“Qué momento, qué momento, a pesar de todo les hicimos el Encuentro”. A pura fiesta, y celebrando la elección por aplausos de la próxima sede en Río Negro, cerró el 35º Encuentro Plurinacional de Mujeres Lesbianas, Trans, Travestis, Intersexuales, Bisexuales y No Binaries (MLTTBINB) que tuvo lugar entre el 8 y el 10 de octubre en la ciudad de San Luis: “territorio huarpe, comechingón y ranquel”.
Una experiencia inédita en el mundo que este año reunió a 130 mil personas de punta a punta del país, convocadas a tomar la palabra y a escuchar, a debatir y a consensuar, a teorizar y a hacer catarsis, a cranear estrategias y conclusiones, a marchar y a sentarse en círculos, a llorar y a bailar, a reír, a abrazarse, a ponerle el cuerpo a uno de los hechos políticos más originales y consolidados del feminismo argentino.
“En cada lugar por donde pasan los Encuentros se visibilizan las luchas de cada territorio. En ese sentido fue súper importante nuestro posicionamiento sobre la búsqueda de Guadalupe Lucero ─una nena de 6 años que desapareció en junio del años pasado en San Luis─ y el pedido de Justicia por Florencia Magalí Morales y todas las mujeres asesinadas”, explicó a Infobae Pamela Mackey, de la Comisión Organizadora del Encuentro.
Tras dos años de parate obligado por la pandemia, esta 35◦ edición se desarrolló en un contexto normativo nacional que respeta el derecho a la interrupción voluntaria de los embarazos. Otra de las novedades fue la oficialización del cambio de nombre: inaugurado en 1986 como Encuentro de Mujeres, a partir de 2022 el Encuentro se reconoce formalmente Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Intersexuales, Bisexuales y No Binaries.
“Somos plurinacionales porque quienes habitamos este territorio somos indígenas, originarias, marronas, negras, migrantes. Somos mujeres que necesitamos ser nombradas porque seguimos siendo asesinadas. La invisibilización nos pone en riesgo. Somos lesbianas, travestis, trans, intersexuales, bisexuales y no binaries que siempre participamos en los encuentros pero que nunca fuimos nombrades (…) Cambiar el nombre a nuestro querido encuentro no es un capricho de esta comisión. Es escuchar, empatizar, visibilizar, darle existencia a tantas y tantes cumpañeres que no ´encajan´ en la categoría de MUJER y tampoco se sienten nombrades al hablar de NACIÓN”, se lee en el sitio web de la organización.
Primeras veces
Históricamente, los talleres han sido el gran atractivo de los Encuentros, al retomar los debates y las problemáticas en agenda. La metodología propone dos días de intercambios con la finalidad de sacar conclusiones, en turnos por la mañana y por la tarde, en escuelas, facultades y centros culturales, y en los que las participantes pueden tomar la palabra en igualdad de condiciones.
En San Luis la oferta incluyó 105 talleres agrupados en 15 ejes temáticos. “Identidades y sexualidades”, “Relaciones sexo-afectivas, familias diversas y crianzas”, “Derechos Humanos y acceso a la justicia”, “Coyuntura geopolítica y económica”, “Trata de personas y sistema prostituyente” y “Feminismos, transfeminismos, mujeres y diversidades indígenas y sus luchas en el ámbito de la salud y el autocuidado”, fueron algunas de las líneas de trabajo.
Específicamente, el eje 5 se ocupó de las niñeces, las adolescencias y adulteces: “Fue nuevo habilitar el protagonismo de las niñeces y de las adolescencias. Tuvieron su propio espacio, sin la tutela de adultas ni adultes”, aclaró Mackey.
Julia Medina, integrante de la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir Regional conurbano Oeste, formó parte del taller Activismos Gordes: “Encontramos un lugar propio dentro del feminismo para pensar cuestiones vinculadas a la despatologización de la gordura, la diversidad corporal y a generar alianzas transfeministas con otros movimientos, como el intersex y el movimiento de la diversidad. Incluso, analizamos el interés de muchos laboratorios por sostener la gordura como un problema de salud y hasta el enorme mercado de productos que se dicen alimentarios para las dietas de las personas gordas. Otro de los temas que salió mucho durante los debates tuvo que ver con las infraestructuras; a nivel urbanístico, de los medios de transporte o cómo los elementos de seguridad ergonómicos no contemplan nuestros cuerpos gordes por ejemplo”.
