“Estudioso, preparado, muy bien orientado e inteligente”: perfil militar de Juan Domingo Perón, de cadete a ministro de Guerra

En un nuevo aniversario de su muerte, mi recuerdo de Perón, a quien vi varias veces en revista de tropas, desfiles, actos en el Colegio Militar de la Nación (CMN), y en el velatorio y sepelio de su esposa, es el de un hombre alto, elegante, de gran presencia física como consecuencia de su afición a los deportes: esgrima, equitación, box, andinismo y esquí. Egresó del CMN en 1913 como subteniente del arma de Infantería con el orden de mérito 43 entre 121 de su promoción. Al respecto expresó: “Nunca fui ni muy estudioso ni muy aplicado”. Dejo para los historiadores y politólogos el análisis y comentarios sobre la faz política de Perón. Solo me permito expresar que fue un pragmático y ecléctico que concibió una doctrina que lo trascendió hasta el presente.

Los instructores de Perón en el CMN expresaron: “El cadete Perón posee una conducta intachable, muy buena voluntad, serio, empeñoso en el trabajo, con buen espíritu y carácter”. Durante los primeros años de su carrera, cumplió servicios en el Regimiento 12 de Infantería, sito entonces en Paraná. En un concepto anual, su jefe consignó: ”El subteniente Perón tiene muy buena presencia y correcta actitud y aptitud. Animado y resuelto, transmite su fibra militar a la tropa que instruye. Siente intensamente su profesión y siempre está dispuesto a hacer algo más. Sobresaliente instructor, buen camarada y muy buen conductor de tropas”. Otro jefe lo conceptuó: “Este joven teniente me merece muy buen concepto. Es activo, inteligente y empeñoso. Ha desempeñado muy bien las funciones de su cargo. Tiene condiciones para el grado superior”.

Desde 1920 a 1925, estuvo destinado en la Escuela de Suboficiales en Campo de Mayo. Posteriormente ingresó a la Escuela Superior de Guerra (ESG), de donde como capitán egresó como Oficial de Estado Mayor en 1928. Un año después, recogemos de su legajo: “Estudioso, preparado, muy bien orientado e inteligente. Cuida con gran esmero la preparación, salud y alegría de su tropa, a la que en todo le da su ejemplo, por lo que tiene ante ella un visible ascendiente. De elevada moral militar, muy disciplinado y respetuoso. Caballeresco y excelente camarada. Es correctísimo en el uniforme. Ha hecho un culto tal de su profesión que, para él, ella está sobre intereses y pasiones”. Sus camaradas reconocieron que, dentro y fuera del cuartel, era un cumplido caballero y muy celoso de su reputación profesional y personal.

En 1930 fue destinado a la ESG como profesor, de allí al Estado Mayor del Ejército y luego nuevamente al citado instituto, donde permaneció seis años como profesor de Historia Militar, disciplina que lo apasionaba y sobre la cual escribió varios libros que aún hoy constituyen obras de consulta. Entre ellas: “El frente oriental de la Primera Guerra Mundial”, “Apuntes sobre la guerra ruso-japonesa de 1905″, “Toponimia Patagónica”, y su más conocido “Apuntes de historia militar”. Siempre condenó el golpe cívico-militar de 1930, y lo calificó de “simple política criolla, sin fundamento ni contenido”. En el resto de la década se desempeñó como Agregado Militar en la embajada argentina en Chile, y al término de su misión fue reemplazado por el general Eduardo Lonardi.

