Los perros que trabajan a la par de los bomberos: salvan vidas y detectan dólares robados y cocaína

Participaron de los salvatajes en Cromañón y en la tragedia de Once. Desde el 2020 cuentan con su propio equipo en los Bomberos de la Ciudad. La Brigada Especial de Rescate está formada por 8 marines caninos y 10 hombres

Mariano Graffigna junto a su perra Fly. "Es parte de mi familia", comenta (Prensa GCBA)

A la hora de hablar de perros, es difícil dimensionar el aporte que hacen en la vida de los ciudadanos. Muchos podrán pensar que se trata únicamente de seres adorables de cuatro patas que nos acompañan incluso en nuestros días más tristes. Pero, no. Su rol ciudadano es incalculable: ellos están detrás de las vidas que se salvan cuando hay un siniestro. Como ocurre en la Ciudad de Buenos Aires con la Unidad Canina del G.E.R -perteneciente a los Bomberos-., este ejército es parte de eso: unos marines caninos que se enfrentan al caos, se sumergen en las llamas de un incendio, y leales a sus maestros: siguen sus pasos hasta incluso morir junto a ellos.

Si tuviésemos que describir este ejército, sería muy simple: adiestradores y perros listos para sobrevivir a una tragedia. Mejor dicho: arriesgar su vida por otros cuando el caos ya llegó. La sección K9 es parte de todo el encanto de lo oculto, y en el caso de los bomberos, forma parte de la Brigada Especial de Rescate del Grupo GER. Su especialidad: sin duda es la búsqueda en estructuras colapsadas. Entrar allí, justo cuando todos buscan escapar.

En el año 2020 murieron dos bomberos tras ocurrir un incendio en la Perfumería Pigmento del barrio de Villa Crespo. Ocurrió un momento de quiebre, y como resultado: un mes después nace el K9. Para acompañar en el caos a quienes arriesgan su vida y poder lograr un mejor desempeño en equipo. La Brigada Especial de Rescate está compuesta por ocho canes en acción. Ellos son: Iron, Moira, Nala, Fly, Tyson, Kaia, Zeus y Tina; y trabajan junto a diez guías, con los que entrenan diariamente.

La preparación es parte de una exitosa intervención. “A partir de este vínculo tan reforzado que tenemos con Fly, cada vez que entra a una intervención real donde hay riesgos la cuido más que a mí mismo, porque ella es la que está adentro rodeada de los escombros soportando todos los peligros que existen en un contexto como el de estructuras colapsadas y derrumbes”, dice el bombero (Prensa GCBA)

Pero estos dulces animales de cuatro patas entrenados para salvar vidas, no se encuentran únicamente allí, con los bomberos. Sino que sigilosamente aparecen en una multiplicidad de áreas de seguridad, que van desde las fuerzas especiales hasta la policía de la ciudad. Sin detenernos en que incluso hay una división canina especializada, y departamentos dedicados a la odorología, a grandes rasgos con la utilización del olor en las escenas de crímenes, explican los especialistas.

Cuando ocurre un asesinato, son ellos, los perros los que buscan las pistas con su enorme capacidad olfativa. Incluso, uno de los grandes misterios: pueden encontrar dinero a través de su adiestramiento, y así actuar en un allanamiento. Aunque la Unidad Canina del G.E.R. no se dedique a encontrar dólares, su especialidad es la intervención en derrumbes y tragedias. Por supuesto: salvar vidas de la mano del Cuerpo de Bomberos de la Ciudad de Buenos Aires.

Las situaciones habituales: intervenir en intentos de suicidios, derrumbes, y rescates subacuáticos, absolutamente nada parece peligroso para aquellos que estén dispuestos a sumergirse en el medio del caos en busca de dar un aliento a quien está a punto de terminar con su vida. Son algo así, como los ángeles que cambian el destino, y que irrumpen cuando pareciera estar todo, casi todo, perdido.

El entrenamiento es parte de la labor de todos los días. "Lo que más me gusta es que sabe cuando es momento de trabajar, es impresionante salvar vidas juntos", dice el bombero (Prensa GCBA)

“Participamos en los incendios en el boliche Cromañón y en la fábrica de Iron Mountain, por ejemplo. También asistimos en el choque en la estación de trenes de Once”, ejemplifica Rodolfo Goy, Subcomandante y Jefe del destacamento de Bomberos de la Sección del Grupo G.E.R de Caballito. Según informan, uno de los mayores logros que consiguieron en estos dos años se trata de la certificación internacional IRO, en tres de los perros de la brigada, mientras que el resto continúa en formación y están próximos a poder incorporarse en los operativos.

