“No te mato, pero te voy a hacer sufrir en vida”: violencia vicaria, el maltrato machista a través de los hijos

Se presentaron en la Cámara de Diputados distintos proyectos para tipificar la violencia vicaria en Argentina. El objetivo es incorporar en la Ley 26485 las veces que hombres violentos contra las mujeres utilizan como objetos a hijos e hijas para dañarlas. El rol de la justicia y el asesinato de niños y niñas como expresión máxima de la agresión

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La violencia vicaria es un
La violencia vicaria es un tipo particular de violencia de los hombres que usan a hijos e hijas como objetos para dañar a las mujeres FOTOS: facebook/Adoratrices Ciudad Real

“En el hotel te dejo lo que te mereces”, fue el último mensaje que Martín Álvarez Giaccio le mandó a su ex pareja. Ambos vivían en Barcelona y se habían separado hacía unos días. Antes del mensaje, Martín buscó al hijo de dos años que tenían en común para dar un paseo. La policía encontró el cadáver del nene debajo de la cama de la habitación del hotel donde se alojaba. El hombre escapó y luego se suicidó.

“Antonio David me decía ‘te los voy a quitar, te van a odiar hija de puta’”. Tras décadas de silencio, Rocío Carrasco, hija de la legendaria cantante Rocío Jurado, contó su versión sobre el alejamiento de sus hijos y las situaciones de violencia que vivió por parte de su ex marido Antonio David Flores, otro conocido personaje mediático en España.

“No las vas a volver a ver”, amenazó Tomás Gimeno a la madre de sus hijas de 1 y 6 años la noche que se las llevó. Semanas después el cuerpo de la mayor fue encontrado a mil metros de profundidad del mar en Tenerife dentro de una bolsa atada a un ancla. La otra niña y su papá siguen desaparecidos desde abril de 2021.

“El padre no buscó matar a mis hijos, no llegó a eso, pero me los sacó. Un fin de semana de 2014 se los llevó como cualquier otra visita y nunca los devolvió. Hacía solo tres meses había logrado que firmara el divorcio y fijar una cuota de alimentos. Cuando lo llamé preocupada porque no volvían me dijo que no iba a verlos nunca más y me cortó el teléfono. En la comisaría donde quise denunciar su incumplimiento me demoraron porque él me había hecho una denuncia penal y me notificaron una perimetral hacia mis hijos. Me dio una hipoacusia súbita por el estrés emocional y quedé sorda del oído derecho”. Los hijos de Vanesa tenían 8 y 10 años en ese momento. En la actualidad, sigue sin tener vínculo con ellos.

El abogado Juan Pablo Gallego
El abogado Juan Pablo Gallego presentó el primer caso en el país que se enmarca bajo la figura de violencia vicaria

Las historias se repiten en distintas zonas del mapa. El modus operandi también: hombres violentos contra las mujeres que usan como objetos a hijos e hijas para dañarlas. Un tipo particular de violencia que se conoce como violencia vicaria y que, en su expresión máxima, termina con el asesinato de los niños o las niñas.

En diálogo con Infobae, la psicóloga clínica y perita judicial Sonia Vaccaro explica desde su casa en Madrid el término que creó para ponerle nombre al dolor: “Según la RAE, el término vicario como adjetivo cumple las funciones de otra persona o lo sustituye. La violencia vicaria, entonces, es una violencia desplazada, por interpósita persona. A quien se quiere dañar es a la madre y para eso se utiliza a hijos e hijas. Es una forma de violencia machista: el maltratador sabe que el daño a hijos o hijas es un daño irreversible para esa mujer. Sabe que de ese golpe ella no se recuperará jamás”.

Vaccaro lideró en España el primer estudio de casos sobre violencia vicaria extrema ─la que llega al asesinato─ a partir de una base de datos de 400 sentencias judiciales relacionadas con violencia hacia la mujer o hacia menores. Según la investigación, entre el año 2000 y diciembre de 2021 se contabilizaron 50 asesinatos de niños y niñas. En el 82% de los casos el asesino fue el padre biológico. Estos hombres carecían de antecedentes penales y de enfermedades a las cuales poder atribuir su conducta. Por el contrario, los detalles del delito fueron planificados, no hubo ataques de furia o arrebatos, todos tuvieron el fin último de dañar a la madre y se encargaron de aclararlo previamente: “Ya verás lo que les pasa a las niñas…”, “me voy a cargar lo que más quieres” y “despídete porque no las verás más” son algunas de las frases que surgen de los casos estudiados.

Sonia Vaccaro, psicóloga clínica y
Sonia Vaccaro, psicóloga clínica y perita judicial

Efecto espejo

En Argentina, las diputadas Victoria Tolosa Paz y Mónica Macha elaboraron proyectos para tipificar la violencia vicaria e incorporarla en la Ley 26485, de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales.

