No quiero dispersarme. Soy poseedor de una vulgar tendencia a dispersarme cuando hablo, escribo o pienso. Crecer entre hippies acarrea efectos colaterales irreversibles en el cerebro de un niño. Por lo que es menester aclarar de entrada que lo que nos encuentra en esta situación es una canción de 1982 llamada “Como un barco lleno de lauchas”, firmada por el inmenso Miguel Zavaleta, que fue incluida en el primer disco de Sueter. Una de las letras mas profundas y sensibles de la historia grande de nuestras músicas.
Pero con Zavaleta en la conversación no dispersarse es imposible.
Sueter era la banda de Miguel Zavaleta. Una de las bandas de Miguel Zavaleta.
En esos años, principios de los 80´s, un hilo de indefinido color unía a Zavaleta con Andres Calamaro, Pipo Cipolatti, Camilo Iezzi, Luca Prodan y Daniel Melingo: su devoción a las bandas paralelas.
Los nombres de Hurlingham Reggae Band, Sumito, Los Pipos, Comida China, Los Proxenetas Prófugos, Ring Club, Ray Milland Band, Escuela Científica Basilio, entre otros, nos cuentan de proyectos que sin pretensión de grabar un disco, a veces siquiera de perdurar mas alla de un par de recitales, formaban estos jóvenes demencialmente dispuestos a divertirse con estilo escapando de la palidez reinante.
Un tanto mas acá Juanchi Baleirón de los Pericos arma Los Oligarcs, el incansable Sergio Rotman de los Fabulosos Cadillacs transita con Cienfuegos y y Mimi Maura los escenarios a pleno éxito, sin ir mas lejos otro Cadillac, Mario Siperman está presentando su nuevo espectáculo de canciones de Leonard Cohen trasladadas al castellano con Nito Mestre y otros cantándolas.
Alguna vez me explayaré al respecto.
Hoy no.
Porque lo que quiero hoy es rescatar la elevada poesía, además de la exquisita musicalidad de " Como un barco lleno de Lauchas”.
Una canción de amor que además del amor habla del papelón.
Una palabra que no tiene traducción a otros idiomas, como fanfarrón, como trucho o como obsecuente. Algo que un semiólogo diría que habla mucho de nosotros.
El protagonista de la canción es siempre el mismo tipo que aparece en las canciones de Zavaleta, un alter ego que de ninguna manera es él mismo, aunque conociéndolo a veces me parece que si.
Pero la verdad es que no.
Eso habla muy bien de como escribe Miguel.
Conocí a Zavaleta en 1984, los días de Comida China, el supergrupo de Rafael Bini a quién conocí en Paraiso Records, una disquería de importados paralela, siguiendo con la onda paralelista, al Agujerito. Paraíso estaba en Paraguay y Maipú, a metros de la Galeria del Este donde estaba El Agujerito.
De manera que esos 100 metros de distancia eran las veredas mas transitadas por todos los disc jockeys, músicos, musicalizadores de radios y productores ávidos de encontrar discos importados o prohibidos directamente.
Rafael Bini atendía el local hasta la tarde, cuando se iba a ensayar sus temas con su banda Comida China, que estaba integrada por muchos seres talentosos que iban y venían, que habían estado o perduraban.
En Comida China se mezclan los nombres de Andrés Calamaro, Zavaleta, allí debutan Hilda Lizarazu y Willy Crook que firmaba Willy Le Pumpernic, Jorge Minissale, Fabiana Cantilo, Charly Alberti, Camilo Iezzi, Rino Raffanelli y Claudia Puyó por nombrar a algunos.
Yo venía de otra momentánea vida, así que no lo conocía a Miguel. Alguien me dijo que era el de Sueter. Sueter era lo nuevo en Buenos Aires.
Unos meses después de ésos días, Charly García emprende su periplo como productor de discos de promesas brillantes. Los elegidos eran Los Twist, Los Abuelos de la Nada y Sueter.
Vamos a negro, como en el cine.
La precuela es esta.
En 1976 Zavaleta era el cantante de Bubu, grupo de rock teatral a lo Yes o Génesis, que presentan su obra en un teatro del centro, “Bubulina”, con Miguel de cantante/protagonista de la historia.
Se graba ese disco un par de años después ya sin Zavaleta, que estaba en otras cosas.
Cosas que en el 78 lo llevan a España donde frecuenta a otros argentinos de vacaciones forzadas allá, como Daniel Melingo, Miguel Abuelo y Cachorro Lopez.
A su vuelta arma Sueter, cuarteto integrado por Jorge Minissale en guitarra, el bajista Gustavo Donés que venía de tocar con Pastoral y Juan Del Barrio nada menos, que estaba en Spinetta Jade con quien grabó el album “Alma de diamante”, y de ahi a Sueter. Completaba la formación el baterista Daniel Colombres.
En una de sus primeras producciones discográficas Daniel Grinbank se encarga del asunto, editando por Interdisc junto a Pelo Aprile el debut de Sueter.
Miguel quería que el álbum se llame La reserva moral de occidente, pero al final solo se llama Sueter.
Ciertamente, el disco no tuvo mucha repercusión, pero les alcanzó para instalarse en el mapa, sobre todo debido a las composiciones de Miguel.
En ese primer disco está “Como un barco lleno de lauchas”. Una especie de canción de amor de un hombre a una mujer lejos del cancherismo popero o el machismo del reggaetón. Aquí el chico nunca entiende del todo lo que pasa, convirtiendo la escena que describe en un dulce papelón de esos capaces de desintegrar una relación sin quitarle romanticismo o pasión. Hacer una canción así requiere algo que pocos tienen, coraje.
