El martes 18 de octubre tuvo lugar la presentación del proyecto de ley en el Senado de la Nación que lleva el nombre de “Kshamenk”, la orca macho de Mundo Marino, ya que también piden por su liberación. La ONG Derechos de Animales Marinos (DAM) promueve esta iniciativa con el respaldo de más de 30 organizaciones proteccionistas. Mediante la propuesta, buscan prohibir y sancionar la tenencia de animales marinos silvestres en cautiverio, junto con la exhibición y los espectáculos.
La senadora Nora del Valle Giménez (Frente de Todos) y otros doce senadores cofirmantes, acompañaron los argumentos de la petición que también tuvo mucha repercusión en la plataforma Change.org, donde recopilaron más de 614.000 firmas hasta el momento. Aquella publicación la llevó adelante la agrupación DAM, que también se define como un “movimiento”, y actualmente está conformado por Activistas Animalistas de La Costa, Proyecto Galgo Argentina, Equipo Judicial Sandra, abogados y animalistas independientes. El colectivo trabaja en conjunto para actualizar y reunir información sobre animales marinos, orientado a su consideración y lograr que se los reconozca como sujetos de derecho, el estudio de su alta inteligencia emocional y social, la problemática de su cautiverio, y la posibilidad de la rehabilitación de los individuos.
Al ser consultada por Infobae, María Rosa, integrante de DAM, celebra los cambios a nivel social que se están dando poco a poco, y reflexiona todo lo que pasó en los últimos 15 años en que se dedicó de lleno a defender la causa de protección animal. “Allá por 2012, era otros status quo, y en esos tiempos luchábamos por el cierre de los zoológicos con la ONG Sin Zoo, perseverando para se pudiera revisar la misión de estos lugares, y tal vez no era el momento de los acuarios; era como si nunca fuese el momento preciso y el activismo también era más esporádico”, sostiene. “Pero por algo también nos deconstruimos en tantas áreas más adelante, donde se peleó por los derechos que estaban ahí, solo que había que reclamarlos porque no estaban siendo reconocidos”, agrega.
Cabe resaltar que en el proyecto se aclara que la única excepción para el cautiverio será cuando cumpla con el objetivo de rehabilitación y curación, previo a que el animal sea liberado en su hábitat o traslado a un santuario. También se pidió un plazo de dos años para que se concrete el traslado definitivo de los seres vivos afectados a donde puedan rehacer sus vidas en libertad, rodeados de un entorno acorde; se prohíbe el abandono de los animales a partir de la aprobación de la le, algo que alcanza a los acuarios y pone especial hincapié en el peligro y el daño que pueden hacerles mediante la manipulación del material genético.
Se prevén, además, sanciones penales para quienes no cumplan con esas condiciones, que van desde multas hasta prisión contra aquellos que “organicen, promuevan, faciliten espectáculos con animales marinos silvestres, mantengan y financien cautiverio. Estos principios y muchos más están agrupados en la campaña que llevan adelante a través del hashtag “#Stop Acuarios”, y María explica que el pedido por la liberación de la orca que se encuentra en el oceanario de San Clemente del Tuyú transcurrió de manera paralela al proyecto de ley que preparaban desde julio.
“Estos animales ya sufrieron durante mucho tiempo, estuvieron invisibilizados, y merecían su lugar, por eso esperamos a estar óptimos para difundirlo como corresponde”, remarca. Y explica: “Cuando empiezan a aparecer videos Kshamenk donde se lo veía enfermo, con la cabeza deformada, que es muy típico cuando pierden masa muscular o grasa, y se les pone la cabeza con forma de cacahuete; entonces presentamos una denuncia en el Ministerio de Ambiente de la Nación, y a su vez enviamos una carta por mail que también se la entregamos en mano a Mundo Marino, que consideramos que no puede responder semejante situación con un posteo”.
El establecimiento que se define en sus redes sociales como un “parque educativo que realiza acciones de conservación”, por su parte, el 12 de octubre publicó un comunicado en su sitio web al respecto: “Queremos aclarar que la información que circula en las redes sociales sobre supuestos problemas de salud de Kshamenk es falsa; él se encuentra en perfectas condiciones, y para llegar a esa conclusión se realizan controles mensuales como parte de un plan de medicina preventiva”. A su vez, aseguran que le realizan análisis de sangre para monitorear 32 parámetros diferentes, junto a muestras de contenido gástrico y del fluido respiratorio donde se analizan 40 parámetros macroscópicos y microscópicos.