A su regreso fue destinado a la Escuela Militar de Montaña del ejército de Italia, en Aosta, y también prestó servicios en la Segunda División Alpina “Tridentina”. El comandante de la misma expresó sobre Perón: “Es un estudioso, profundo conocedor del arte militar, con largo y constante trabajo cotidiano, aplicó su atención sobre todo lo que concierne al empleo de una gran Unidad Alpina y al funcionamiento del comando de la misma. El teniente coronel Perón ha dejado la impresión de ser un oficial brillante, culto y excelente camarada; junto a esas expresiones, el deseo de volver a tenerlo entre nosotros para que pueda completar y ahondar el estudio emprendido”. A su regreso a nuestro país, prestó servicios en el Centro de Instrucción de Montaña, en Mendoza, y en la Inspección de Tropas de Montaña, en Buenos Aires. Desde esos cargos realizó un significativo aporte, doctrinario y orgánico, a las tropas de la especialidad. Años después, otros destinos lo alejaron de los Andes, pero su corazón siempre permaneció muy cercano a los andinistas militares y civiles.

En noviembre de 1943 se desempeñó como Secretario de Guerra. Su superior inmediato, el general Edelmiro J. Farrel, lo calificó como “sobresaliente coronel, me merece el más alto concepto por sus condiciones intelectuales, morales, sus conocimientos militares y generales, su cultura y caballerosidad. Trabajador eficientísimo y abnegado, colaborador de gran mérito”. En 1944 ocupó el cargo más importante de su carrera militar: Ministro de Guerra.

Desde todos sus cargos realizó un aporte significativo a la Defensa Nacional, consciente de su importancia en la defensa de nuestros objetivos estratégicos vitales. Creó la Fuerza Aérea como autónoma del Ejército y la transformó en la tercera de las Fuerzas Armadas (FFAA). Impulsó la Industria Aeronáutica Moderna, prueba de ello fueron los prototipos de los jets monomotores Pulqui I y Pulqui II, que posteriormente influyeron en el diseño del legendario MIG- 15 soviético. Presentó el primer tanque (Nahuel) fabricado en un arsenal de nuestro país. Creó el Instituto de Física de Bariloche. Estimuló la actividad Antártica y se adquirió el primer rompehielos: ARA “General San Martín”. Sancionó un nuevo Reglamento Orgánico del Ejército y un Código de Justicia Militar para las FFAA. También realizó un importante equipamiento militar de las mismas, entre ellos: los aviones Gloster Meteor, los viejos tanques Sherman y los cruceros ARA” General Belgrano” y ARA” 9 de Julio”.

Algunos conceptos suyos que leí como cadete del Colegio Militar creo que aún hoy mantienen plena vigencia: “Somos soldados de una democracia y, como tales, pueblo mismo (…) Las Fuerzas Armadas no pertenecen a un determinado partido o sector, ni pueden servir de instrumento a la ambición de nadie. Pertenecen a la Patria, que es el lugar común, y a ella se deben por entero”. Perón ascendió a general de brigada el 31 de diciembre de 1945, a general de división en 1949, y a teniente general el 6 de octubre de 1950. Fue electo tres veces presidente constitucional y murió -en ejercicio de su tercer mandato- el 1° de julio de 1974.

En la década de los ´90 del siglo XX, el Ejército impuso el nombre de reconocidos próceres de nuestra Independencia a unidades de la Fuerza: al Regimiento de Infantería de Monte 28 (Tartagal- Salta), “Teniente Coronel Juana Azurduy”, y al Grupo de Artillería 5 (Jujuy), “Teniente Coronel Felipe Antonio Pereyra de Lucena”. También se realizó un reconocimiento a próceres de Brasil, Uruguay Perú: al Regimiento de Tanques 12 (Gualeguaychú- Entre Ríos), “Brigadier Luis Alves de Lima (Duque de Caxias”); al Regimiento de Tanques 9 (Puerto Deseado- Santa Cruz), “General José Gervasio de Artigas”, y al Grupo de Artillería 15 (Salta), “Coronel Francisco Bolognesi”.

Asimismo se impuso el nombre de “Teniente General Juan Domingo Perón” a la Escuela Militar de Montaña, en Bariloche, justo tributo a quien sin duda alguna fue un excelente profesional y montañés.

* El autor es ex Jefe del Ejército Argentino. Veterano de la Guerra de Malvinas y ex Embajador en Colombia y Costa Rica.

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