El 16 de julio es una fiesta por demás importante para los fieles católicos de todo el mundo y en nuestro continente se celebra con mucha algarabía y fiesta: es el día de la Virgen del Carmen, patrona del Ejército de los Andes, del Servicio Penitenciario Nacional, generala del Ejército Argentino, patrona de la provincia de Formosa, y de cientos de localidades de nuestro país.
Esta advocación nació en Israel, en el actual monte Carmelo, nombre que proviene del hebreo de Karm-El: ‘jardín’ o ‘viña de Dios’, y se encuentra entre el mar Mediterráneo y el valle de Jezreel.
Este lugar aparece citado en el libro del profeta Isaías 35:2: “Que se alegren el desierto y la tierra seca, que con flores se alegre la pradera. Que se llene de flores como junquillos, que salte y cante de contenta, pues le han regalado el esplendor del Líbano y el brillo del Carmelo y del Sarón. Ellos a su vez verán el esplendor de Yahvé, todo el brillo de nuestro Dios.”
En la cima de ese monte, según la tradición, vivió el profeta Elías. Y es ahí donde demostró frente a los sacerdotes del dios Baal que Yahveh era el verdadero Dios. A partir de la estancia de Elías en ese monte, se reunieron en torno a él grupos de ermitaños judíos que vivían en cuevas cercanas a la que habitaba el profeta. El monte estuvo habitado por ermitaños por mucho tiempo. Con el advenimiento del cristianismo, dichos eremitas judíos se convirtieron a la fe de Cristo llevada o por peregrinos o por los cruzados, pero manteniendo su estilo de vida.
Con el paso del tiempo, estos ermitaños construyeron una capilla en donde estaba ubicada la cueva de Elías y la dedicaron a la Virgen María. Y por estar en el Monte Carmelo, dicha capilla tomó el nombre de Ntra. Sra. del monte Carmelo o del Carmen. El patriarca latino de Jerusalén, en el año 1209, les otorgó un ideario para seguir sus rutinas y su espiritualidad a través de la vida contemplativa, la meditación de las Sagradas Escrituras y el trabajo comunitario para su manutención. También les otorgó un nombre “Orden de los Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo”.
Después del reconocimiento de esta nueva orden en la Iglesia católica, misioneros carmelitas llegaron a Inglaterra y allí fundaron monasterios para esta comunidad. El prior de uno de los monasterios de esta comunidad se llamaba Simón Stock e impulsó a los monjes a no solo hacer vida monástica sino también a predicar por los lugares vecinos al monasterio.
Sobre su vida se conservan tres redacciones del siglo XIV. La más antigua dice de él: “El noveno –superior- fue Simón de Inglaterra, sexto general de la orden, el cual suplicaba todos los días a la gloriosisima Madre de Dios que diera alguna muestra de su protección a la orden de los carmelitas, que gozaban del singular título de la Virgen, diciendo con todo el fervor de su alma estas palabras: ‘Flor del Carmelo viña florida protege tu nombre y el de los carmelitas”.
En 1256 Simón, se encontraba en la capilla de la ciudad de Cambridge y mientras oraba, el día 16 de julio se apareció la Virgen María y le dijo: “Toma, hijo querido, esta nueva vestimenta que te otorgo. Esta será la divisa de mi confraternidad, y para ti y todos los carmelitas, un signo especial de gracia; quienquiera que muera portándolo no sufrirá el fuego eterno. Es la muestra de la salvación, una salvaguardia en peligros, un compromiso de paz y de concordia”.
El nuevo hábito más tarde se llamará escapulario, que consiste en dos piezas de tela marrón colgando una de las piezas sobre el pecho del portador y la otra sobre su espalda. Las piezas se hallan unidas con dos cuerdas o tiras que pasan sobre los hombros del portador y sus escápulas (u omóplatos), de aquí procede el nombre “escapulario”.
El propio Simón Stock relatará a su secretario, compañero y confesor el Rdo. Padre Peter Swanyngton dicha aparición y el don de la Virgen para con la orden carmelitana. Se hará obligatorio, para dicha comunidad, el uso de esta vestimenta, al punto tal que quitarse el hábito en público equivalía a dejar la orden. En la constitución de la orden carmelita de 1369 se declara excomunión automática para los miembros de esa comunidad que cantaran misa sin el escapulario, y entre 1294 y 1324 consideraban una falta seria dormir sin el escapulario.
En la Edad Media era común que los fieles laicos participaran en cofradías y archicofradías pertenecientes a las diversas órdenes, sean monásticas o mendicantes. Como signo externo de dicha pertenencia, los domingos o fiestas de guardar sus miembros vestían algunos signos distintivos, frecuentemente alguna parte derivada del hábito religioso como el cordón, la capa, el hábito, o el escapulario. Durante parte de su historia los afiliados laicos a la orden carmelita vestían el manto blanco de los frailes o incluso el hábito entero. Pero la actual forma del escapulario fue promovida por quien fuera prior de la orden entre los años 1564-1578, el Rdo. Padre Giovanni Battista Rossi. Fue en el S. XVI, donde el escapulario tuvo su difusión más grande por toda Europa.