“Todos esos análisis arrojan parámetros normales para una orca de su edad, y dos veces al año se hacen chequeos oftalmológicos con veterinarios especializados, controles de la salud bucal a través de radiografías, y según los expertos en la materia, arrojan resultados sobresalientes”, resaltaron desde Mundo Marino. Al tanto de esa información, María Rosa reafirma que no le pareció la manera adecuada de llevar tranquilidad. “Lo que debería pasar es que podamos llevar un veterinario, que podamos ver cómo está realmente, porque hay un tema muy importante y es que Kshamenk no es de ellos: hace más de 30 años que lo tienen, pero era del mar, y sigue siendo una empresa privada que no debería poder hacer lo que quiera porque no tienen papeles que los habiliten a eso”, sentencia.
La orca se encuentra en Mundo Marino desde 1992, y según estimaron en ese entones tenía alrededor de cuatro años de edad, por lo que superó el promedio de expectativa de vida de tres décadas para los machos de la especie en cautiverio -si bien pueden vivir hasta 60 años o más en su hábitat natural-, y por eso destacan que su situación se vuelve aún más una prioridad. “Hemos peleado contra zoológicos, que tenían partida de nacimiento, de defunción, y asentados los trámites de a dónde venían y a dónde van; pero acá en cambio, no tienen ni la tenencia, ni patria potestad, ni tutela”, reclama la integrante de Derechos de Animales Marinos.
“Creo que por algo todo lo que gritamos como locos durante años ahora fue escuchado en el Senado, y que no contestan como tendrían que contestar, porque otra cosa sería si habla un biólogo al lado de Kshamenk y nos demuestren de alguna forma que está bien”, enfatiza. Y añade: “Pienso que si supuestamente los estamos difamando, entonces que se pongan a disposición también, que digan: pongo a mí biólogos, a los tuyos, que venga quien sea necesario para evaluar su estado de salud porque el animal está perfecto, y no lo hacen”.
En cuanto a los métodos de reproducción que aplican en algunos animales marinos, celebra que en el caso de la orca mayor se haya detenido en 2018, y asegura que se le puso fin al programa tras la presentación de varias denuncias. “Cuando reproducían y vendían las orcas a otros acuarios como Sea World o el acuario de Tenerife en España, yo me pregunto, ¿cómo llegaron ahí? Se supone que en avión o en barco; o sea que si se trata de una transacción comercial entonces sí pueden trasladarlos, pero si es para derivarlos a un santuario no”, cuestiona.
“Hay propuestas de tres organizaciones internacionales de recibir a Kshamenk en Noruega y en Estados Unidos”, revela, y pone el foco en la posibilidad de brindarle otra oportunidad en lo que cataloga como “mejores condiciones”. Teniendo en cuenta que las orcas y delfines nadan desde 90 a 200 kilómetros diarios en su hábitat, se entristece al pensar que en este caso viven en una pileta que mide 14 metros de diámetro y la orca macho mide casi 7 metros.
“Ellos tienen una fundación que dice que rescatan, rehabilitan y liberan, que no hay nada más loable que eso, pero nosotros también ayudamos a un montón de organizaciones que no viven de explotar animales, que tienen gastos veterinarios que no solventan con un show, gastos de alimentos que no financian poniendo perros a saltar; así que se puede con otra forma, con donaciones y una red de contención”, argumenta. En el proyecto detallan que cuentan con el respaldo de organizaciones del exteriores, tales como Dolphin Project de Ric O’Barry, Orca Network de Howard Garrett, OPS The Oceanic Preservation Society -las tres con sede en Estados Unidos-, SOS Delfines de Faada, de España; La Dolphin Connection, de Francia; Voice 4 Animals, de Canadá; Empty The Tanks, de Portugal, entre otras.
“La realidad de Kshamenk es la misma la misma que viven otras especies de animales marinos silvestres, tales como delfines, lobos de mar, pingüinos, tortugas marinas, que merecen que les demos la oportunidad de dejar en el pasado la exhibición, la reproducción forzada, el entrenamiento para los trucos, la mala alimentación, el agua artificial, el encierro, el confinamiento, el sometimiento y la esclavitud”, concluye María Rosa.
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