Hoy, Carlos Saúl Menem cumpliría 92 años. El ex presidente argentino falleció el 14 de febrero de 2021 en el Sanatorio de los Arcos, en medio de la pandemia, a raíz de una neumonía bilateral agravada por una insuficiencia renal. “Eligió partir el día del amor, el mismo amor que sentía por nosotros, por su país y por su pueblo”, escribió su hija Zulemita para Infobae cuando se cumplió un año de su muerte. Este año, en La Rioja, su provincia natal, le rendirán varios homenajes: se inaugurará una biblioteca con su nombre, harán una misa por su memoria en la Catedral y en Anillaco, donde nació el 2 de julio de 1930 (aunque con picardía él decía que era “del 35″) festejarán el cumpleaños. Su familia, esta vez, eligió permanecer en Miami. Zulemita está rodeada por sus hijos Luca (18) y Malek (9) y por su madre, Zulema. Desde allí, habló con Infobae para recordar a su papá.
Este sábado todos estarán especialmente unidos, sostiene. “Somos muy creyentes, y siempre rezamos cuando son fechas especiales. Estaremos juntos y pediremos por la memoria del abuelo, para que nos siga cuidando y protegiendo desde el cielo junto a mi hermano”. El recuerdo del último cumpleaños que estuvieron juntos la vuelve a emocionar: “Para los 90 estábamos en la clínica y lo dejaron salir un día de su internación para celebrarlo”.
Esa ve, tuvo un regalo muy particular, que todavía hace sonreír a su hija. “para los cumple, siempre algo de River ligaba. Es más, las tortas que le hacíamos siempre eran de River, aunque la última que le hicimos fue con su famosa Ferrari. De ese día lo recuerdo con mucha energía. Siempre le puso mucha garra a la vida”.
Hacia el final de su vida, Menem (un hombre que desde el peronismo ocupó casi todos los cargos que permite el escalafón de la política: fue gobernador, presidente y senador) eligió darle prioridad a su familia. Limadas las asperezas con su exmujer, Zulema, vivió sus últimos años rodeado por sus nietos. “Papá era muy de pasar los fines de semana con ellos en su casa. Y ese fue un gran trabajo de mi mamá también, el de mantener a la familia unida, más allá de las diferencias que tuvieron hace muchísimos años. Disfrutó de todos nosotros en el último tiempo, de una compañía genuina. Como mis hijos van a un colegio que tiene las vacaciones largas en esta época, nos quedábamos en Buenos Aires para pasar el Día del Padre y el cumpleaños. Ahora nos da tristeza estar acá sin él. Lo extrañamos tanto, nos hace tanta falta... Sobre todo al más chiquito de sus nietos, mi hijo Malek, que por edad era el más pegote con él. Lo vivió al abuelo con mucha intensidad. Salía del colegio y corría a verlo, no se perdía un minuto. También fue su primera experiencia con la muerte. Ahora busca los discursos de su abuelo en Youtube, quiere conocer su pasado político, y se asombra de quién era. Por ejemplo, se emocionó mucho viendo como el Congreso de los Estados Unidos lo aplaudió diez minutos seguidos cuando fue a dar un discurso. Ver esas cosas para los chicos es llenarse de historia. Luca pudo tener al abuelo un poco más que Malek”.
-¿Le gusta la política al mayor?
-Sí, yo creo que a la larga, Luca se va a dedicar a la política. Pero bueno, como siempre le digo: lo primero que tiene que hacer es terminar una carrera. Gracias a Dios completó el secundario en un colegio norteamericano de Buenos Aires, y decidió quedarse a estudiar en Argentina. Ese fue un trabajo del abuelo, que le decía que era muy fácil agarrar una valija e irse. Cuando hablaban, le enseñaba que no estaba bien criticar al país desde afuera, sino quedarse y luchar por Argentina. Cada vez que a Luca se le cruzaba la idea de vivir afuera, se lo repetía. Y hoy va a estudiar Economía Empresarial en la Universidad Di Tella. Mi papá disfrutó mucho de sus nietos. Y ahora los disfruta mi mamá. Los chicos no se mueven sin su abuela, siempre están juntos. Y ella necesita de sus nietos. La familia siempre unida, en las buenas y en las malas.
-¿Con Zulema hablan de tu padre?
-Mamá habla de Menem todo el tiempo. Vive dándole su ejemplo a los chicos, sobre el estudio, sobre cómo una persona que salió de un pueblo tan chiquito como Anillaco, que en ese momento tenía 2 mil habitantes, llegó a gobernador, a presidente, a senador y a ser reconocido en el mundo.
-¿Qué heredaste vos de Menem?
-El carácter seguro que no (se ríe). Yo soy más explosiva. Papá era muy paciente y siempre sabía esperar las cosas. Pero sí heredé ser muy fiel a mis convicciones y principios. Y eso fue una gran virtud. También ser agradecida. Él siempre nos inculcó eso. El viejo nos dejó muchísimas enseñanzas.
-¿Cómo creés que va a recordarlo la historia?
-En su caso, te diría que la historia se adelantó muchísimo. Hoy mismo la gente lo está reconociendo a papá. No hay persona que me pare y no me salude con afecto y reconocimiento para Menem, porque la suya fue una época donde podían vivir bien y planificar sus vidas. Las personas desaparecen cuando dejamos de recordarlas, y mi papá vive permanentemente en nosotros y en mucha gente.
-¿Qué pensaba del país de los últimos tiempos de su vida?
-Siempre fue muy optimista. Pensaba que el país podía salir adelante por los argentinos y sus propias riquezas, como él lo hizo. Papá tomó un país devastado, con un 5.000% de inflación, con el Banco Central con 60 millones de dólares, con una crisis social y económica tremenda. Él tenía fe en que el país podría volver a salir adelante. Yo creo lo mismo: este país siempre tocó fondo pero resurgió. Es lo que esperaba papá también.
-¿Hoy pensaría lo mismo?
-Si. Seguro pondría más énfasis en cerrar la famosa grieta entre los argentinos, su desunión. Los políticos hoy deberían recordar lo que hizo Menem, que fue olvidarse de los desencuentros históricos y apostar a los encuentros. Dejar de lado un poco el pasado y no estar todo el tiempo mirando al país por el espejito retrovisor. Con él funcionó.
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