La voz de una azafata del vuelo de Aerolíneas Argentinas le avisa al pasajero Marcelo que su mujer Noelia quiere darle un mensaje y, para que todos sepan de qué se trata introduce contando a la tripulación que la pareja se casó hace diez años, que hace quince se conoció, que tienen dos hijas y que ella está por proponerle renovar sus votos nupciales.
Detrás del cortinado que los separa de la cabina sale Noelia, camina por el pasillo, se acerca hasta él y le pregunta: “¿Me decís que sí?” y, algo tímida, extiende los anillos apenas Marcelo llega a balbucear un “¡Sí!”.
El aplauso del resto de los pasajeros acompaña el intercambio de alianzas (las terceras en común) y que llevan la inscripción “Si yo, tú”, que para ellos representa nada menos que su amor y la vida que los une.
La pareja y sus pequeñas dos hijas volaban con destino a El Bolsón, hasta donde llegaron para pasar una semana de vacaciones y celebrar el aniversario de haberse conocido. “El 19 de agosto cumplimos 15 años de habernos visto por primera vez y puesto de novios porque fue tal el flechazo que el mismo día que nos conocimos entendimos que pasaríamos la vida juntos. A la semana, ya conocimos a nuestras familias”, cuenta desde la comarca andina Noelia Derndich.
“Me sorprendió mucho lo que hizo, no lo esperaba aunque suele hacer ese tipo de sorpresas. Admito que entre los nervios y la vergüenza, porque soy muy tímido, no me di cuenta de que la gente nos aplaudió”, reconoce Marcelo Barbero (39), quien una década atrás se arrodilló frente al amor de su vida para pedirle que fuera su esposa.
Celebrar el amor
Mientras cuentan las veces que coincidieron antes de que un amigo en común los presentara, no lo pueden creer ni entender esas situaciones aunque asumen que fueron las “cosas del destino” las que movieron las fichas para que no se vieran las caras antes de la madrugada del 19 de agosto de 2007 en una fiesta de cumpleaños.
“A la semana de estar de novios y contándonos nuestras historias nos dimos cuenta de que fuimos a la misma escuela (él dos años antes porque es dos años mayor que yo), que tuvimos las mismas maestras, que frecuentamos los mismos lugares y a las mismas personas durante mucho tiempo, pero aún así no nos habíamos visto”, resume la abogada que durante su primer embarazo decidió dejar todo de lado para dedicarse a la crianza de su primera hija.
Más emocionada, agrega la mujer mientras con su familia emprenden por la Ruta 40 el camino de regreso al hotel luego de haber jugado medio día en la nieve: “Además de haber estado en los mismo lugares, nuestros abuelos se relacionaban antes de que naciéramos: mis abuelos compraban en el almacén de la abuela de Marcelo, pero tenían trato comercial y no se conocían más de un hola y chau... Esto demuestra que cuando dos personas están destinadas a encontrarse se encuentran, ¿no? Parece una novela, pero es nuestra vida real”.
“Es más -sigue- él me presentaba a sus amigos y yo conocía a sus novias, hoy las mujeres, porque con algunas fuimos compañeras de danza y con otras fuimos amigas en la infancia”.
Contagiando su propia sorpresa al recordar los inicios de la relación, vuelve a un momento particular. “Cuando él me presentó a los sobrinos, que hoy tienen 18 años, les dijo ‘¡Ella es la tía Noe!’... ¡Así me presentó y había pasado una semana de conocernos!”, cuenta y Marcelo aclara: “Fue la única novia que presenté a mi familia, la primera y la única”.
El noviazgo duró cinco años y, como todas las parejas, pasaron muchas situaciones. “De las buenas, de las malas y de las peores. A los cinco meses de estar en pareja murió la mamá de Marcelo y eso también hizo que se afianzara nuestra relación”, cuenta apenada la pérdida.
El 28 de noviembre de 2012 se casaron por civil, a los dos días tuvieron la ceremonia religiosa y la fiesta tal como la soñaron. “La pasamos con nuestras familias y amigos, con todos los que queremos y nos quieren”, resumen en día especial y admiten que por eso, desean repetir el festejo y en la misma fecha.
Reviviendo cómo surgió la idea de sorprender a su marido en pleno vuelo, la mujer de 37 años relata: “Siempre trato de prepararle sorpresas y un día vi que en un vuelo a Misiones, un chico le propuso casamiento a la novia y se me ocurrió hacerlo de la misma manera. Hace 15 días lo decidí, encargué las alianzas y me la jugué, esperando tener la complicidad del personal de Aerolíneas en el vuelo”.
Lo que hizo aún más especial el momento para Marcelo fue ver la inscripción en la nueva alianza. “Es el poema de El Mago de Oz, y el tema que sonó en nuestra entrada a la fiesta de casamiento. La letra, que dice: ‘Si caes, yo contigo, y nos levantaremos juntos, en esto unidos’... Ese es el resumen de nuestra relación porque el poema habla de cómo se construye una relación, así lo estamos haciendo”.
Entre las casualidades, también cuentan que ambos son de la provincia de Buenos Aires. Noelia de San Miguel y Marcelo de José C. Paz, donde vivía su abuela y que ella decía que nunca viviría allí, pero la familia reside en esa localidad y en aquella casa donde su abuela le preparaba su comida favorita, cerca de donde Marcelo jugaba con sus primeros amigos.
Felices, concuerdan con que llevan la vida que juntos planificaron: “Es tal como la habíamos planeado. Yo cerré mi estudio de abogacía para dedicarme a mis hijas, para apostar a la familia y la verdad que hoy puedo decir que tengo la dicha de poder criarlas. Ser mamá de ellas es una tarea muy grata y hoy reafirmo la decisión que tomé y que no me costó para nada hacerlo”.
Pese a que Marcelo suele viajar mucho debido a su trabajo en una empresa mecánica, ambos coinciden en que ese tiempo lejos, con hasta doce horas de diferencia, no afecta la pareja. “Hablamos, nos extrañamos y jamás perdemos el contacto ni el deseo de estar juntos”, finaliza Noelia.
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