Sin escalas desde Catamarca, Laura García Vizcarra se hizo presente en el taller de Megaminería y Fracking: “Compartimos cuáles son los conflictos más preocupantes que hay en los territorios. La explotación del litio y las mineras sin consenso de las comunidades, la falta de protección de los humedales. Se produjo la analogía de que el Estado cuando no respeta el NO de las comunidades actúa como un varón violento, porque ante el NO lo hace de igual manera y por la fuerza”.
Por primera vez, una comitiva llegó a San Luis desde el barrio porteño de Balvanera en representación del Bachillerato Popular Travesti-Trans Mocha Celis.
“Vinimos al Encuentro para visibilizar las problemáticas travesti-trans. Vinimos a hablar de políticas públicas, a consensuar y a darle fuerza a nuestro compromiso con la educación, que es la herramienta básica para transformar una sociedad que no nos dejó conformarnos como personas. Vinimos porque queremos ser parte de ese cambio”, dice Luana Salvá, presidenta del centro estudiantil de la Mocha Celis.
Y continúa: “Pudimos hablar en primera persona, ser protagonistas. Logramos ser las voces de quienes han sido y siguen siendo vulneradas, de esas que ahora mismo están en las calles paradas en una esquina sin más opción que ejercer la prostitución. Fue muy movilizador ver a las maricas caminar libremente por las calles, cuando antes caminábamos con temor, con la cabeza agachada, siempre esperando el castigo de la sociedad. No queremos estar invisibilizadas nunca más”.
Las alumnas y la profesora acompañante participaron del taller “Mujeres Trans, Travestis, Transexuales y Transgéneros” que necesitó desdoblarse hasta tres veces y hacer circular los relatos con megáfono para que quepan y se escuchen todas las voces.
Belén Ponce cursa el 3er año en la Mocha. A pesar del cansancio y el traqueteo no puede, ni quiere, dejar de sonreír: “Nunca había estado con tanta multitud feminista. Estoy súper emocionada porque nos unimos por una misma causa, que es poder ejercer nuestros derechos. Y por otro lado me da mucho orgullo que se haya cambiado el nombre del Encuentro. Es un logro para el colectivo”.
Recuerdos antiguos se mezclan con los momentos últimos para sostener un clima de jolgorio. Así lo siente Marcia Galvan, delegada en la Mocha: “Como mujer trans de 50 años siempre viví en la vida de los héteros. Este fue mi primer Encuentro y fue hermoso. Lo disfrutamos un montón. Y el año que viene nos encontraremos de nuevo en Río Negro”.
Gisela Grunin es una encuentrera experimentada. Pero San Luis tuvo un condimento aparte: por primera vez viajó con su hija Ana, de 17 años.
“En lo personal fue hermoso y muy emocionante compartir con mi hija su primer encuentro. Estuvimos juntas en algunas actividades y ella estuvo en otras con estudiantes secundarias que están luchando, constituyéndose como sujetas políticas con voz propia como movimiento estudiantil y jóvenes feministas”.
Gisela también se cruzó con adolescentes en el taller sobre Educación Sexual Integral (ESI) que se desarrolló en un aula de la Universidad Nacional de San Luis: “Había varias adolescentes con demandas y propuestas. Es necesario que sus voces sean escuchadas e incorporadas como un actor político de peso, porque son protagonistas en este proceso”.
Por su parte, Ana decidió iniciar su historia de Encuentros en el taller de ciberactivismos feministas y transfeministas: “Ir al Encuentro era una experiencia que quería tener. Ver cómo era estar con tantas mujeres, sentirme cómoda en los espacios, conocer para tener las cosas más claras en un futuro. Y el taller que elegí, además, estuvo muy bueno. Las personas que participaron aportaron un montón de cosas, se generó un debate de verdad muy lindo y muy respetuoso. En realidad, todos los días fueron así: respetuosos y hermosos”.
Laura Charro, comunicadora de la ciudad de Rosario, caminó las 35 cuadras de la marcha final junto con el equipo de educación popular Pañuelos en Rebeldía: “Los Encuentros son casi un ritual para nuestros feminismos, porque permiten rearmarnos, tomar impulso, reorganizarnos, y nos ayudan a ver materializado que somos un montón”.
Volvieron los Encuentros de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Intersexuales, Bisexuales y No Binaries. Y como sostiene el rumor feminista: “No se vuelve igual de los Encuentros”.
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