Santa Fe se convirtió esta semana en la quinta provincia argentina -junto a Jujuy, La Rioja, Misiones y San Juan- que tendrá sus propios cultivos de cannabis con la finalidad de, en un futuro cercano, utilizar las flores cosechadas para fabricar aceites medicinales con los máximos estándares de calidad.
El caso de la provincia gobernada por Omar Perotti es paradigmático. Fue una de las pioneras, junto a Jujuy, que también tiene un cultivo 100% público, en comenzar a fabricar aceite de cannabis para uso medicinal. Desde octubre de 2021 el Laboratorio Industrial Farmacéutico (LIF) puso a disposición del sistema público de salud provincial, es decir, para afiliados de la obra social provincial (IAPOS) goteros de CBD con materia prima importada de República Checa y Estados Unidos.
El proyecto de cultivo propio se puso en marcha en un predio del Estado en Monte Vera, con 200 plantas sembradas en la modalidad conocida como “a campo”, con una estructura de “túnel” de media hectárea que podrá desmontarse. También cuentan con un invernadero de 18 metros por 12 y una “nave industrial” donde se desarrollarán las fases de esquejado, secado y otras etapas del cultivo de esta planta milenaria.
La idea del Gobierno santafesino, con el trabajo de los ministerios de Producción, Ciencia y Tecnología; y Salud, más el INTA, es investigar y desarrollar el producto hasta alcanzar la calidad buscada. “No buscamos productividad, buscamos calidad de producto. Poner a prueba las formas de cultivo, tener los resultados y la certificación de calidad”, explicó a Infobae Eliana Eberle, subsecretaría de Proyectos de Innovación Productiva de la provincia, quien está a cargo del proyecto, junto al ingeniero Alvaro García.
Por ahora los científicos de Santa Fe van a estudiar de qué forma diferentes genéticas de cannabis se comportan en la tierra, el clima y la luz de los predios de cultivo. Por ahora trabajan con esquejes de plantas madre que provienen de la lista de semillas aprobadas por el Instituto Nacional de Semillas o por donaciones de cultivadores autorizados por el Ministerio de Salud nacional e incluidos en el Reprocann.
“Buscamos alcanzar una materia prima que sirva de grado farma. Nuestra primera prueba fuerte va a iniciar en septiembre, en la temporada natural de la planta. En marzo tendríamos la primera cosecha”, amplió Eberle. Aunque ya están probando con los primeros ejemplares con luz artificial.
Para llevar adelante la primera producción de cannabis, el LIF importó las materias primas y las procesó en el laboratorio público bajo los protocolos de Buenas Prácticas de Manufacturas. A la vez, para realizar los controles de calidad de las materias primas y del producto terminado, se trabajó en conjunto con el Laboratorio de Control de Calidad de Medicamentos (LCCM) de la Facultad de Bioquímica y Ciencia Biológicas de la UNL, que cuenta con la autorización de la ANMAT para realizar análisis de cannabinoides.
“Es importante destacar que esta importación se realizó debido a que en el país aun no existen materias primas de calidad farmacéutica, que es lo que requiere el LIF para la formulación del aceite”, explicaron desde el Ministerio de Salud.
Cuando iniciaron el proceso de importación a granel y el fraccionamiento los productos tenían costos que superaban los $ 45.000 mientras que, explican, el de fabricación nacional rondaba en los $ 60.000. En ese contexto, el LIF pudo poner a disposición el primer lote de 926 frascos con un costo unitario aproximado de $6.500 para los afiliados a la obra social provincial con casos de epilepsia refractaria.
Actualmente, el personal técnico del LIF trabaja en el desarrollo de una fórmula propia del aceite a partir de la importación de cristales de CBD (cannabidiol) desde República Checa. “Estas materias primas, con el grado de calidad farmacéutica que el LIF requiere para su producción de grado medicinal, se importan porque aún no se encuentran disponibles en el ámbito nacional”, reiteraron desde Salud provincial. En total, la inversión para esta fase del proyecto es de casi 24 millones de pesos.
La otra parte del proyecto que destaca en Santa Fe es la creación de un Centro de Investigación y Desarrollo de Cannabis Medicinal que ya está abierto a la comunidad, y tiene el objetivo de generar y poner a disposición información local confiable vinculada a la producción, investigación y extensión de cannabis con fines medicinales.
“El objetivo esencial del centro es que alguien pueda aprender las buenas prácticas. Está abierto a la comunidad todos los días, y hay un equipo preparado para que cualquier persona vaya a saldar sus dudas y que tomen pertenencias del lugar. Se podrán realizar talleres, será un espacio de intercambio público, sin cláusula de confidencialidad. Queremos enseñar a todo el mundo a cultivar bajo un estándar de calidad medicinal porque es un producto que termina en un ser humano”, comentó Eberle.
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