El paro sorpresivo que ayer por la noche dictó el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) e impide llegar a la Fragata ARA Libertad al puerto de Buenos Aires dejó en suspenso los abrazos y las lágrimas del reencuentro de los familiares con los marinos que viajan a bordo desde el 30 de abril, cuando zarpó. Y el sentimiento, en muchos casos, mutó a bronca.
Juan Carlos Pedemonte llegó el viernes desde la ciudad de Rosario junto a su esposa, Martha. Pensaba recibir hoy a las 9.30 de la mañana a su hijo Hernán Ezequiel, de 22 años, guardiamarina, uno de los 326 tripulantes de la nave insignia de nuestra Armada. No pudo. Mientras espera junto al Apostadero Naval habla con Infobae: “Llegué anoche para estar hoy temprano y me encontré con esto. Para mí, un paro que se declara a las 8 de la noche sabiendo que va a entrar la Fragata es una agresión directa por parte del Sindicato, una desconsideración tremenda. Acá somos muchas familias esperando, hay una mujer que trajo a su bebé para que lo conozca el padre, hay gente de Jujuy, de Salta… Es una cosa que no puede ser, el sindicato nos faltó el respeto”.
El hombre sabe que, por el momento, no les queda otra que aguardar la resolución del conflicto gremial. Aunque el Ministerio de Trabajo ya dictó la conciliación obligatoria, todavía falta que el sindicato la acate. El paro por tiempo indeterminado, explicó el SOMU, se produjo por el estancamiento de negociaciones salariales que sus dirigentes mantienen para mejorar los ingresos de los remolcadores que trabajan en los puertos.
“Vino gente de la Armada, tenemos todo el apoyo. Sabemos que no es culpa de ellos”, sostiene Pedemonte. Mientras pasa el tiempo, cuenta que nadie de su familia influyó en la decisión de su hijo de enrolarse en la Marina. Él trabajó en el Canal 5 de Rosario, luego tuvo una agencia de publicidad, estuvo en Acindar, en Somisa y en la Cámara de Diputados de Santa Fe. Hoy está jubilado, “pero algún trabajo hago, porque si no, no alcanza para vivir”. Su hijo se enamoró del mar, recuerda, “cuando viajó con los boy scouts a un campamento a la base naval de Puerto Belgrano. Tenía 8 años y cuando volvió me pidió entrar a la Marina. A los 11 quiso ingresar en el Liceo Storni y le dije que si se sacaba buenas notas lo llevaría. Trajo un boletín excelente y le cumplí. Y cuando egresó, entró a la Escuela Naval. Así que son más de diez años que lleva ligado a la Armada”.
En su teléfono celular guarda la foto de la despedida y otra de su hijo en el puerto mexicano de Veracruz, en México, con la Fragata Libertad de fondo. “Hoy estuve hablando por teléfono con él. Me dijo que están listos para partir desde La Plata, donde fondearon. Hay dos ventanas de tiempo que tienen para ingresar al Apostadero Naval de Buenos Aires, por las mareas. A las 8 de la mañana y a las 5 de la tarde, pero si se levanta el paro, en cuatro horas pueden estar acá”, explica. Por las características de la Fragata ARA Libertad, necesita el concurso de remolcadores para atracar.
“Con el viaje viene entusiasmado, le dio muchas experiencias de vida, la oportunidad de conocer gente de otros países, saber cómo debe ser el trato que va a tener cuando sea oficial. El estudio que hizo arriba de la Fragata fue muy arduo, lo terminó de formar. Además, debemos saber que la tripulación representa a la Argentina, por eso duele más la decisión del sindicato”, lamenta el padre del guardamarina.
El otro problema que tienen los familiares es el del alojamiento. El matrimonio Pedemonte tiene una habitación en el hotel del Círculo Naval, pero “está lleno, nos dijeron que van a hacer lo posible para que nos podamos quedar, pero no nos dan seguridad”. Y en medio de todo, el dinero de los pasajes que ya no saben si podrán usar. “Íbamos a volver en el micro de las 19.30 a Rosario junto con nuestro hijo. Y a uno, que no le sobra la plata, tirar 9 mil pesos es mucho”.
La última comunicación oficial de la Armada Argentina, dependiente del Ministerio de Defensa de la Nación, señaló que la Fragata Libertad “se encuentra actualmente fondeada en Rada La Plata a la espera de concretar su ingreso a puerto tras finalizar su 50° Viaje de Instrucción”.
El comandante del navío, Carlos Pedro Schavinsky, habló por la mañana con TN y dejó sus sensaciones sobre el conflicto: “”Nosotros estamos acostumbrados a atravesar tormentas en el mar, y esta sería una más. Nos fortalece, sobre todo para la formación de los guardiamarinas”.
Mientras se espera que el SOMU acate la conciliación obligatoria, una de las alternativas que se estudiaron era atracar en Puerto Belgrano -cerca de la ciudad de Bahía Blanca-. Esa es la base natural del buque escuela, y allí no tendrían que depender de remolcadores privados. “Ojalá que no lleguemos a ese punto”, explicó el comandante Schavinsky, “Las familias hicieron un esfuerzo muy grande para poder recibirnos”.
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