“Le pegó dos golpes en la cabeza y uno en la cara con un martillo”: el relato del ataque de un militar a otro en la Antártida

El general Edgar Calandín, comandante Conjunto Antártico, dio detalles del salvaje incidente ocurrido el domingo en la Base Marambio. “Aparentemente había cuestiones personales previas”, dijo

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El ataque se produjo el domingo a la noche en la Base Marambio
El ataque se produjo el domingo a la noche en la Base Marambio

El comandante Conjunto Antártico, general de brigada Edgar Calandín, rompió el silencio luego de conocerse el salvaje ataque de un militar a otro mientras dormía en la Base Marambio de la Antártida y brindó detalles de los momentos previos a la agresión. Además, reveló cuál es el estado de salud de la víctima y habló de la situación judicial del atacante.

“Estaban mirando el partido de River. El encargado de base, el agredido, les dice a los suboficiales que hacían alboroto en el comedor que al otro día se trabajaba, así que había que ir a la cama. No estaban bebiendo alcohol”, describió Calandín en diálogo con radio Mitre. “Entonces cada uno se retiró a su cuarto, hasta que el sargento primero entró a la habitación y le pegó dos golpes contundentes en la cabeza y uno en la cara con un martillo”, apuntó.

El hecho ocurrió el pasado fin de semana, cuando un suboficial veterano atacó a mazazos al Encargado de la Base Conjunta Marambio, Gustavo Echenique, mientras el suboficial mayor dormía. De no haber sido por la intervención de “vecinos” de la habitación de la víctima del ataque, podría haberse producido una tragedia.

En un principio, el militar atacado recibió primeros auxilios por parte de sus compañeros y ocho puntos de sutura en su rostro. En todo momento se mantuvo consciente hasta que finalmente fue trasladado en un avión Hércules hasta la ciudad de Río Gallegos.

“Los compañeros escuchan, los separan. Uno va a la enfermería y el otro va, privado, a su habitación. Se le hacen estudios, pero no hay tomógrafo, y se notifica al Comando. Iniciamos la evacuación del agredido para la tomografía que se hizo en Rio Gallegos y salió sin problemas”, agregó el general.

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La Base Marambio en la Antártida Argentina
La Base Marambio en la Antártida Argentina

De acuerdo con lo que trascendió, el problema de fondo del violento hecho radicó en las diferencias, principalmente económicas, de los integrantes de las tres fuerzas armadas que conviven en la Base Marambio. Los integrantes de la Fuerza Aérea perciben la compensación salarial correspondiente al “pase” y “zona” por servir en la Antártida. Eso no sucede con los efectivos de la Armada y el Ejército argentino.

En ese sentido, Calandín explicó que de acuerdo con lo que pudieron establecer, “aparentemente había cuestiones personales previas” entre los militares involucrados. “No es un tema de dinero, como salió en algún medio. No se le ha tomado declaración (al agresor). Hoy llega a Buenos Aires”, sostuvo. “Los 200 a 250 que van a la base a hibernar hacen un curso juntos y los 14 psicólogos del Comando Conjunto buscan los más idóneos para convivir. Es un trabajo de riesgo”, añadió.

Sobre las diferencias salariales, el militar dijo que “el tema estaba en vías de solución” y que “la diferencia se haría retroactiva”. “El suplemento antártico ya fue normalizado. La Fuerza Aérea tenía un suplemento que pagaba y el Ejército, no. Lo salarial lo descarto de plano”, sentenció.

Con respecto a la salud del suboficial agredido, el general de brigada indicó que “está muy bien” y que “tiene hinchazón en la cabeza, en la parte de arriba”. “Desde lo clínico está muy bien, me informan los médicos de Río Gallegos”, reveló.

En relación al agresor, indicó: “Tenemos disciplina en la Antártida. Iniciamos actuaciones de justicia militar e hicimos la denuncia en los juzgados de Tierra del Fuego. La falta gravísima incluye la destitución del sargento primero del Ejército. Uno es del Ejército y el agredido es de Fuerza Aérea”, reconoció.

Finalmente contó que el antecedente de un hecho de violencia de estas características ocurrió en el año 1955. “En un destacamento en los albores de nuestros trabajos en la Antártida. Parecido, pero no de esta magnitud de que le peguen en la cabeza a un camarada”, finalizó.

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