La noticia corre de boca en boca por casi 100 años. Los vecinos de Moreno se lo cuentan a otros vecinos de los barrios. También lo relatan en sus trabajos a personas de otras localidades, pero no lo creen. Hay un manantial en las cercanías del contaminado río Reconquista, en la zona de Cascallares. Desde la tierra, surge un chorro de agua pura, fresca y cristalina a razón de unos 6.000 litros diarios.
Todos los chicos de Moreno pasaron en algún momento y bajaron la escalerita para tomar un vaso de agua servido por un familiar. Los adultos agrandan el mito y hablan de las propiedades sanadoras de ese líquido que fluye desde las entrañas de la tierra. Nada de eso está comprobado. Sin embargo, esos chicos se hicieron grandes y llevaron a sus hijos a que probaran también el agua del manantial de su localidad.
El origen del manantial
El manantial bonaerense fue descubierto hace casi un siglo por un poblador de origen italiano, puestero en unos campos cercanos al dique Ingeniero Roggero. El inmigrante trabajaba en los campos de Francisco Álvarez, uno de los hacendados que tenía grandes latifundios en lo que luego sería la zona oeste del conurbano.
Te puede interesar: 25 rincones increíbles del conurbano bonaerense
El hombre, del que se desconoce su nombre, vivía con su familia en un rancho bajo una arboleda que aún perdura en la zona cercana al río. Una tarde vio que había agua en la tierra, pese a que no había llovido. Siguió su curso, hastas que en un desnivel decidió hacer un agujero y el agua fluyó.
Eduardo Schreiber es paleontólogo e historiador nacido y criado en Moreno. Sus abuelos llegaron a la zona en el 1900 desde El Líbano y Alemania. Se afincaron en la zona y la vieron crecer desde sus orígenes. “El tambero italiano vio fluir el agua y decidió hacer un caño para que no termine perdida en el Reconquista –explicó Schreiber en diálogo con Infobae-. Después hizo el pozo para juntar el agua y poder enfriar la leche de su producción”.
“Este manantial es el único que queda de los tantos que había a lo largo del río. Otros desaparecieron por la sobreexplotación del acuífero. Antes los vecinos tenían que cavar dos metros para tener un pozo con agua, en la actualidad hay que hacer perforaciones de 12 o 15 metros al menos.
Muchas personas se preguntan cómo surgió este tipo de fenómeno. La mayoría relaciona este tipo de agua a vertientes de una montaña o escondidas en un bosque solitario. Sin ermbargo, en pleno conurbano fluye agua y los vecinos van con sus botellas o vasos si están paseando por la zona el fin de semana y toman agua.
Te puede interesar: El misterio de la Estatua de la Libertad escondida en un campo del conurbano bonaerense
“Son aguas de lluvias que drenaron el suelo pero se mantienen muy cerca de la superficie. Por las capas de arcilla que la contienen se forman ríos subterráneos y cuando llegan a un desnivel salen a la superficie como en el manantial de Moreno”, explicó Schreider.
El tambero italiano vio el agua una tarde de la década del 50 y decidió construir lo que se llama un pozo artesiano. Una especie de canilla natural del que sale agua que va a dar a un pozo realizado por el hombre para preservar el agua. El inmigrante le hizo una especie de banco y escalera para bajar que aún sobrevive al paso de los años. Lo usaba para enfriar y preservar la leche. También durante los veranos bonaerenses su familia lo usaba como pileta de natación de los más chicos que evitaban las profundidades del Reconquista.
En la actualidad del tambo solo queda la arboleda y la casa del puestero italiano que estuvo abandonada por mucho tiempo, ahora se convirtió en la sede del club de pesca de la zona. Schriber recordó un febrero cuando era joven en que se cortó el chorro de agua del manantial. “Está directamente relacionado a las lluvias. En ese momento de sequía dejó de fluir el líquido. Pero apenas volvieron los registros pluviales todo volvió a la normalidad”, recordó el historiador de Moreno.
El manantial y la dictadura
La zona del manantial de Moreno también está atravesada por el horror de la dictadura. En 1976, ocho militantes de la Juventud Peronista fueron secuestrados por un grupo de tareas del Ejército en la zona de los talleres ferroviarios de Remedios de Escalada.
Los jóvenes fueron llevados en falcons verdes hasta la zona de Cascallares de Moreno. Y en un descampado, muy cercano a la arboleda en la que el tambero italiano descubrió el manantial, 7 de los secuestrados fueron fusilados, mientras uno de ellos aún permanece desaparecido. Con el ruido del agua de fondo, tres monolitos recuerdan el accionar de la dictadura en esta zona con la leyenda “memoria, verdad y justicia”.
La luz mala del manantial
Una de las actividades de Schreiber es la paleontología. El Indiana Jones de Moreno lleva halladas muestras de unos 600 fósiles del Pleistoceno que estima que tienen unos 300 mil años de antigüedad.
El historiador realizó muchos trabajos en la zona del manantial. Una tarde vio cómo un hombre cruzaba el río junto a su hijo y evitaba la zona en la que excavaban para buscar los fósiles. Entonces, Schreiber se acercó y le preguntó cuál era el problema. “Es que esa es la zona de la luz mala –explicó el hombre, manteniendo la distancia-. De noche aparece y desaparece por acá como si fuera una aparición”.
Schreiber lo convenció y el hombre se acercó hasta las excavaciones. Vio los fósiles como emergían entre la tierra removida y se fue sin decir palabra. “Traté de explicarle que lo que sucede es que la acumulación de fósforo cuando se combina con la presencia de oxígeno se producen ese tipo de fenómenos que asemejan una luz brillante que veían en el horizonte los vecinos del manantial”, recordó el historiador de Moreno.
Mientras el agua sigue fluyendo desde la tierra del conurbano, una nueva generación de habitantes de Moreno recibe la información de un manantial escondido en un barrio de Moreno, a pocos metros del río Reconquista, en pleno corazón de la zona oeste del conurbano bonaerense.
Seguir leyendo: