Quien quiera ver la Ciudad de Buenos Aires con ojos de viajero, solo tiene que seguir la cuenta de Instagram @turistaenbuenosaires y entregarse a un paseo por lugares conocidos y rincones escondidos a través de la mirada de su autora, Cynthia Martínez Wagner (35), que hace siete años se propuso “turistear” por su propia ciudad. La cuenta supera los 600 mil seguidores, que no se contentan con mirar las fotos. Muchos guardan los contenidos como recordatorio para hacer su propio tour.
El éxito de su cuenta de Instagram no se dio de un día para el otro. Llegó como resultado de un proceso personal, ya que estaba en un momento de crisis y definiciones laborales. Cynthia es diseñadora gráfica, ama su trabajo y también es una apasionada de la fotografía y los viajes. Todo eso la define. “Es mi esencia”. Antes de empezar con Turista en Buenos Aires Cynthia estaba trabajando en una revista digital sobre medio ambiente. “Al principio, como todo trabajo nuevo me entusiasmaba, aprendía un montón, pero al llegar tercer año empecé a sentir una suerte de estancamiento. No había desafíos que me entusiasmaran y por ahí, mis ideas no eran tenidas en cuenta. Me estaba achatando”, recuerda sobre esos tiempos.
Dejar el trabajo y convertirse en free lance le daba un poco de vértigo. Tendría que moverse todo el tiempo para pagar las cuentas a fin de mes. Quizás, pensó que la opción válida sería que alguien buscara los clientes y ella se dedicara a hacer su trabajo. Pero de esa manera, nadie le aseguraba que volviera el punto de partida, de insatisfacción. “Ante todo buscaba algo que me hiciera feliz, que me llenara, mientras descifraba qué quería hacer en lo laboral, qué quería hacer con el diseño gráfico”, explica Wagner, que nunca puso en duda su amor por su carrera.
En ese momento de crisis, anotando ideas en un cuaderno, sintió ganas de iniciar un blog, un espacio personal donde contar y aconsejar sobre viajes, que era lo que más disfrutaba. “Soy la típica amiga que te manda mails, con fotos, mapas con flechas con esto y lo otro, porque quizás yo había ido a ese destino y quería pasarte toda la info. Y mis amigas felices. Después, llegaron las preguntas. ¿Un blog para qué? ¿A quién le voy a hablar? ¿El material cuál sería?” Y le cayó la ficha pensando en que el propio lugar donde uno vive, uno no lo conoce. Y que sería divertido de ponerse en la piel de un turista. “Ponerme en el lugar de los turistas que ven tan espectacular a Buenos Aires y cuando para mí era la ciudad de todos los días. La idea era ponerme a vivir la ciudad como ellos lo hacían, a ver si me sorprendía y terminaba tan contenta y fascinada como ellos. Me dije que evidentemente ellos estaban viendo algo que me estaba perdiendo. Me hablabas de ir al Obelisco y era el antiplan. No entendía por qué le hacían fotos, sumado al caos, de una manifestación de por medio”. En Europa vas a ver una baldosa histórica y por cualquier razón le estás sacando fotos como loco y acá en Buenos Aires pasás de largo por cúpulas y edificios espectaculares, que quizás si estuvieran en París, los estarías mirado con otros ojos”, argumenta. Así nació su blog Turista en Buenos Aires y su cuenta de Instagram homónima, la red social que más le entusiasmaba porque domina la fotografía. Haciendo este ejercicio, “turisteando” a modo de diversión, como un hobby, que no quedó ahí.
La primera propuesta laboral le llegó del exterior. Buscaban referentes en la Argentina, le pedían una foto y un hashtag. “Yo no estaba muy empapada en el tema y fue todo una sorpresa porque mi espacio no había cumplido ni un año”. Cuenta la infuencer que la habían fichado por el “engagement” (compromiso, fidelidad), por la forma en que funcionaban los comentarios aun cuando se trata de una cuenta que no tiene cifras de seguidores millonarias.
