Las abuelas que superaron un cáncer y cocinan hace 40 años en su restaurante de Villa Crespo

María del Carmen La Paz y su hermana Teresita son las anfitrionas de El Pasaje. Todos los días arrancan de madrugada para preparar guisos y carnes para sus clientes. Sus historias de vida

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Las hermanas La Paz recibieron
Las hermanas La Paz recibieron a Julia Zenko en su local (Fuente: Instagram @cantinaelpasaje)

La Ciudad de Buenos Aires tiene cientos de restaurantes en todos los barrios. Pero hay uno en Villa Crespo que es comandado por dos abuelas de 82 y 86 años que se levantan todos los días a la madrugada para estar al frente de su local a las 7.30 y arrancar el día.

Se trata de El Pasaje, restaurante que está ubicado en Rojas 2050. En una esquina tranquila de casitas bajas, de una buenos aires que se quedó en décadas pasadas. Mientras algún vecino lava su auto y una mujer baldea la vereda, María del Carmen La Paz y Teresita La Paz hablaron con Infobae luego de un día arduo de trabajo.

Emprendedoras uruguayas

“Somos uruguayas y llegamos a Argentina en 1983. Habíamos vendido una propiedad en Montevideo y con la plata nos convenía mucho más arrancar un negocio acá”, cuenta María del Carmen, mientras pasa un repasador húmedo en una mesa.

María del Carmen y Teresita
María del Carmen y Teresita superaron un cáncer (Fuente: @cantinaelpasaje)

Las hermanas abrieron El Pasaje hace casi 40 años y desde ese momento no pararon un minuto. “Allá yo trabajaba en una empresa de transporte en una oficina -cuenta María del Carmen-. Pero en Buenos Aires enseguida me puse al frente de la cocina y más después de la muerte de mi marido”.

María del Carmen cuenta que antes de comandar El Pasaje, sólo cocinaba para su familia. “Teresita era la que más estaba a cargo de la cocina cuando murió nuestra madre -recuerda la abuela-. Pero ahora, no me puedo despegar de la cocina para nada”.

Como todo emprendedor, las hermanas La Paz tuvieron que ir aprendiendo sobre la marcha para sacar adelante el negocio. Sostienen que les cuesta conseguir ayudantes que quieran aprender el oficio “Creen que se la saben todo, pero a veces es necesario ser un poco humilde y dejar que le enseñemos”, recalca María del Carmen.

Aún así, las dos mujeres se abrieron paso en el complejo negocio de la gastronomía porteña. “Muchas cosas la pedimos para que lo traigan por encargo, como la carne, los huevos u otras materias primas. También nos ayuda mi hijo con algunas compras de verduras y frutas en el Mercado Central”.

Un menú para todos los gustos

Las chicas, como le gustan que las llamen, ofrecen dos platos nuevos cada día, más los clásicos de El Pasaje. “Tenemos albóndigas con puré, siempre una carne al horno que puede ser peceto, pescado en milanesa, guisos como mondongo o lentejas. Y de postre tenemos budín de pan, tarantela, flan y arroz con leche”, enumera María del Carmen.

Toda la comida de El Pasaje es casera. “Hecha como si fuera para nuestra familia”, se entusiasma la abuela mientras descansa tras el día de trabajo.

Las hermanas se levantan a
Las hermanas se levantan a la madrugada para cocinar (Fuente: @cantinaelpasaje)

Las hermanas La Paz, después de tantos años de trabajo tuvieron alguna repercusión mediática. María del Carmen visitó el programa de la TV pública, Cocineros Argentinos, para difundir los platos de su cantina. “Si hay algo que me gustaría en el futuro es dar clases de cocina para difundir todo mi conocimiento -explica la abuela-. Hay una señora que me escribe por Instagram para pedirme consejos de cocina. A partir de eso se me ocurrió la idea”.

La actividad como medicina

Tanto María del Carmen como Teresita tuvieron que atravesar un cáncer hace pocos años. En el caso de Teresita tuvo que dejar un tiempo de trabajar por la quimioterapia. “Creo que la actividad tanto física como mental nos ayudó a curarnos de la enfermedad -resalta la abuela-. Es una buena manera de ayudar a la recuperación, más allá de que siempre sea necesario ir al médico y hacerse chequeos”.

En ese sentido, las hermanas La Paz son un ejemplo de cómo mantenerse activas las ayuda a “no pensar en cosas feas o en la muerte”, como explica María del Carmen entusiasmada.

Las hermanas viven juntas al lado de su restaurante y comparten todo el día. Aseguran que casi no se pelean, “apenas algún debate por una receta nueva “, se ríe María del Carmen. En ese sentido, las chicas son optimistas en cuanto a mantenerse muchos años más al frente de su restaurante. “Mientras nos dé el cuerpo, no vamos a abandonar la cocina por ninguna circunstancia”, se sonríen las abuelas y arrancan su tarde de descanso con siesta incluida.

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