Desde hace días, las imágenes de la ciudad de Rosario son apocalípticas. El humo, producto de los incendios que aún no han podido ser controlados, tiñe el cielo de gris y envuelve las calles. El humo no deja ver. Tampoco respirar. Como en la cuarentena, las autoridades municipales recomendaron a los rosarinos salir con barbijo y evitar la actividad física al aire libre. El humo tóxico es la nueva pandemia.
“Acá seguimos ahogados”, dice a Infobae Laura F., que prefiere no dar su apellido, pero cuenta que tiene 40 años y es traductora. Vive con su perro en el cuarto piso de un edificio en el centro de Rosario. Desde el domingo, cuando comenzaron a propagarse las llamas frente a la ciudad, decidió no volver a abrir las ventanas. “Tuve que tapiar la casa de nuevo, como otras veces. Los períodos de humo insoportable van y vienen de manera intermitente”, asegura.
Augusto Saracco tiene 55 años y vive en la zona del Parque Urquiza frente al río Paraná. La vista de su departamento, ubicado en el piso doce, hoy le ofrece un paisaje triste. “Permanentemente veo incendios. Es como una llama eterna. Ya no sabemos a quién pedirle que se haga cargo: las quemas no paran y nadie reacciona”, dice a este medio.
Augusto cuenta que tiene alergia, una de las afecciones crónicas más comunes en todo el mundo, y que está “padeciendo” el humo. Por estos días, lo primero que hace al levantarse es chequear la dirección en la cual fluye el viento. Es que, según cómo sople, el humo se siente más o menos. “Si sopla del Este o del Sur, como viene sucediendo, el humo entra por todos lados. No importa cuán cerradas estén las ventanas ni tapadas las hendijas”, explica.
Su última adquisición, revela, fue un “ozonizador”. Se trata de un aparato pequeño que genera ozono de manera artificial y elimina olores. Decidió colocarlo en su habitación “para que el humo se sienta menos y poder descansar mejor”.
A comienzos de esta semana, la Facultad de Ciencias Médicas (FCM) de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) advirtió que la quema de humedales en el Delta del Paraná está generando “graves consecuencias para la salud de la población”. Debido a las consecuencias en el ambiente y la salud de los vecinos, la institución calificó los incendios como “uno de los peores desastres ecológicos”. Para los vecinos resulta cada vez más difícil respirar el humo y las consultas médicas aumentan día a día.
En línea, un relevamiento del Colegio de Farmacéuticos reveló que aumentó un 20% la venta de antialérgicos y gotas oculares, que suelen usarse para la sequedad y picazón de los ojos. Leonardo Jurado, integrante de la institución, remarcó al diario La Capital que los días de humo en Rosario “la desloratadina, que es un antialérgico, se vendió el 20% más que en los mismos períodos pero sin humo”.
Lo mismo ocurrió con la fluticasona nasal, que también se expende bajo receta, y que tuvo ese mismo incremento. “Corroboramos además que esos incrementos se dieron en las farmacias de Rosario y no de otras localidades de la provincia, lo que comprueba aún más que hay una relación entre el humo que llega a la ciudad y las ventas y consultas en los mostradores”, destacó Jurado.
Andrés Cánepa da testimonio de ello. Tiene 34 años y es asmático. Por recomendación de su neumonólogo, desde hace unos días, tuvo que aumentar la dosis de su tratamiento preventivo del asma.
“Tengo prohibido exponerme al humo porque se me inflaman todas las vías respiratorias. Me estaba preparando para correr la Maratón de Buenos Aires en septiembre y tuve que dejar de hacerlo. Mi médico me indicó que usara el tapabocas en todo momento, incluso en los lugares cerrados, porque el humo penetra en todos lados”, confía a Infobae.
Desde el Colegio de Farmacéuticos cuestionaron el rol de los agroempresarios de los humedales ya que, pese a las enfermedades que surgen en la población, “siguen intentando extender sus riquezas con incendios intencionales”.
En sintonía, el intendente de Rosario Pablo Javkin pidió que jueces y funcionarios nacionales “intervengan, inicien causas y detengan a los responsables de las quemas de manera urgente”. “No se puede respirar”, denunció.
Asimismo, durante el mediodía de este miércoles, el secretario de Control y Monitoreo Ambiental de la Nación, Sergio Federovisky, afirmó que la Justicia se comprometió a actuar ante las quemas en el Delta del río Paraná.
En tanto, el gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet, aseguró que “en cuanto se tengan las órdenes judiciales, la policía va a salir a detener a quienes sean acusados de iniciar o incitar fuegos en islas del delta del río Paraná, que afectaron la flora y fauna de la zona pero también a la ciudad de Rosario y localidades aledañas por la presencia de humo”.
A modo de reclamo, desde la Multisectorial Humedales convocaron a una movilización para este miércoles a las 18 en el Monumento a la Bandera. “Lo que está sucediendo es un crematorio a cielo abierto”, dijo a Infobae Rodolfo Martínez, integrante de la organización.
Y agregó: “Desde el 2020 hasta hoy, Argentina perdió más de 1 millón de hectáreas de humedales, arrasados por el fuego y destruidos por un sistema productivo que pone en riesgo estos espacios naturales”.
Además, lanzaron una petición en la plataforma Change.org para pedir que se sancione la Ley de Humedales. Al cierre de esta nota, la cantidad de adhesiones superaba los 760 mil firmas.
“Los humedales combaten los efectos del cambio climático y garantizan el bienestar de miles de especies. Si bien cumplen una función imprescindible en el país y en el planeta, hoy están en peligro. Por eso es tan importante que Argentina tenga una Ley que los conserve y asegure su protección”, concluye el texto.
De momento, el humo sigue siendo parte del paisaje en Rosario. Según las autoridades, cuesta controlar los incendios por varios motivos. A las condiciones climáticas adversas, hay que sumarle el cuarto año consecutivo de sequía, la bajante histórica del río Paraná, el estrés hídrico de la vegetación en pie y una cantidad de vegetación seca acumulada. Todo eso brinda un escenario muy proclive a que el fuego siga prosperando.
SEGUIR LEYENDO: