Con apenas 13 años, Timoteo Zorrilla Manzo habla cuatro idiomas, visitó 62 Embajadas, le abrieron sus puertas organismos como el Banco Interamericano de Desarrollo y el Consejo Argentino de Relaciones Internacionales. Ya dialogó con más de 150 diplomáticos y funcionarios de primer nivel, y participó en decenas de eventos, que van desde partidos de polo hasta conferencias en universidades. Usa su Instagram @TimoEmbajador, como un blog personal sobre relaciones internacionales, y con sus anotaciones prepara un libro. Según su madre, para la ciencia Timoteo es una mente brillante y tiene un coeficiente intelectual por encima de la media, pero no quiere ahondar demasiado en el asunto. Para los diplomáticos consultados tiene potencial en las relaciones internacionales. Su tarjeta personal lo augura con una peculiar aclaración: bajo su nombre dice “futuro embajador”.
Timo, como le dicen, recibe a Infobae en su casa de San Isidro, y lo hace fiel a su estilo: con bandeja de plata, platos de dulces y tazas de porcelana. “Servite lo que quieras, sentite cómoda”, da la bienvenida.
“Vos juntate con tus amigos, hacé el esfuerzo por más que te aburras”, cuenta que le repetía su mamá cuando estaba en el jardín de infantes. Pero él conocía su norte desde chico: bautizó a sus muñecos con nombres de mandatarios del momento. Incluidos dos juguetitos con plástico de color a los que había nombrado como la pareja presidencial de los Estados Unidos: Barak y Michelle Obama. “Era asombroso verlo tan pequeño en el carrito con los muñequitos de los presidentes, los llevaba a todas partes”, recuerda Paz, la madre. Cuando llegó su nueva mascota a casa -un perrito- lo bautizó Mandela, de quien leyó de punta a punta la biografía. Aunque a simple vista pareciera tratarse de un niño criado en una familia que trabaja en el servicio exterior, nada se encuentra más lejos de su realidad: su mamá es pastelera y su papá es vendedor de indumentaria textil.
A los tres años recibió su primer mensaje por parte de un presidente de carne y hueso. “Timoteo, lo llamo para agradecerle por los caramelos y el dibujo que le ha dejado al presidente”, telefoneó la secretaria de Pepe Mujica en una visita del niño a Montevideo, donde de paso por la casa de gobierno, dejó un sobre para el mandatario. “Lamento que Pepe no haya podido estar ahí para recibirlo”, continuó la administrativa. Aquel instante fue el inicio de la aventura internacional del jóven, quién la revive: “De ese día, recuerdo un enorme escritorio y a una mujer del otro lado que agarró él sobre con el regalo”. Su abuela interrumpe: “El dibujo era tan detallado que hasta aparecía la perrita del presidente sin la patita”.
“Sueño con ser Embajador”, dice Timoteo en su habitación, rodeado de banderas de todas las naciones y cajas con obsequios de los diplomáticos, desde réplicas de papiro de Egipto hasta muñecos de madera del Congo. “Quiero ser un diplomático de carrera, para mí la diplomacia es un trabajo en el que se puede hacer muchísimo por la gente sin meterse en la política. Los gobiernos pasan y los diplomáticos quedan. No es que trabajas solo para tu país, porque si a vos te toca ser embajador en un país, por ejemplo africano, al lograr que una empresa argentina se establezca allí, vos estas haciendo algo bien por la empresa argentina, y también por el país que da la fuente de trabajo. La diplomacia es algo muy amplio: es cultura, deporte, economía, ciencia, y educación. Son muy populares los Work and Travel, los intercambios o pasantías, y todas esas son cuestiones diplomáticas”, señala.
Timoteo no sueña con su futuro, él ya lo tiene todo minuciosamente planificado. “Dentro de 20 años, tengo la fe de saber qué voy a ser diplomático. Un diplomático de carrera tiene que hacer un esfuerzo enorme. Hay que estudiar relaciones internacionales, entre otras cosas, y es una carrera muy difícil. Me encantaría hacerlo en la Universidad Torcuato Di Tella, ya que fui a un partido de polo con el Embajador de Angola y su familia, y había una profesora en esa universidad que me dio buenas referencias. En la política internacional no hay solo países, sino muchos actores a la vez, y es muy difícil comprenderlo todo”.
Pero su crecimiento no se detiene sólo en visitas diplomáticas. Timoteo es parte de los debates para estudiantes que organizan las Naciones Unidas como simulacros para los jóvenes: los famosos modelos ONU. “Estoy practicando, pero por mi edad, recién en 2 años voy a poder participar. Estoy ayudando y armando el de mi colegio. Este año nos tocó Irlanda, y yo hice la conexión con la embajada”, comenta.