El desarrollo doctrinario y estos proyectos legislativos permitieron, además, que el abogado Juan Pablo Gallego presentara la semana pasada el primer caso en el país que se enmarca bajo la figura de violencia vicaria.

“La violencia vicaria acorrala y el último eslabón son los hijos. Muchas veces estos hombres no se ocuparon nunca de las crianzas pero tras la separación comienzan una persecución judicial contra las mujeres solo para golpearlas donde más les duele. Les meten denuncias por violencia, demandas por alimentos, piden tener el cuidado personal unilateral de los hijos buscando romper el vínculo con las madres. Y es muy negativo cómo actúa la justicia. No hay una mirada integral y eso se transforma en violencia institucional al servicio de la violencia de género”, señala Gallego.

Stephany no se llama Stephany porque nombrarla con sus verdaderos datos sólo serviría para complicar su historia y el expediente en curso. La separaron de su hija durante dos años y medio. Cuando lograron reencontrarse, la nena no recordaba a su mamá.

“Mi ex me dijo: `Yo no te mato, pero te voy a hacer sufrir en vida´. Después de una visita no me devolvió a la niña, y denunció que le rompí la puerta de su casa y que lo mandé a amenazar con un cuchillo. Le tomaron esa denuncia y me impusieron una orden de alejamiento e impedimento de contacto.”

Stephany mide 1,50 metros y pesa 54 kilos. Habla pausado, suavecito, con ese tono tan típico de las mujeres bolivianas. Busca las palabras que no existen para describir cómo se siente que te arranquen una hija. Se quiebra y llora. Hay que hacer mucho esfuerzo para imaginarla agrediendo, amenazando o mandando a amenazar de muerte.

“Me fueron llegando citaciones desde distintas jurisdicciones y me fui presentando. A veces llegaba a un sitio y me sonaba de haber estado antes. En el medio, el suplicio de conseguir un abogado penal, otro civil, porque no tengo plata para pagar abogados particulares. Y me perdía, no entendía nada. Hasta que conocí la organización Mujeres al Oeste (MAO) y con su asesoramiento pude pedir la revinculación con mi hija, que salió en septiembre de 2017. Para el acta tuve que esperar a julio de 2018. Pero no lograban notificarlo a él y así siguió pasando el tiempo. Se tardó otro año más desde la orden de revinculación hasta el día en que conseguí ver a la niña durante diez minutos. Me decían que era importante no cruzarnos de manera intempestiva para no dañarla, pero nadie pensó en eso cuando nos separaron a sus tres añitos. En los primeros encuentros le mostraba fotos y sus juguetes de chiquita. De a poco empezó a hablarme, se acercó y se dejó abrazar”.

Actuar en espejo. Apropiarse indebidamente de las herramientas creadas para dar protección a mujeres víctimas de violencia de género y aprovecharlas como una estrategia más del ejercicio de esa violencia. La reacción machista ante el avance de derechos de las mujeres que tiene a hijos e hijas como señuelo. Los tiempos del backlash.

Evangelina Acuña, abogada e integrante
Evangelina Acuña, abogada e integrante de Mujeres al Oeste

Evangelina Acuña, abogada e integrante de MAO, pone luz sobre el laberinto que se construyó a modo de resistencia: “Los varones violentos se están apropiando del uso de las herramientas que debieran ser utilizadas para brindar protección a mujeres y personas víctimas de violencia. Herramientas que tienen ciertas particularidades muy útiles para dar respuesta inmediata a situaciones de violencia. Por ejemplo, el dictado de medidas ante la mera denuncia y/o sospecha, y la flexibilidad de las pruebas son aprovechadas últimamente por los varones maltratadores contra las mujeres víctimas de esos varones. Mujeres que, muchas veces por miedo, nunca antes habían denunciado formalmente. Asimismo, de la experiencia advertimos que las voces de esos varones suelen tener un mayor peso, ser menos cuestionadas por los operadores y las operadoras judiciales”.

Para Vaccaro toda violencia vicaria es maltrato infantil dirigido exclusivamente a dañar a la mujer: “Tiene que entenderse que un individuo violento para la mujer lo es también para sus hijas e hijos. Es un error disociar el rol de pater familia por encima de los derechos de niñas y niños. Se disocia la peligrosidad. Por otro lado, estoy a favor de la custodia compartida entre padre y madre desde el minuto uno del nacimiento, no a partir del divorcio. Con lo cual, sería importante que las evaluaciones acerca de a quién se le otorga la custodia o la convivencia de la hija o el hijo estén basadas en la responsabilidad histórica de cada uno de los progenitores. En España, por ejemplo, más del 70% de los padres ─aún aquellos que se desentendieron desde el embarazo─ solicitan la custodia compartida, a sabiendas que de este modo no pagarán la cuota por alimentos para los hijos ni tendrán que dejar la vivienda conyugal para que vivan junto con la madre”.

Aquí y en el mundo: hecha la ley, hecha la trampa. En el medio: las mujeres y las infancias vulneradas.

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