El 31 de octubre de 2017 a las 15.05, Sayfullo Habibullaevic Saipov, un uzbeko de 29 años, irrumpió en una ciclovía del Sur de Manhattan, atropelló a un grupo de ciclistas y mató a ocho. El terrorista dijo después que lo hizo en nombre de ISIS. Entre las víctimas había cinco argentinos oriundos de la ciudad de Rosario, que habían viajado a Nueva York para festejar los 30 de egresados del Colegio Politécnico: Hernán Mendoza, Diego Angelini, Alejandro Pagnucco, Ariel Erlij y Hernán Ferruchi. Una de las viudas dialogó con Infobae sobre el estado de la causa judicial contra el autor del atentado.
“A cinco años, el proceso judicial sigue exactamente igual que el primer día, es decir, no hay justicia aún. Digo aún porque, por supuesto, nunca se pierde la esperanza de que eso suceda. Pero en cinco años sí sucedieron muchas cosas en el medio, cinco años es mucho tiempo para todos”, explicó Ana Evans, la viuda de Mendoza.
Invitada por la AMIA, la mujer participó de un homenaje a las personas que murieron y sufrieron algún daño a causa de actos terroristas, con motivo del Día Internacional de las Víctimas del Terrorismo que se conmemora cada 21 de agosto. A cinco años del atentado de Manhattan, Evans dijo: “En estos cinco años me he fortalecido. He aprendido un poquito a tratar de entender un proceso judicial de algo que sucede en otro país, no en el nuestro, en el cual me he sentido muy poco acompañada. Y, en el medio, la vida pasa y las víctimas somos invisibilizadas por todo un sistema y un proceso que no nos tiene en cuenta”.
- ¿Tuvieron ayuda o acompañamiento del Estado argentino?
- No hemos tenido ningún tipo de ayuda ni acompañamiento del Estado nacional ni de ninguna entidad del Gobierno. Este podría ser un buen llamado al pedido de acompañamiento para visibilizar y acompañar a las víctimas de terrorismo. No sólo no nos han acompañado desde el gobierno de Estados Unidos, tampoco del argentino. En su momento sí, lo que fue el repatriado de cuerpos y demás para cumplimentar con todo lo que había que hacer en ese momento, pero después fue nada más que el pésame y decir que están para ayudarnos, pero nadie nos ayuda en nada, ni siquiera para ayudarnos en el reclamo de justicia en Estados Unidos.
- ¿Tus hijos qué te dicen?
- Tengo una hija que habla mucho, pregunta mucho. Tengo un hijo que no habla, que no habla desde de su dolor, es más retraído, más callado; pero escucha a la hermana cuando me hace muchas preguntas que, a veces, no puedo contestar. Y mi hija más chica, que hoy tiene 8 años, por ejemplo, te pregunta: ‘¿Papá no vio el camión?’. Y yo le respondo. ‘No mi amor, el camión venía de atrás’. Y, entonces, me dice: ‘¿Y el camión no lo vio a papá?’. Cómo se le explica a un niño de 8 años que no fue un accidente, que no es que el camión no lo vio, el camión lo vio y el conductor buscó matarlo.
- ¿Te recibieron las autoridades en estos cinco años?
- A mí me recibieron al principio, y por estas cuestiones que tiene, no sé si es la política o qué, ese es otro lugar donde yo no entiendo y no me meto, que van cambiando; pero las instituciones deberían trascender a las personas. Aquellas personas que, en su momento, me recibieron lo hicieron por una gestión de mi abogado. Entonces, en ese momento, todos me recibieron, me dieron el pésame, un abrazo y el ”lo que necesites”. Pero tampoco sabía como víctima del terrorismo qué necesitaba. Yo te puedo decir que necesitaba cosas que, evidentemente, nadie me podía dar. Hoy, institucionalmente, hay un vacío enorme: estamos representados por nadie, nos valemos por nosotros mismos.
- ¿Qué sentís al ser invitada por las Naciones Unidas a un Congreso?
- A lo largo de estos cinco años, elegimos criar a nuestros hijos con amor y pararnos en el lugar de la luz, no de la oscuridad. Tenemos una frase que siempre repetimos con el símbolo del infinito, que es que el amor vence al odio. Desde ese lugar en que yo me paré y con la experiencia de hoy, recibo una invitación a participar del Congreso Mundial de Naciones Unidas, lugar que me honra. Invitación que me demuestra que el camino que elegí es el correcto y que todo lo que vengo diciendo todos estos años es cierto. Las víctimas estamos en una zona gris, no somos asistidas, estamos invisibilizadas y no tenemos ningún tipo de apoyo. Sentir la impotencia de que nadie nos ayuda es otro ataque.
- ¿Vas a trabajar para que las víctimas tengan algún tipo de ayuda y contención?
- Desde mi lugar de víctima, creo que tiene que haber mucho para hacer, comprendo, sé de qué se trata. La invitación de Naciones Unidas no sólo me honra sino que abre un camino inmenso de posibilidades y de oportunidades de trabajo; para decir “si no hay nada hecho, hagámoslo”. Desde ese lugar y, a través también de esta invitación que nos da más herramientas; y a través de la Fundación y de la UBA y del Centro; es que puedo tomar la posibilidad de decir bueno, a partir de ahora, podemos pensar un programa que asista a las víctimas.
- ¿Cómo fue el tener que reconfigurar toda tu vida tras el atentado?
- Tuve que reconfigurar mi vida completa. Porque, primero, cuando uno forma una familia las tareas se dividen. Nosotros, con Hernán, habíamos decidido vivir en las afueras, tener un hijo más. Hablé con él minutos antes del ataque, habían ido todos a almorzar a un mercado y tenían señal, por eso me mandó un vídeo. Yo le enviaba fotos del viaje de mi hijo en el campamento en Entre Ríos...
- Y ¿cómo se sigue?
- A cinco años del atentado, que todavía no haya una definición del proceso judicial cuando ya debería estar, por lo menos, el juicio realizado; no sé, es la parte que me resulta como muy increíble de todo esto. Claramente, hay cosas que escapan de mi conocimiento. Yo lo único que puedo decir es lo doloroso que es. Cualquier víctima de terrorismo te lo puede decir, cualquier víctima a la que le hayan asesinado a un ser querido te puede decir que lo que más se necesita para encontrar la paz, es que haya justicia.
Consultado por Infobae sobre el estado actual de la causa por el atentado, Juan Félix Marteau, representante legal de la familia Mendoza-Evans, explicó que, desde el punto de vista técnico, el juicio se encuentra demorado debido a que el actual fiscal general Merrill Garland debe resolver si formaliza un acuerdo de culpabilidad con el acusado, lo que implica abandonar la solicitud de pena de muerte que había realizado el fiscal general de la administración de Donald Trump, Jeff Sessions.
“Consideramos que la formalización de un acuerdo de culpabilidad (plea agreement) entre la Fiscalía y el atacante, que siempre reafirmó su adhesión a la organización terrorista Estado Islámico (ISIS), es tardío, dilatorio y no genera ningún beneficio para la ampliación de la investigación a otros hechos y posibles responsables. Solicitamos que, con urgencia, se tome una decisión y se lleve a cabo un juicio plenario, en donde se aplique la máxima pena prevista en el ordenamiento jurídico federal de los Estados Unidos”, concluyó Marteau.
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