Todos los 9 de julio conmemoramos el día de la Independencia Argentina. Ese día, nuestro pensamiento vuela hasta San Miguel de Tucumán, a la “Casa Histórica”, mal y comúnmente llamada “la casita de Tucumán” por cuestiones edilicias. Recordamos la jura de la independencia y cómo nuestros próceres esperaron con gran entusiasmo y ninguna angustia ese momento, sobre todo uno de ellos, que insistía en forma vehemente con dicha declaración de libertad: el Gral. José de san Martin.
Pero… ¿se declaró el 9 de julio de 1816 la independencia de la República Argentina? Respuesta: no. Por un hecho muy simple de observar: la República Argentina no existía aún.
Y si no existía la Argentina, ¿qué regiones enviaron diputados al congreso de Tucumán?: Potosí, Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan, San Luis, Mendoza, Charcas, Chuquisaca, Jujuy, Santiago del Estero, Tucumán, Córdoba y Buenos Aires. Hubo intentos para que participaran diputados por la “Liga de los pueblos libres” que eran la Banda Oriental, Entre Ríos, Corrientes y las Misiones, pero no se llegó a un acuerdo.
Omar Tobío, en su trabajo “Bicentenario: ¿cómo se dividía el territorio actual de la Argentina en 1816?” nos relata cómo estaba configurado nuestro territorio nacional en 1816: “En la época de la Independencia había definidas cuatro grandes sub-áreas geográficas, dos de ellas constituyendo parte de los territorios de la cultura mestizada (el “Interior” y el “Litoral”), y las otras dos correspondientes a los pueblos originarios (la de la llanura chaqueña y la del sub-área pampeana, patagónica y fueguina). Un estrecho corredor a la altura del sur de la Provincia de Santa Fe hasta el norte de la Provincia de Buenos Aires mantenía unido al Interior con el Litoral, a la vez que separados a los dos territorios de los pueblos originarios. El “Interior” incluía amplias zonas del noroeste desde Jujuy y Salta, pasando por Tucumán, Córdoba y la zona de Cuyo hasta el Río de Plata. El “Litoral”, la segunda sub-área de la cultura mestizada, se extendía a lo largo de la Mesopotamia desde Misiones hasta el Río de la Plata. En 1816 esta sub-área se encontraba atravesando una transformación económica: estaba en plena mutación de formas productivas diversificadas hacia una actividad crecientemente dominante en lo económico: la ganadera. El sub-área dominada por los pueblos originarios del norte, de la zona de la llanura chaqueña, está ocupada desde antes de la llegada de los españoles por guaycurúes, payaguaes, abipones, mocoví, tobas: todas comunidades mayoritariamente de grupos cazadores, en unos casos, y en otros predominantemente pescadores. En la sub-área pampeana, patagónica y fueguina la mayor parte de sus habitantes eran los tehuelches, los mapuches y una mestización entre ambos. Estas poblaciones ocupaban un área muy extensa del territorio argentino”
Es muy interesante que cuando nos referimos a los resultados del Congreso de Tucumán y a su declaración de Independencia, sostenemos que se crearon “las Provincias Unidas del Río de La Plata”, tampoco fue así. El texto de la declaración de independencia lo dice con claridad: “Nos los representantes de las Provincias Unidas en Sud-América, reunidos en Congreso General, invocando al Eterno que preside al universo, en el nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos, protestando al cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia, que regla nuestros votos, declaramos solemnemente a la faz de la tierra que, es voluntad unánime e indudable de estas provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli. Quedan en consecuencia de hecho y de derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exija la justicia, e impere el cúmulo de sus actuales circunstancias. Todas y cada una de ellas así lo publican, declaran y ratifican, comprometiéndose por nuestro medio al cumplimiento y sostén de esta su voluntad, bajo el seguro y garantía de sus vidas, haberes y fama. Comuníquese a quienes corresponda para su publicación, y en obsequio del respeto que se debe a la naciones, detallense en un manifiesto los gravísimos fundamentos impulsivos de esta solemne declaración.”
También lo cantamos en las estrofas de nuestro himno nacional: “Oíd, mortales, el grito sagrado / ¡Libertad, libertad, libertad!/Oíd el ruido de rotas cadenas/Ved el trono a la noble igualdad/ Ya a su trono dignísimo abrieron/ Las Provincias Unidas del Sud/Y los libres del mundo responden/ Al gran pueblo argentino, ¡salud!/ Al gran pueblo argentino, ¡salud!/…”
Los movimientos independentistas en nuestro continente latinoamericano fueron casi todos realizados en el S. XIX. Eran colonias, virreinatos, gobernaciones, etcétera. Con el paso de los años se fueron creando las naciones-estado, con diversas conformaciones políticas: federales, unitarias, parlamentarias, entre otras, que crearon sus fronteras mediante guerras, acuerdos, tratados, etcétera, y cambiaron sus nombres de acuerdo a estos movimientos. Existieron países tales como “República de América Central” o “Nueva Granada”, que mutaron sus configuraciones fronterizas y sus denominaciones. Uruguay, por caso, surgirá como estado independiente por medio de la mediación diplomática de Inglaterra entre el Imperio del Brasil y las Provincias Unidas del Sur. Y Bolivia, por ejemplo, perderá su salida al mar en la llamada Guerra del Pacífico.