Perros de élite

El comisario Luis Eduardo Garcia, Jefe de la División Perros de la Policía de la Ciudad, quien tiene 60 perros a disposición, explica: “El k9 es la sigla que se utiliza para nombrar mundialmente a los perros que trabajan para las fuerzas armadas o de seguridad. Nosotros en la policía de la ciudad tenemos el K9 y de las fuerzas especiales para situaciones críticas. Después lo del G.E.R. Se encargan de buscar víctimas en estructuras colapsadas como derrumbes e incendios”.

García explica: “Después estamos nosotros que somos la División Perros, nosotros tenemos la mayor cantidad de animales de las distintas especialidades. Desde perros detectores de narcóticos, detectores de explosivos, de rastreo humano (encuentran personas con y sin vida), de laboratorio de orodología forense (los que encuentran olor que dejan las personas en la escena del crimen), los de seguridad o patrulla, y por último: la escuadra fiel”.

El beneficio en un operativo: el olfato del animal. “está muy lejos del alcance del ser humano, se ha dado el caso con perros detectores de narcóticos han encontrado 100 kilos de cocaína en dobles fondos soldados de camión”, dice.

En cuanto a los perros detectores de divisa: todos los perros se entrenan de manera igual con asociación de olores, juegos, y comida. Ya sea dólar, narcótico, explosivo y se lo asocia con comida y juego. No se drogan los perros, ni nada. El olor a la tinta del dólar. Billetes perforados en desuso, explica el comisario.

Desde los ojos del entrenador

Mariano Raffigna (31) desde hace cinco años que dedica su vida a ser bombero. Y entre los desafíos más grandes que se encontró, está el de guiar a Fly, su gran compañera. Una border collie de un año y 8 meses que es su compañera de vida. Desde que era cachorro comenzó a entrenarla, con ejercicios que simulan ser una masacre: escombros y rampas, restos de piedras, y plataformas descarriadas. Prácticamente todo aquello con lo que se puedan encontrar en la realidad de un día de trabajo.

Raffigna, uno de los entrenadores y bomberos, revive ese momento: “El día más feliz de todo mi trabajo fue cuando con Fly logramos el certificado internacional de rescate. Hubo un antes y un después de ese momento. Pasamos a entender la importancia de nuestro trabajo juntos: salvar vidas”.

Sobre el trabajo en el equipo, dice con un fuerte orgullo: “Formar parte de esta unidad significa para mí un desafío muy grande dado que tenemos que trabajar con otros seres vivos, fortaleciendo la confianza y entendiéndose a partir de diferentes maneras de comunicarnos”.

Mientras habla de ella, se emociona, y dice: “No sé cómo explicar que más que un perro es mi familia. Pasamos todo el día juntos, y cuando llegamos a casa sabe que se terminó la hora laboral y es momento de pasar con mi hijo, ahí se convierte en mascota”, comenta. Eso no es todo, son tan unidos que hasta pasaron la Navidad juntos.

Su mayor logro juntos: alcanzar la certificación internacional. "Fue un duro trabajo obtener la certificación, ese día había un jurado internacional. Me da mucho orgullo", agrega (Prensa GCBA)

A la hora de indagar las razones por las cuales Mariano dedica su vida a los animales, se pone aún más sentimental: “amo a los perros y les tengo mucho respeto”. En cuanto a su trabajo en equipo, remarca: “A partir de este vínculo tan reforzado que tenemos con Fly, cada vez que entra a una intervención real donde hay riesgos la cuido más que a mí mismo, porque ella es la que está adentro rodeada de los escombros soportando todos los peligros que existen en un contexto como el de estructuras colapsadas y derrumbes”.

Sin duda, como señala: la cuida más que a su vida. En cuanto a su día a día, el bombero agrega: “Uno de los pilares más importantes dentro de la Unidad Canina es el trabajo en equipo, la confianza y la actitud de cada integrante para trabajar con los diversos perros, dado que el mío puede trabajar con otro guía que no sea yo y yo tengo la absoluta certeza de que mis compañeros van a dar lo mejor de sí”.

Entre los detalles: cada uno de los perros tiene un microchip -una especie de documento personal- y son atendidos por los veterinarios de la Ciudad de Buenos Aires, que cada tres meses les realizan chequeos para detectar que se encuentren en óptimas condiciones y puedan actuar en los siniestros. Pero lo más importante: conviven con el amor de sus entrenadores y las ganas de salvar el mundo.

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