“No soy Messi, pero que me parezco, me parezco”, es el remate de algunos de los videos que comparte Leonardo Esteban Adrián Gorri en sus redes sociales. Con más de 105.000 seguidores en Instagram y 220.000 en Tik Tok, desde que se hizo viral por la similitud física con el astro del fútbol hace un año y medio, el espacio virtual se convirtió en un proyecto del que participa toda la familia. Tiene cuatro hijos y se gana la vida como camionero, pero también transmite la vocación social que lo acompañó en su vida y la soltura propia de un artista.
Allá por el 2009 Leo -como le dicen sus amigos- trabajaba como chofer del transporte público en Mar del Plata, de donde es oriundo, y ya era frecuente que los pasajeros le dijeran: “¡Sos igual a Messi!”. Más adelante empezaron a pedirle selfies, y cuando se dio cuenta de que el gesto de posar para una cámara se traducía en la sonrisa de una persona, supo que podía brindarle un momento de alegría y humor a quienes se cruzaran en su camino.
Otro tiempo manejó un taxi, y finalmente subió al camión en el que recorre distancias de hasta 350 kilómetros por día, yendo y viniendo a distintos lugares. En plena pandemia de coronavirus, cuando su rubro seguía siendo esencial, todo cambió cuando frenó para un operativo de control en Olavarría, y los agentes encontraron en él una mirada reconocible por encima del barbijo. “No puede ser que encima te llames Leo, porque tenés un aire a Lionel Messi”, le dijo una de las policías aquella vez. Casi dos años más tarde, recuerda ese instante con mucho cariño, porque fue el puntapié del boom en las redes.
“Mi esposa filmó cuando que me decían que era parecido, y aunque tenía re pocos seguidores en ese momento, en unas horas tuvimos 4000 reproducciones, y no lo podíamos creer”, asegura en diálogo con Infobae. Y agrega: “El crecimiento de las redes sociales en la pandemia tuvo mucho que ver, que muchos nos volcamos a ese mundo y quedó en evidencia que hay mucho talento oculto en nuestro país, y que dentro de lo malo, surgieron muchas cosas buenas”.
Su incipiente crecimiento en el mundo virtual coincidió con la incertidumbre en torno a la situación del crack rosarino en el FC Barcelona, y su posterior pase al París Saint Germain. Leonardo cuenta que es hincha de Boca Juniors, y en el plano europeo del Barça, club que admira por las figuras que vio brillar con la camiseta blaugrana. “La crisis institucional por los contratos de España fue muy dolorosa para los que le seguimos la carrera y queremos saber cómo le va”, reconoce. Y enseguida remarca: “No podés no seguir la carrera de Messi siendo argentino”.
Cuando habla de La Pulga denota la admiración que siente, y no sólo a nivel deportivo, sino también por su calidez humana. “Creo que el cambio de vida que hizo no debe haber sido fácil, el mudarse a otro país con otro idioma, otra cultura, el colegio de los chicos, por más que le den las comodidades que quieras, sigue siendo el fin de una etapa inmensa de su vida”, explica. No está ajeno a las críticas, ni a los comentarios que escucha en medio de la cuenta regresiva al Mundial, pero elige tomar otra postura, la misma serenidad que aplica a la hora de leer los mensajes de los haters en sus perfiles sociales.
“Hay gente que critica a Messi, y puedo respetar los puntos de vista, pero para mí hay que ver de manera integral lo que hizo para con su carrera, su vida, la llegada a la Selección, y todo lo que desencadenó su salida de Barcelona”, detalla. Y defiende el presente del deportista: “Él siguió demostrando que es un profesional, que está al nivel para el que lo llamaron, y por eso solo tengo palabras de agradecimiento hacia él, por todo su esfuerzo y por cómo nos representa a los argentinos”.
La carta que le mandó a Messi
A raíz de la popularidad en las redes, lo invitaron a ver algunos partidos que guarda en su corazón. En noviembre de 2021 estuvo presente en El Estadio San Juan del Bicentenario cuando la Selección Argentina empató con Brasil, y también fue testigo del triunfo frente a Venezuela en el último partido de Eliminatorias rumbo a Qatar que se disputó en La Bombonera.
“Tuve la posibilidad de hacerle llegar una carta, donde le puse que le agradecía por lo que hace por todos los argentinos, que estamos orgullosos de él, y que lo que hacemos con mi familia en las redes sociales es jugar con el parecido para sacarle una sonrisa a la gente, sobre todo en los tiempos difíciles que venimos pasando”, relata. Aunque no recibió la confirmación oficial de que el delantero leyera su mensaje, el gesto que llegó esa misma noche lo llenó de felicidad.
“Me firmó una camiseta, y fue tocar el cielo con las manos; y ni hablar cuando llegó la camiseta a mi casa. Yo caminaba por las paredes, no sabía qué hacer… es imposible no emocionarse al recibir eso”, confiesa. Gran parte de la alegría recae en que pudo poner en palabras el objetivo de sus contenidos, y enfrentar a aquellos que lo tildan de “imitador”.
“Yo no busco ser su doble, y creo que en el nombre ‘No soy Messi’, el ‘no’ adelante ayudó un poco, para que la gente se diera cuenta de que no buscamos ser él, ni ofenderlo ni faltarle el respeto”, sentencia. Y explica que se trata de un personaje, al que le dio vida por el parecido natural, el corte de pelo y practicó con otros youtubers para modular la voz de una forma similar al futbolista.