”¿Por que no me dijiste que ya no me querías?
Me hubiera bien guardado tantas palabras dichas.
Desde estar callada, haciéndote la nada
Hablando de vestidos, mientras te confesaba.
Yo sin vos no era mas que un barco vacío
Con un montón de lauchas corriendo sin sentido.
Recuerdo situaciones, lugares y reuniones,
Me veo como en fotos, haciendo papelones.
Tomándote las manos, piropos susurrándote
Mientras vos mantenías tu cara de pescado.
Yo sin vos no era mas que un barco vacío
Con un montón de lauchas corriendo sin sentido.
Aunque al menos fui feliz,
Algún instante de mi vida.
Y yo que me enojaba con todos mis amigos
Porque ellos me decían que vos te aprovechabas.
Y ahora que me acuerdo, tus tantas relaciones,
Algunos te miraban, con ojos que brillaban.
Yo sin vos no era mas que un barco vacío
Con un montón de lauchas corriendo sin sentido.
Aunque al menos me entregué, algún instante de mi vida,
Si de mi vida,
Hay que fácil que es verse como un idiota, otra vez.
Verse como un idiota otra vez.”
Me dice Miguel al respecto de “Como un barco lleno de lauchas”: “Es difícil explicar algunas canciones. Especialmente esta del barco lleno de lauchas. La verdad es que no tenía idea de qué estaba haciendo. Sabía que la música está llena de do, re, mi, estudiaba la teoría pero no lograba linkearla con lo que yo hacía en el piano con los dedos. Era un voluntario ignorante. A pesar de que estudiaba la teoría no lo podía practicar. Así que fui sumando un acorde a otro de los que conocía en el momento, sin saber como hasta ahora, no podría decirte como lo hice. Pero ahí está el tema... y no sabría decirte cómo lo hice. No obstante “El barco lleno de lauchas” tiene un pasaje armónico que es bravísimo. Yo no lo puedo sacar bien, y casi todos los que lo intentan le pegan en el palo pero no lo sacan igual. Es un milagro que ocurre que alguien desde su ignorancia haga algo que después es imposible repetir. Esto no habla ni bien ni mal del asunto, pero es raro. Lo que si, esa es una canción mía totalmente. Pasaba que como no sabía ni que hacía yo, tampoco me ponía a sacar canciones de otro. Eso hizo que en ese tiempo salieran muchas de mis mejores canciones. Hoy dia que entiendo lo que estoy haciendo, no termino en ese lugar que terminaba algo sin saber donde estaba yendo. Es un fenómeno, yo mismo me veo como un extraño haciendo canciones azarosas. Me sorprendía a mi mismo explicándoselas a músicos que si sabían lo que estaban haciendo, cosas como que lo que yo creía era un Fa resultaba ser otra cosa, no se, un Fa sostenido, o un Fa sorprendido.”
Me rio. Siempre me rio con Zavaleta, al mismo tiempo que pensé en las genéticas, ADNs y demás cuestiones estudiables. Quizás hay que tener en cuenta que Miguel Zavaleta es sobrino del Mono Villegas, genial pianista referencia obligada del jazz argentino mas volado y creativo que se haya escuchado jamás. El Mono lo acercó al piano cuando Miguel era chiquito.
Sigue Miguel: ”'Como un barco lleno de lauchas’ es un tema que habla de una experiencia bastante común en nosotros, los hombres, je, y las mujeres también por qué no, de estar con alguien que no te devuelve como vos quisieras. Frustrante obviamente, triste. Y en situaciones como ésas uno se encuentra haciendo muchos papelones. Yo ahora no, me he convertido en alguien mucho mas discreto. Pero antes muchas veces he ido hacia las llamas quemándome con heridas bravas, todo arrastrado por ese raro influjo que tenemos los humanos, eso llamado amor. Se llama así, o es así, yo no lo se, pero ante eso, ya sabés Bobby, yo y muchos mas fuimos derecho al incendio. El barco lleno de lauchas habla de esa sensación que de alguna manera te queda cuando asumís sin atenuantes que fuiste un verdadero idiota...”
Bueno, le contesto que eso es algo que nos pasa a muchos.
”OK , gracias, no deja de ser un consuelo eso.”-
La diferencia entre una gran canción y una canción reconocida, muchas veces es la difusión. Quiero decir, por lo general, las canciones que los sellos o los productores quieren que difundas mucho en una radio son horribles, en principio porque saben que si no te lo piden no la pasarías ni drogado. Después porque cuando las canciones son hermosas lo mejor es no decir nada haciéndote creer que las descubriste vos y te vas a pasar la vida poniéndolas al aire. Con el tiempo aprendés a ponerte en ambos lados de la pantalla.
“Como un barco lleno de lauchas”, me consta, Grinbank y Pelo Aprile solo la dejaban en nuestras manos y salían de escena discretamente. Con otras te internaban hasta el límite de tus fuerzas gimiendo pasadas.
En otro orden de cosas, Miguel Zavaleta es uno de nuestros mejores compositores y cantantes en actividad. Uno de los mas encumbrados humanos bittersweet que puedas cruzar en la vida. Hay otras canciones de él que me han gustado para siempre. No faltará oportunidad de platicarlas, conociéndolo y conociéndome cuando me cruzo con él.
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