En 1527 el papa Clemente VII, con el breve pontificio “Dilecti Filii”, aprobará una antigua tradición que sostenía que quien portara el escapulario de María Santísima bajo la advocación del Carmen y cumpliese prescripciones de oración y demás normas establecidas, luego de fallecer su alma iría al purgatorio en virtud de escapulario y de la espiritualidad vivida por el difunto, y que la Virgen descendería al purgatorio el primer sábado después de la muerte para llevar sus almas al cielo. A esta gracia de la conoce con el nombre de “Privilegio Sabatino”. Hoy en día, el trozo de tela con la imagen de la Virgen y del Sagrado Corazón puede ser una medalla la cual se denomina “medalla escapulario”.
La devoción al escapulario se extenderá y serán santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz quienes al reformar la Orden Carmelita harán que el escapulario llegue hasta las costas de América en manos de sus devotos. En 1725 el papa Benedicto XIII extenderá la festividad de la Virgen del Carmen no solo para España, sino para todo el continente americano.
En nuestra región la Virgen del Carmen poseerá gran preeminencia. El Gral. José de San Martin, el 5 de enero de 1817 en una gran ceremonia frente a la Iglesia de San Francisco en Mendoza, hace formar al ejército de los Andes y nombra generala de su ejército a la Virgen del Carmen de Cuyo. Además, le entrega su bastón de mando y hace bendecir la bandera del Ejército de los Andes para luego tomarles juramento de fidelidad a sus integrantes.
Manuel Belgrano, en una carta escrita el 6 de abril de 1814, le indicaba a San Martín: “…que no deje de implorar a Nuestra Señora, nombrándola siempre nuestra Generala, y no olvide los escapularios a la tropa”. Así, la Virgen del Carmen, cuya imagen se venera en Mendoza, se transformó en generala del Ejército Argentino.
En 1910, Fray Leonardo Maldonado OFM solicitará al Santo Padre la coronación pontificia de dicha imagen, la cual se llevará a cabo el 8 de septiembre de 1911. Todo el pueblo de la ciudad de Mendoza y sus alrededores concurrió a dicha ceremonia, como así también autoridades nacionales, provinciales y municipales. Desde 1950 es también Patrona de las Escuelas Primarias, y en 1980 se extendió su patronazgo a sus tres niveles. En 1982 fue declarada Patrona de la VIII Brigada de Montaña.
En el año 2001 Juan Carlos Rusconi, quien trabajaba en el departamento de ciencias antropológicas del museo Cornelio Moyano, limpiaba la urna que aloja la imagen de la Virgen y encontró una estampa pegada sobre el lateral interior de la urna de madera. La quitó con sumo cuidado y grande fue su sorpresa al observar que dicha estampa había sido puesta en ese lugar en la época de la jura como patrona realizada por el Gral. San Martín, escrita con la grafía propia en uso de aquel entonces. En ella se lee: “La decidida protección que ha prestado al Ejército de los Andes su Patrona y Generala Nuestra Madre y Virgen del Carmen son demasiado visibles. Un cristiano reconocimiento me estimulan a presentar a dicha Señora que se venera en el convento que rige V. I. el adjunto bastón como propiedad suya y como distintivo del mando supremo que tiene sobre dicho Ejército. Dios guíe a V. I. muchos años”.
En Argentina, provincias, ciudades, pueblos e instituciones tienen su nombre o su patronazgo. En Formosa es patrona de la provincia, hecho establecido por ley del primer gobierno constitucional. En la región del AMBA son importantes las fiestas en torno a la Virgen del Carmen que se llevan a cabo en la capilla dedicada a su advocación en Villa Raffo, partido de Tres de Febrero, provincia de Buenos Aires, fundada por la sierva de Dios Rda. Madre Isabel Fernández del Carmen.
En toda América, el 16 de julio es de celebración para la comunidad católica. El 24 de octubre de 1923, mediante una bula papal emitida por el papa Pío XI, se autorizó a los chilenos a denominar a esta advocación como “Patrona de Chile”. En el texto se declaró: “a la Bienaventurada Virgen del Monte Carmelo, Patrona Principal de toda la República Chilena, concediéndole todos los privilegios y honores que a los principales patronos de los lugares por derecho competen”. El 3 de abril de 1987, durante la visita de Juan Pablo II a Chile, se realizó la coronación de la imagen de la Virgen del Carmen que se encuentra en el templo votivo de Maipú. El santuario se encuentra en el lugar donde se libró la batalla homónima y fue su construcción allí debido al voto que realizó el Gral. O’Higgins, director supremo del país, prometió la construcción de un templo en honor a la Virgen en el lugar donde se asegurara la independencia de Chile.
En Bolivia fue declarada patrona por el Papa Pío IX con una Bula Papal en 1851 y ratificada por el gobierno de Bolivia en 1852. Posteriormente, por ley del 11 de octubre de 1948 fue proclamada “generala y patrona de las Fuerzas Armadas de la nación boliviana”.
La Virgen del Carmen también es llamada Estrella del Mar (en latín Stella Maris) y es patrona de los marineros. La devoción mariana hacia la Virgen del Carmen se extendió a muchos países de Europa, y por España y Portugal a Iberoamérica, a partir del siglo XVI.
Por tanto, la devoción a la Virgen del Carmen es transcontinental, abarca a todos aquellos que profesan la fe católica y que cada 16 de julio renuevan su esperanza y su confianza en la que creen, les favorecerá y cuidará no solo en esta vida, sino extenderá su protección más allá de los confines de la muerte.
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