“Yo no soy Messi, y vos no sos Antonela”
“Cuando se presentó esta oportunidad y vimos que se fue magnificando, encontré en mi esposa la partenaire adecuada, y ahí incorporamos un poco de sátira basado en un matrimonio”, revela. Siempre en clave de humor, y con la espontaneidad como hilo conductor, empezaron a grabar videos como dupla, donde su pareja le recuerda que no es el jugador por más que se parezca, y él le retruca que ella tampoco es Antonela Roccuzzo.
Así se sumó la voz en off de Giselle en los clips, y después hizo algunas apariciones esporádicas frente a cámara. “A veces me preguntan si mi señora me reta en la vida real, y les digo que no, que es un personaje también, pero yo creo que ella es la estrella de los videos”, expresa. Y así todos los integrantes de la familia fueron colaborando en la creación de contenido.
“Tengo la bendición de tener cuatro hijos: Guillermina, de 17 años, que está en la etapa de que le da vergüenza, pero a su vez los amigos le preguntan por mí, y cuando fui a despedirla al viaje de egresados cuando se iban en micro, todos los pibes me saludaban”, cuenta. “León, de 12, fanático del fútbol, es de River y yo de Boca, y ahí tenemos un problema”, agrega entre risas.
“Marino, de 11, que los amigos vienen a hacer la tarea los sábados a la tarde o los feriados, porque saben que yo estoy; y Abril, de 4 años, es la que me salió más futbolera, enloquecida con el deporte”, enumera con ternura. Cada uno va aportando ideas para hacer videos, y también lo ayudaron a la hora de despejar dudas sobre las redes sociales. “Yo tengo 40 años, soy del Windows 95, me sacás de ahí y se me apaga la máquina, pero hemos preguntado mucho y aprendimos algunas herramientas digitales, usamos los hashtags, los horarios de publicación, nos vamos aggiornando”, se sincera sobre el terreno desconocido que era para él el concepto de “influencer”.
“Nos funciona mucho el video en sola toma, casi sin edición, porque nosotros no vivimos de esto, seguimos teniendo el trabajo con el camión y lo hacemos solo en el tiempo libre”, señala. En este sentido, agradece las puertas que se van abriendo gracias a la exposición, pero aclara que no está monetizando sus contenidos. “No he ganado plata con esto, sí han surgido colaboraciones, o quizá he traído comida a mi casa, pero somos laburantes, y a quien se acerca a nosotros tratamos de brindarle una mano como nos han brindado a nosotros”, asegura.
“Es tan gratificante lo que hacemos, que no estamos pensando en eso”, expresa. Otra de las experiencias de su presente recae en una iniciativa de la que participa todos los sábados. En medio del furor que se desató por las figuritas del álbum del Mundial, lo convocaron para decir presente en un bar de Mar del Plata, donde realizaron una jornada solidaria de intercambio de figuritas. “La gente se acerca con un alimento no perecedero y accede a las figus que le falten, que otros las van brindando, y hay personas de todas las edades”, comenta.
Cuando ingresan algunas de las más difíciles, como la de Messi o alguna dorada, realizan sorteos para que el azar determine quién es el afortunado que la consigue. “Hemos visto completar álbumes y la alegría inmensa de los chicos, que después se sacan foto conmigo y para ellos es toda una experiencia”, resalta. Reconoce que desde la primaria tenía “alma de clown”, y era el que hacía chistes siempre, algo que ahora lo ayuda cada vez que se pone frente a la cámara del celular para desarrollar su histrionismo.
El sueño del Mundial
“Sabemos que grandes cosas van a pasar, porque va a ser un mundial histórico: se ha logrado cambiar la fecha seis meses, por primera vez va a ser en una cultura no tradicional a la occidental, y si podemos llegar a estar, sería buenísimo”, dice con emoción. Desde hace varios meses comparte en sus redes el anhelo de ir a Qatar, pero en cuanto a la limitación económica por los costos del viaje, hace una tajante aclaración. “La gente me pregunta cómo puede hacer para ayudarme, y nosotros no le vamos a pedir dinero a nadie, y menos a alguien que esté a la par nuestra”, sostiene.
“Si una empresa de telecomunicaciones me dice que le gusta lo que hago y quieren que vaya, si me preguntan qué haría en el mundial, ahí sí sería bueno, porque habría un respaldo económico; pero al laburante, al estudiante, las personas que ven nuestros videos, lo único que le pedimos es que le den me gusta, algún comentario y si quiere que lo comparta con algún vecino”, explica. Además revela que visualiza la posibilidad de alentar a la Selección como una oportunidad para representar la ciudad costera donde nació. “Siempre quise mostrar Mar del Plata al mundo, que recibe turismo durante todo el año, con un montón de actividades para brindar; y si yo fuera al Mundial iría como marplatense, porque es lo que soy, y me encanta”, señala.
Vive en el barrio Sierra de los Padres, a 20 kilómetros del centro de la ciudad, donde lo conocen todos sus vecinos, pero ahora también lo saludan cuando lo ven en algún encuentro deportivo. “En aquel partido en la provincia de San Juan una señora me dijo algo que se volvió recurrente: ‘Esto es lo más cerca que voy a estar de Messi, dejáme sacarme una foto con vos’; y la satisfacción de sacarle una sonrisa a alguien siempre te llena de alegría”, reflexiona.
Este verano será diferente a los anteriores, tanto para él como para su familia, porque por primera vez se subirá a las tablas como artista: el 9 de diciembre debutará en la obra No soy Messi sin Antonela en el Teatro Apolo. “Va a ser una comedia para toda la familia, y estoy muy contento porque esa es la idea, aportar un lindo momento al público”, celebra.
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