Pleno año 2020, pandemia. Todos los argentinos pasaban gran parte de su tiempo dentro de sus hogares por la cuarentena. Mientras miraban series o ayudaban a sus hijos con los zooms escolares, los hermanos Rapallini mantenían muy activo su grupo de Whatsapp. Allí, entre stickers, emojis y chistes virales se originó la idea que les cambiaría la vida para siempre. Con los dibujos de Pablo y el empuje de Alejandro y Juan José, se largaron con un producto que renovó la tradición del asado de Argentina y ya lo venden también en otros países de América Latina como Uruguay y México, con chances de extenderse también a Estados Unidos y Chile.
“En la pandemia se charlaba más, había más tiempo libre para pensar, inventar cosas y ser creativo. En un asado en el campo y empezamos a debatir que faltaba un implemento para cocinar las verduras. Entre prueba y error, mi hermano Pablo tuvo la idea de hacer una jaula”, recordó Alejandro cómo fue el origen de la brochetera.
Una vez que contaron con el primer dibujo, hubo una tormenta de ideas para mejorarlo y los primeros bocetos terminaron en el taller familiar. “A los tres días ya teníamos el producto, al que le empezamos a hacer mejoras, como alargar el mango y ponerle una arandela, por ejemplo, de esos cambios surgió el modelo clásico, que es hoy la más chica”, recordó Alejandro. Para arrancar con la producción, los hermanos hicieron una inversión de 110.000 pesos.
Los Rapallini, además, se dedican a la actividad agropecuaria en Coronel Suárez, pero en medio de la cuarentena desarrollaron la idea y en menos de 4 meses ya ofrecían La Brochetera. “En octubre del 2020 vendimos 300 productos, pero ese mismo año para las fiestas de diciembre ya estábamos en los 2.500 -explicó Alejandro, en diálogo con Infobae-. Fue un cambio radical en nuestro trabajo. Pasamos del agro que es producir materia prima a un producto elaborado y el contacto con el consumidor final que ayudó a enriquecer el producto”.
La clave del éxito
Según Rapallini, el éxito y la aceptación de la brochetera es que permitió incluir a los vegetarianos y veganos en el ritual del asado familiar o con amigos. “Podés asar brochettes sin la necesidad de pinchar los ingredientes. Así, entre los hierros podés ubicar verduras sin que se caigan entre los carbones y también, por ejemplo achuras y no la tenés que pinchar para darlas vuelta”.
La primera brochetera fue probada en el campo de los hermanos en Coronel Suárez. “¿Se podrá asar de manera fácil, rápida, rica y sana?”, se preguntaban los Rapanelli en sus chats de pandemia.
Si bien las brochetes suelen asarse con los ingredientes clavados en las varillas de metal o madera, esta técnica tiene una seria desventaja y es que se corre el riesgo de que los alimentos se rompan, se sequen o se peguen a la parrilla. Y es aquí donde las modalidad de cocción es superadora. “Al no ser pinchados en el momento de la cocción, los alimentos, ya sean carnes o verduras, mantienen sus jugos concentrados”, resaltó Rapallini.
“Nuestro objetivo era que el vegetariano y el vegano vuelvan a disfrutar de la parrilla y puedan convivir con las carnes asadas en la ceremonia”, explicó Alejandro sobre la clave del producto. Los hermanos admiten que la brochetera originalmente fue pensada para verduras, en la práctica sirve para cocinar todo tipo de alimentos. “Tener la brochetera es una gran oportunidad para crear recetas, para inventar. La palabra clave es creatividad. Se puede usar para pulpo, pescado, verduras, carnes, achuras, lo que se quiera, hay mil opciones”, aseguró Alejandro con entusiasmo.
“El cocinero Christian Petersen se enamoró del producto y lo usó en uno de sus restaurantes para elaborar las entradas del menú. La usó con portobellos, pollo y panceta”, contó Alejandro.
De Coronel Suárez al mundo
En La Brochetera cuentan con tres opciones que varían en cuanto al tamaño del canasto y el largo del mango. El modelo más grande, el XL, tiene un costo de 4.800 pesos. Próximamente, lanzarán al mercado unos 13 productos nuevos, como hornos para pizzas, fogoneros y un recetario.
“Trabajamos todo con venta directa. Estamos aprendiendo mucho de lo que es comercio electrónico y marketing digital para seguir creciendo -relató Alejandro-. Tenemos el producto registrado en todo el mundo y estamos teniendo buena aceptación. Pese a lo que pensamos los argentinos, el ritual del asado es global”.
Los hermanos ya entraron a los mercados de Uruguay y México. Además, están en tratativas con México, Chile y Estados Unidos. “A veces miramos el pasado reciente y no podemos creer todo lo que nos pasó. Como una simple charla de sobremesa de un asado se puede transformar en un negocio”, se entusiasmó Alejandro.
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