Seis integrantes de la policía bonaerense podrían ir a juicio oral, tras el requerimiento de la fiscal Ana María Caro, quien los acusa por la muerte del joven Luciano Olivera, el adolescente que murió al recibir un disparo en el pecho durante un operativo en Miramar.
La familia del joven fallecido tildó el caso como un ejemplo de gatillo fácil. La fiscal llevó adelante la investigación del trágico episodio, ocurrido el 9 de diciembre de 2021, en la ciudad de Miramar. Tras meses de análisis de lo sucedido, Caro concluyó que está acreditado que el oficial Maximiliano González, de 26 años, fue el autor del disparo que perforó el corazón de Luciano Olivera. Por esa razón está imputado por “homicidio triplemente agravado por ser cometido por un funcionario policial en uso de sus funciones, por alevosía y por el empleo de un arma de fuego”. Si fuera condenado recibiría como pena prisión perpetua.
Además, la funcionaria judicial considera que el oficial inspector Nelson Armando Albornoz y los sargentos Rocío Mastrángelo y Kevin Guerricagoitia, deben ser juzgados por falso testimonio agravado. Junto a ellos, los efectivos Alejandro Cepeda y Estela Mendoza están acusados por incumplimiento de los deberes de funcionario público y encubrimiento agravado.
Luego del requerimiento de la fiscalía, el juez de garantías de la justicia de Mar del Plata, Gabriel Bombini, deberá decidir si acepta el pedido y resuelve elevar a juicio oral la causa.
Según la acusación, Luciano Olivera circulaba en moto por el centro de Miramar, en una Yamaha YBR 125., cuando, al llegar al cruce de Avenida 9, entre 32 y 34, recibió un disparo en el pecho de una pistola reglmentaria Bersa Thunder calibre 9mm, que pertenecía a González . Para la fiscalía, el oficial González, presunto autor del disparo, descendió del patrullero y efectuó un tiro “en forma sorpresiva contra la humanidad de Luciano Olivera”.
El cruce se habría producido alrededor de las 4 de la madrugada, en día viernes, cuando el adolescente fue interceptado un móvil del comando: Luego de una alerta radial, Luciano detuvo su marcha. según la versión del propio sumario policial. Pero luego, de acuerdo al mismo escrito de rutina, volvió a encender el motor y se dirigió contra uno de los cuatros policías que intervenía en el procedimiento.
Ahí fue cuando González disparó su pistola reglamentaria. De acuerdo con su propio relato, el tiro se le escapó. A pesar de las tareas de reanimación que le practicaron, cuando llegó la ambulancia el adolescente ya estaba muerto.
Luego del crimen, la familia del adolescente expresó la conmoción por el hecho en distintas marchas en la localidad de la costa atlántica, en las que reclamó justicia y tildó al hecho como un caso más de “gatillo fácil” por parte de la policía.
“Él fue a la cena del club donde juega al fútbol y de ahí se iba todas las noches a jugar a la pelota al anfiteatro. Lo llamé a la 1.05 para decirle que viniera temprano, que ya se volviera, él me dijo que ya salía y a los 20 minutos me vinieron a avisar que lo habían chocado”, contó su mamá horas después del crimen, durante una de las manifestaciones de las que nació el reclamo de justicia.
“El de Luciano fue un homicidio con alevosía cometido desde menos de 18 metros”, dijo a Télam Gregorio Dalbón, abogado de la familia de Luciano Olivera.
Según lo que pudo reconstruir Infobae al momento del hecho, González trabajaba hace tres años como policía en Miramar, de dónde era oriundo. Incluso, dijeron fuentes de la policía bonaerense que el oficial vivía en el mismo barrio que Luciano. “Seguramente se conocían”, indicó a este medio otra fuente del caso.
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