Un hallazgo increíble: lograron descifrar cuál era el perfume que usaba Julio A. Roca

A 108 años de la muerte del ex presidente, la curiosa historia de la fragancia que solía usar. El museo que lleva su nombre realizó innumerables esfuerzos por identificarla. Hoy, los visitantes la pueden probar

El ex presidente en sus últimos años. En sus viajes lo acompañaba su necessaire.

Los investigadores del Museo Roca nunca pensaron que la clave de la misión imposible en la que se habían embarcado estaba oculta en el frondoso epistolario del dos veces presidente. Esta en una de las dos cartas que el museo conserva del general Pablo Riccheri, que en la segunda presidencia de Julio A. Roca se desempeñó como su ministro de Guerra y Marina. Riccheri, amigo de Roca, pasaría a la historia como el inspirador de la ley del servicio militar obligatorio. Ochenta años después de haber muerto, sin imaginarlo entonces, colaboró con las autoridades del museo a salir del callejón sin salida en el que se encontraban.

La historia comenzó en julio de 1983 cuando el museo adquirió un necessaire que había pertenecido al ex presidente. Es una caja de madera, forrada en gamuza y cuero. Contiene pequeños envases de plata, frascos de vidrio con tapa de plata, portacuello, espejo con soporte y portapeine. Forrado en terciopelo, mide doce centímetros de alto, 26,6 de ancho y 18,7 de profundidad.

Lo había fabricado la Casa Keller, de París, fundada en 1857 y especializada en necessaires y marroquinería de lujo. Los descendientes de Gustave Keller, el fundador, agregarían con los años productos de orfebrería de mesa y otros objetos. Sus manufacturas eran muy buscadas, ya que habían sido premiadas en exposiciones internacionales. Además, cortes reales como las de España, Rumania, Grecia, Rusia y Mónaco lo usaban por su calidad, a tal punto que muchas de las piezas elaboradas por los orfebres franceses eran exhibidas en museos como el de Artes Decorativas de París, en el Orsay y en el Hermitage. La empresa cerró en 1947.

El accesorio del ex presidente, con algunos de los frascos que contiene. A pesar del trajín que había soportado, Roca prefería repararlo a comprar otro. (Gentileza Museo Roca)

El necessaire debió ser un accesorio apreciado por Roca, tal como lo revela una carta que le mandó a su empleado Gumersindo García. Este español, de lealtad a toda prueba, había comenzado a trabajar con él en 1886, cuando contaba 28 años. Con los años no solo se transformó en su hombre de confianza, sino además en su confidente. Desde París, el 11 de septiembre de 1905, le pedía: “Le escribí hace tiempo diciéndole que me mandase con algún amigo o por encomienda dirigido a la Legación argentina en Londres, mi necessaire de viaje, del que yo he traído algunas piezas. No se hace en Londres nada mejor y antes de comprar uno nuevo es mejor hacerlo componer al que tengo. Ha sido una chambonada mía no traerlo. Allí en Londres me lo dejarán como nuevo y me servirá hasta la muerte y alcanzará a servir a mis nietos pues éstos ingleses hacen las cosas como para qué no se acaben nunca”.

La licenciada Sofía Ehrenhaus, del área de investigación del museo explicó a Infobae los diversos significados de este accesorio. “Podemos pensar al neceser como un objeto de uso de las elites dirigentes, que nos conecta con el viaje a Europa en relación con el ideal de progreso que aquellas abrigaban. Nos conecta también con la exaltación del objeto importado, y por ello más valioso, de los neceseres. Todo ello remite a las huellas de un país agroexportador y admirador de la Europa industrial”.

La carta de Riccheri que destrabó todo. (Gentileza Museo Roca)

Cuando el museo lo adquirió, procedió a acondicionarlo para ser exhibido. Cada uno de sus componentes tenían sus iniciales. Al abrir el pequeño frasco donde Roca llevaba su perfume, descubrieron que aún había restos de líquido de la fragancia. Habían pasado cien años, estaba muy degradado pero podía adivinarse algo de su perfume original.

Se propusieron una tarea imposible: determinar qué perfume se trataba. Qué mejor que exhibir y hacer oler a los visitantes del museo la fragancia con la que se perfumaba Julio A. Roca.