Quiso entender bien de qué se trataba todo esto en el exterior, también para saber dónde estar parada cuando llegaran las propuestas nacionales y saber también cómo debería tocar puertas. Cynthia entendió que podía tener una actitud activa, apostar por darse a conocer ante las marcas con las que sabía que podía “matchear”, es decir, coincidir. Preparó media kit, su idea para trabajar en conjunto. “Quizás te responden que no es el momento, pero se guardan tus datos y un día te sorprenden y te escriben ellos”, cuenta Wagner, sobre los inicios de su trabajo como comunicadora digital, como le gusta definirse.
Turista en Buenos Aires tiene una sola cara, pero desde el día 1, son dos. “Mi marido es la dupla oculta, porque no le gusta la exposición. No le escapa cuando es inevitable, cuando estoy con mi familia, contando un programa en un viaje como nos está pasando ahora, no se va a esconder, sonríe y saluda”, explica. Cuando tienen reuniones de trabajo, la gente se sorprende por lo involucrado que está, porque no saben que él está desde el primer momento. Yo digo que es un publicista frustrado, porque es muy creativo. Pero estudió abogacía y se dedica a eso”, cuenta riéndose.
Hay dos personas más que hacen equipo, Orne y Ezequiel, con quienes recorre locales gastronómicos. Delegar no fue fácil, pero ellos encontraron el ángulo cuando en medio de la pandemia y con un bebe prematuro, Cynthia, tuvo que dejar de trabajar. “No me quedó otra que encerrarme, colgar todo y ocuparme de mi bebe”. Y ahí aparecieron su hermano Ezequiel, con una amiga para ayudar. “Lo fueron absorbiendo todo rápidamente. Fluían solos y se armó un equipo muy lindo, que hoy seguimos”, explica Cynthia, que también creó la cuenta @turistafoodie.
Como era de imaginar, con tantos seguidores interesados en los contenidos la cuenta fue más allá de los límites de Buenos Aires. La influencer empezó a recibir consultas de sus seguidores, que viajaban otras provincias tras el paso por esta capital, y no tenían nada de información. “Te hablaban de ir a Cataratas por el día, o al Calafate. Y yo tratando de explicarles por mensaje privado que esto no es Europa, con un tren bala que vas y volvés en el día”, expresa. Entonces no le pareció mal contarles. O compartir en las historias, su viaje a Nueva York, de tipo personal.
Frente a un reclamo de la audiencia para visualizar más en su cuenta ese viaje a Nueva York, hizo una encuesta entre sus seguidores para saber si estaban todos de acuerdo en que subiera un contenido acotado, sobre otros lugares que no fueran Buenos Aires, y el 97 por ciento le dijo que sí. A partir de ese momento, empezó a aceptar invitaciones de viajes al exterior, como uno a San Petersburgo, el mundial pasado.
Cuando se le pregunta que fue lo que más fotografió en Buenos Aires, dice que el obelisco en todos sus horarios. Porque además, siempre pasa por ahí. “Me encantan las cúpulas de Bencich que están cerca. Cuando me voy a recorrer el casco histórico, preferentemente el fin de semana que está más tranquilo, para mi Florida o Diagonal Norte con las cúpulas Bencich ahí arriba para mi es como… fua! Me encanta. Es un fotón de Buenos Aires que cuando lo miro me enamoro. He ido varias veces al Barolo y sus vistas son espectaculares”.
Su top 5 en la Ciudad de Buenos Aires incluye estos puntos de interés. La librería Grand Splendid (atracción del mundo), la Plaza de mayo (punto de cero), la Floralis Genérica (Flor metalica) + puente; el Museo de Arte decorativo y un paseo con las bicis gratuitas por los lagos, más el Rosedal y los arcos.
¿Sus seguidores? Son mayormente de la Argentina. Le sigue un porcentaje de Brasil, Chile y Uruguay y otro porcentaje bajo de Estados Unidos, España y Rusia.
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