Por un reto de TikTok hicieron explotar una bomba casera en un recreo y una alumna de 15 años quedó sorda

A.Z. pasaba junto a un cesto de basura donde se detonó el explosivo. Perdió el 96,4% de la audición

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El padre apuntó sus acusaciones contra las autoridades del Instituto Don Bosco
El padre apuntó sus acusaciones contra las autoridades del Instituto Don Bosco

La comunidad del prestigioso Instituto Don Bosco de la ciudad de Mar del Plata quedó consternada a lo largo del último mes, después de que una alumna perdiera la audición casi por completo después de que explotara una bomba casera en un tacho de basura durante un recreo.

Según pudo averiguar la familia de la adolescente de 16 años, la detonación del explosivo formaba parte de una suerte de reto para la red social TikTok. Hasta el momento no se sancionó a los responsables del hecho y se sospecha de que algunos padres están encubriendo a sus hijos.

La protagonista se llama A.Z., tiene 15 años y cursa el 4to año de la legendaria institución educativa. La historia fue dada a conocer por el medio 0223, donde se detalló todo el calvario que tuvo que atravesar la familia desde el accidente hasta la actualidad.

El hecho ocurrió el 8 de julio cerca de las 12 del mediodía. Azul caminaba tranquilamente por el patio de la escuela en el último recreo de la jornada, cuando de repente pasó al lado de un cesto de basura, donde se produjo una tremenda y muy ruidosa explosión. La joven cayó desvanecida ante la sorpresa de todos los presentes. Se trataba de un dispositivo de fabricación casera y habría sido colocado allí con el fin de grabar un video para la red TikTok, la más utilizada por los adolescentes en la actualidad.

Desde aquel momento, la familia se paseó por diversos fonoaudiólogos, la audición de Azul había quedado comprometida. Recién en la última semana pudo conocerse el diagnóstico: la adolescente de 15 años perdió el 96,4% de la audición y ahora necesita realizarse dos implantes coclares, cuyo valor oscila entre los 40 y los 60 mil dólares.

Una vez ocurrida la explosión, el colegio llamó de inmediato a los padres. Pero ante la demora de la ambulancia, fue su progenitor quien decidió llevarla en su auto a la Clínica 25 de Mayo.

La menor estuvo internada allí durante tres días. Le administraron corticoides intratimpánicos en quirófano con anestesia total. Mientras tanto, los resultados de las audiometrías realizadas no eran favorables.

Se dañó la cóclea del oído interno y necesita implantes cocleares para solucionarlo. Ahí empezó lo peor. La internaron para darle los corticoides, sesiones en cámara hiperbárica, todo cubierto por mí. Soy empleado judicial y la obra social todos esos gastos no me los cubrió. Los implantes que necesita salen entre 40 y 60 mil dólares”, afirmó el padre de la adolescente, en declaraciones al medio 0223.

Los profesionales confirmaron la pérdida de audición del 96,4% para la joven de 15 años, lo que le modificó por completo su vida. A raíz de este problema se vio obligada a abandonar su práctica de rugby y de karate y tuvo que cambiar radicalmente su vida, tanto en las relaciones como en las propias clases en su escuela.

“No hay casos de daño acústico, así nos dicen los médicos en tantos años de profesión. Solo comparable a los tiempos de la guerra de Malvinas, o los que son provocados de manera progresiva, obreros en la metalúrgica que trabajan con protectores auditivos. Pero no de esta forma”, afirmó su padre

Una vez ocurrido el hecho, el hombre realizó una denuncia penal en la Unidad Fiscal Nº 11 de delitos culposos en Mar del Plata, donde apuntó de manera directa a las autoridades del instituto Don Bosco.

El padre de la joven acusa al colegio de haber minimizado el hecho y de no haber resguardado la escena ante una potencial investigación de la Justicia. Se quejó de que el Don Bosco no le dio intervención a las autoridades policiales ni permitió que el material con el que se armó el explosivo fuera peritado.

El colegio Don Bosco, por su parte, envió dos comunicados vía mail a todos los representantes que componen su entidad educativa, docentes, autoridades, empleados escolares y padres.

En el día de la fecha (11 de julio) los preceptores han comenzado a reflexionar con los distintos cursos y durante el día de mañana lo continuaremos haciendo en presencia de un directivo. Al mismo tiempo, estaremos atentos a las repercusiones y abiertos a la escucha con la finalidad de identificar a los responsables y evaluar los pasos a seguir. Confiamos que las familias puedan continuar el diálogo con el hogar”, rezaba una parte del comunicado.

A su vez, aseguró que los responsables del estallido no fueron determinados y que, aunque se los detectara, las sanciones serían meramente educativas.

“Desde el colegio y la inspectora me dicen que los responsables no están identificados, y que si los identificaran, las sanciones son reparadoras. Evidentemente esto, por la gravedad del hecho, no saben si fue una persona o varias. Hay mucho secretismo, sospechan que las familias lo saben y están protegiendo a sus hijos de la denuncia penal. La inspectora me dijo que con las leyes que hay, no hay sanciones como excluirlos de la escuela, sino que evalúan la matriculación del año entrante”, afirmó.

Y continuó: “Está hecha la denuncia en el Consejo Escolar. El viernes estuve reunido con la inspectora de DIEGEP (Dirección de Educación de Gestión Privada) que pertenece al colegio y le van a dar intervención al consejo regional y el Ministerio de Educación porque es un caso sin precedentes a nivel local, provincial y nacional”.

Por el momento, uno de los objetivos del padre de Azul es que el caso de su hija se haga público para que las familias puedan concientizar a sus hijos sobre los peligros de realizar determinados retos en TikTok.

En tanto, la vida escolar de Azul cambió: todos los días debe tomar medicación contra el vértigo, el aula donde cursaba debió ser mudada a la planta baja y ella ahora debe ubicarse muy cerca de los profesores para poder alcanzar a escuchar algo de lo que enseñan en cada clase.

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