El primer paso fue convocar a diversos perfumistas para que analizasen el contenido del frasco. La idea era determinar cómo estaba compuesta la loción y colaborar en su recreación. Sin embargo, no hubo suerte.

Misterio develado: la historia del perfume y su creadora, Sor María Clementina. (Gentileza Museo Roca)

Unos meses después, el asunto se destrabó cuando un particular solicitó correspondencia de Riccheri. No fue difícil acceder al pedido porque el museo solo cuenta con dos cartas del militar. Al releerlas, se halló que en una, fechada el 9 de febrero de 1894 en Southampton, el militar le escribió a Roca. Entre los comentarios que volcó, le comentó que “me he tomado la libertad de enviarle los frasquitos adjuntos de agua Colonia, porque sé que es favorita suya la excelente agua de Colonia de Sor María Clementina”.

De pronto, fruto de la casualidad, había aparecido el nombre del perfume.

Sor María Clementina había existido. Había nacido como Wilhelmine Martin en 1775 y luego de pertenecer a la orden de las Carmelitas Descalzas, en 1826 montó en la ciudad alemana de Colonia la empresa María Clementine Martin Klosterfrau. Comenzó vendiendo un tónico medicinal cuya receta original pertenecía a la orden.

La vitrina de viajes del museo. En su frente, el vaporizador con el perfume en cuestión. (Foto Museo Roca)

Con los años, elaboraron perfumes. Aún hoy es una empresa farmacéutica conocida como Klosterfrau Healthcare Group. Pero el perfume dejó de fabricarse.

El siguiente paso fue el de hallar un frasco de esa fragancia. La hermana de una integrante del museo, que vive en Alemania, lo encontró en una tienda de Berlín. Convenientemente acondicionado, fue remitido por correo y actualmente se exhibe en la vitrina de Viajes, en la planta baja del museo. Una parte del perfume fue colocado en un vaporizador para que los visitantes puedan olerlo. Se transformó en uno de los objetos que más atraen la atención.

El perfume, de fragancia cítrica, suave y algo dulce, dispara en los visitantes las más disímiles sensaciones: les traen recuerdos de un ser querido que ya no está, o los transporta a los lejanos años de la infancia. “¡Roca usaba el mismo perfume que mi abuelo, una colonia alimonada!”, se sorprendió un visitante.

La fórmula está compuesta por alcohol destilado de melisa 57%; alcohol destilado corteza naranja 19%; alcohol destilado limón 17%; alcohol destilado cinamomo 4,7%; alcohol destilado mirística 1,5%; alcohol destilado cálamo 0,7%; contenido alcohólico 81 volúmenes %.

El sueño del museo Roca continúa. La próxima etapa es el de recrearlo y por qué no ofrecerlo como souvenir.

El necessaire completo, según una publicidad de la revista Caras y Caretas.

La licenciada Carolina Carman es historiadora y desde el 2017 es la directora del Museo Roca - Instituto de Investigaciones Históricas, que funciona en Vicente López 2220, casi frente al cementerio de la Recoleta. Ocupa la casa que perteneció a José Arce, un reconocido médico, diputado y diplomático. Admirador de Roca, escribió su biografía en dos tomos, y en 1961 donó la vivienda al Estado para que funcionase el museo dedicado al ex presidente y a su obra.

En la planta baja, en un imponente salón de 16 metros de largo por 6 de ancho, que incluye anaqueles en roble de la biblioteca de Arce, la directora comentó a Infobae que el ambiente parecía haber sido hecho especialmente para un museo. En una visita guiada, es evidente que el hilo conductor es Roca, pero se destacan, en las diferentes vitrinas, los adelantos con los que contó el país entre 1880 y 1914: el ferrocarril, las comunicaciones, los usos y costumbres. También hay un apartado sobre la llamada conquista del desierto y la historia de las fronteras pampeana-patagónica.

Carman adelantó que participarán de la noche de los museos, el próximo sábado 22. Habrá diversas actividades a partir de las 19, que se mantendrán hasta las dos de la mañana. Ellos la llaman “la gran noche”, y descuentan que una de las estrellas de la velada será ese perfume que durante décadas permaneció olvidado en un necessaire cuya fragancia, seguramente, flotará en el ambiente.

SEGUIR LEYENDO: