Padres, alumnos y docentes del Instituto Provincial de Enseñanza Media, IPEM 18, de la provincia de Córdoba improvisaron una atípica medida para protegerse de la inseguridad: decidieron suspender la presencialidad en el establecimiento durante numerosas jornadas, en las que los contenidos fueron transmitidos a través de Whats App, la aplicación de mensajería virtual utilizada en forma masiva.
La medida extrema se dio luego de que se interrumpiera el servicio de guardia que prestaba un agente de la policía de la provincia. Por esa razón, hasta este martes 23 de agosto las clases fueron dictadas a través de WhatsApp.
Robos, amenazas y hechos de violencia son algunos de los episodios de inseguridad que denunciaron los integrantes de la comunidad educativa de la escuela ubicada en el barrio Granja de Funes de Córdoba. Cansados de dicha situación, los docentes optaron por volver a dictar clases con modalidad online.
En sus redes sociales el colegio informó que a partir del primero de agosto “la provincia tomó la decisión de sacar las consignas policiales de la mayoría de las escuelas”. Por ende, al quedarse sin la habitual custodia, volvieron a surgir episodios violentos protagonizados por jóvenes del mismo barrio.
“Constantemente se viven situaciones de robos, violencia, amenazas, y molestias, tanto el interior como en el exterior”, denunció la mamá de uno de los alumnos. Además, planteó que la situación se presenta desde el momento en que se decidió retirar al personal policial adicional.
Por tal motivo, los docentes de la escuela decidieron que hasta tanto no se restablezca el personal de vigilancia, se continuarán con las clases vía WhatsApp. Al respecto, se denunció que personas del barrio acuden a la escuela “amenazan a los docentes, ingresan a los baños, molestan a los chicos y como no ven personal de seguridad no hacen caso cuando se les pide que se retiren del lugar”.
Más allá de los hechos registrados mientras los integrantes de la escuela se encontraban en su interior, la preocupación se extendió y apuntó a personas que circulan alrededor de la institución y con fines de robo.
Para evitar que se concreten hechos delictivo, los padres de los alumnos pidieron mayor seguridad en la escuela como así también, un mayor control policial externo durante el ingreso y egreso de los alumnos, indicaron a Télam.
Al manifestar el estado de vulnerabilidad que perciben, la comunidad educativa remarcó que se sienten amenazados por la falta de seguridad y si bien todas las partes iniciaron distintos reclamos, tardaron en obtener respuestas que les brinden la contención necesaria.
Mientras esperaban por una solución que resulte efectiva para los hechos de inseguridad, padres y alumnos decidieron “tomar pacíficamente” la institución educativa y “por tiempo indeterminado” para “exigir respuestas del gobierno ante el reclamo de seguridad”.
Desde el perfil del colegio, se aclaró que los estudiantes optaron por tomar medidas más contundentes dado que “quieren y desean estudiar pero en condiciones dignas” y sin estar bajo permanentes amenazas.
Luego de varios reclamos iniciados tanto por la institución educativa como los padres, se logró una reunión y firma de acuerdo con intermediación del Ministerio de Educación. Fuentes del área confirmaron a La Voz que se hizo una reunión con el ministerio de Seguridad donde se acordó reforzar corredores seguros y la presencia de adicionales de Policía.
A partir del compromiso asumido, se retomarán las clases desde este miércoles y de manera normal, mientras esperan por la presencia policial para monitorizar la zona alrededor del colegio.
Por otra parte, la directora del colegio Graciela Enriquez indicó que la decisión de haber tomado la escuela se tomó a partir de las amenazas que recibió un profesor de educación física. Al respecto, una docente detalló que los agresores ingresaron primero al baño y fue en ese momento cuando les pidieron que se retiraran. Un preceptor los convenció pero al salir se quedaron en el patio y fue allí donde le advirtieron al docente que “lo iban a quemar”.
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