Durante el día, Timoteo investiga por internet, lee algún libro de su biblioteca, prepara conferencias imaginarias -que todavía nunca dio-, y juega con su amiga Julia. “Me encantan los juegos de mesa, especialmente el Rummy”, aclara. Es un consagrado fan de Modern Family. No le interesa el fútbol, practicó rugby en el club CASI, pero lo dejó en febrero para enfocarse en dominar el agua con su kayak.
En febrero del 2020, justo antes de la pandemia, Timoteo envió mensajes vía Facebook y más de 40 mails a distintas embajadas. La primera en responder fue la del Líbano. Con 11 años, se animó a entrevistarse con el embajador. Su mamá, Paz, lo llevó en su auto. “Lo recuerdo con mucho cariño, porque yo tengo origen libanés de parte de mi papá. Ese día estaba muy nervioso esperando que se haga la hora para llegar puntuales. Al final la experiencia fue muy buena y me anime a seguir visitando embajadas. No es solo el hecho de reunirme con el funcionario, es la posibilidad de conectarme con el país”.
Norma Martínez es especialista en comunicación diplomática. Y conoce la historia de Timoteo: “Muchos embajadores me cuentan lo maravillados que quedan después de reunirse con Timo. Cuando pidió la reunión en la embajada de Honduras, la consejera económica, Marihela Sauceda, le preparó una degustación de café para recibirlo. Yo lo conocí en la pandemia, cuando hacía unos vivos en Instagram muy interesantes”. En cuanto a sus habilidades, resalta: “Aunque algunos a veces dicen que es muy chico para lo que está haciendo, se ve que está muy preparado. Es un chiquito con tanta presencia, que mi opinión es excepcional. Sé que va a llegar a cualquier lado, ya que para todas las reuniones estudia, se prepara, práctica, y habla muy bien inglés. Pero lo más importante de todo: tiene audacia”.
Su historia conmocionó tanto, que el Primer Secretario de la Embajada de Panamá, Gerardo Irima, dice de él: “Fue tal mi sorpresa de encontrarme con un joven argentino que tuviera una alta capacidad de entendimiento de las relaciones internacionales, y su conocimiento de la actualidad política en general. La verdad es que un caso como el de Timoteo no se debe soslayar; encuentro en él a un joven que tiene una idea muy clara de su proyección en el futuro, creo que podía ser un diplomático de carrera con valores y principios, y con toda seguridad sabrá dejar el nombre de su país en alto”.
Los embajadores no salen de su asombro, el niño les habla de igual a igual sobre el Brexit, la guerra en Ucrania, y las políticas públicas de largo plazo en cualquiera de los cuatro idiomas que domina: inglés, francés, portugués y español. “En algunas embajadas hablo en inglés, para que estén cómodos y sea ameno para ellos. Encuentro que hablando su idioma lo puedo lograr. Una vez, estábamos en la embajada de Irlanda, en el evento de San Patricio, y me acompañaba mi abuela. Yo terminé traduciéndole a ella todo lo que no entendía, y se emocionó muchísimo. Es mi fiel compañera”, asegura.
Detrás del joven siempre está su abuela Lala, quién se convirtió en un personaje muy querido en las Embajadas, ya que siempre lo vigila con cariño. “Lloré de felicidad cuando me tocó ir con él a un evento de ministros de relaciones exteriores en el hotel Sheraton. Cuando lo ví, Timoteo estaba con la viceministra de Guayana, Elisabeth Harper. Hablaba y me traducía todo, y yo no hacía más que apretarme las manos de lo emocionada que estaba. Era increíble, todos me hablaban de él y del orgullo que tenía que sentir de tener un nieto así, hasta le regalaron un libro”, festeja Lala.
En más de 62 delegaciones diplomáticas, Timo ya es una cara conocida. Entre otras, estuvo en la de Austria, Alemania, Colombia, Egipto, Grecia, Países Bajos y Noruega. Su objetivo es visitar todas las embajadas del país. Su lista de pendientes la encabezan las de Estados Unidos, Francia, Suiza, y China. Cada vez que tiene una visita, la transforma en un posteó para @TimoEmbajador. “Me emociona que ellos mismos me pidan que suba las fotos”, dice con entusiasmo, “Cuando voy a una embajada son ellos quienes me piden que haga la publicación, y enfatizan con que les gusta que comparta mi contenido. Me alegro tanto y me da hasta orgullo por que me tengan en cuenta”. En relación a sus experiencias, Tim se encuentra preparando un borrador de lo que podría ser su primer libro. “Es impresionante cómo tiene todo en la cabeza”, agrega su abuela.
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