hijo Ezequiel
Jorge Cacace con su bastón, luego del alta, junto a sus salvadores, Claudio Filiberto y su hijo Ezequiel

Al recibir el alta, ambos fueron a ver a Jorge. “Nos saludó entre lágrimas y muy emocionado nos abrazó y nos dijo ‘gracias a los dos, me salvaron la vida’. Le contamos cómo lo hallamos y agregó un detalle de cómo sobrevivió: ‘chupé el pasto que encontré para poder tomar su jugo’. Y nos dijo que nos vio como a dos siluetas a los lejos”.

Nicolás, por supuesto, tiene un especial reconocimiento con la familia Filiberto. “Son una gente excepcional, una hermosa familia. Siempre estamos en contacto por whatsapp y me emociono cada vez. Lo que hicieron se los voy a agradecer toda mi vida”.

Fotos: gentileza Ezequiel Filiberto

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