En el mes de julio, al menos siete países de América conmemoran su Día de la Independencia. Entre ellos, Estados Unidos, Venezuela, Argentina, Colombia, y Canadá. Pero no todos celebran lo mismo, Algunos recuerdan la fecha en la que firmaron el acta definitiva de independencia, como Venezuela, Argentina y Perú, que lo celebran el 5, 9 y 28 de julio. Y otros el día del inicio del proceso independentista, como Colombia y México. Pero el primero de los actuales países de Latinoamérica en declarar la independencia fue Haití en 1 de enero de 1804. Y el último fue Cuba, en 20 de mayo de 1902.
Y entonces ¿Quién determinó que el territorio de las “Provincia Unidas del Sur”, para el que se declaró la independencia, se denominara “República Argentina”? Oficialmente, “República Argentina” se utilizó por primera vez en la Constitución de 1826. Y en la Constitución en 1853, se incluyó la denominación “República Argentina” entre los tres nombres oficiales destinados a la designación del gobierno y del territorio de la Nación. Dice el artículo 35 de esta Constitución: “Las denominaciones adoptadas sucesivamente desde 1810 hasta el presente, a saber: Provincias Unidas del Río de la Plata; República Argentina; Confederación Argentina, serán en adelante nombres oficiales indistintamente para la designación del gobierno y territorio de las provincias, empleándose las palabras “Nación Argentina” en la formación y sanción de las leyes.” Fue el presidente Santiago Derqui el 8 de octubre de 1860 quien fijó el nombre para siempre: “El gobierno ha venido en acordar que para todos estos actos se use la denominación de República Argentina.”
¿De dónde proviene el nombre de “Argentina”? El término en su origen es del latín “argentum” que significa plata. Encontramos su registro escrito en la expresión Terra Argetea incluida en una pieza cartográfica del portugués Lopo Homen de 1554. Será Martín del Barco Centenera, clérigo español de origen extremeño que participó activamente en la conquista y colonización de la región del Río de la Plata, en su libro “Argentina y conquista del Río de la Plata, con otros acaecidos de los reinos Del Perú, Tucumán y Estado del Brasil”. Él menciona a esta región con ese nombre por primera vez: “He escrito, pues, aunque en estilo poco pulido y menos limado, este libro, a quien intitulo y nombro Argentina, tomando el nombre del sujeto principal, que es el Río de la Plata”. Se presupone que la llamó así porque por estos ríos se llevaban los barcos cargados con la plata proveniente del Alto Perú.
Más tarde, Manuel José de Lavardén -abogado, docente, dramaturgo y periodista rioplatense-, precursor de la revolución de Mayo, en el primer número del Telégrafo Mercantil -que fue el primer periódico editado en Buenos Aires por Francisco Cabello y Mesa el 1º de abril de 1801 a instancias de Manuel Belgrano como Secretario del Consulado de Comercio-, escribe su “Oda al Majestuoso Río Paraná” y allí vuelve a hacer mención a las “sencillas ninfas argentinas”. Pero este adjetivo sólo era utilizado en ambientes cultos.
Vicente López y Planes (quien fuera segundo presidente luego de Rivadavia, y el primero en usar el famoso “sillón”) será quien catapulte el nombre a ámbitos más populares cuando escribe las estrofas de “la canción patria”, la cual luego de muchos retoques será la base del Himno Nacional Argentino, en la cual se lee: “A vosotros se atreve, Argentinos /el orgullo del vil invasor...”. En 1826 se reunió un congreso general constituyente en Buenos Aires, que sancionó una Constitución en la que oficializaba el nombre de “Nación Argentina”.
Y es así como la actual República Argentina obtuvo su nombre y cómo fue que tomamos el 9 de julio como día de nuestra emancipación de España, “del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli”.
Lo más importante es recuperar los valores de los congresistas de Tucumán, los ideales de crear y forjar una nación americana, con espíritu de libertad, justicia y dignidad, en los cuales todos tendrían la oportunidad de vivir sus vidas tranquilamente, crecer y prosperar, y sobre todo de sentirse libres para opinar y disentir.
SEGUIR LEYENDO: