El año 2002 empezaba en este singular pais de Latinoamérica a los porrazos. Sobre todo si tenemos en cuenta que unas semanas antes se había terminado el 1 a1, la convertibildad cambiaria que decía que un peso era igual a un dólar. Fin de una época semejante a un viaje lisérgico, donde cualquiera ganaba 15 o 20000 dólares por mes e ir de vacaciones a Ibiza era similar a unas vacaciones en Pinamar. El delirio era palpable por primera vez.
Mientras, una Asamblea Legislativa nombraba presidente a un político, gran avance al lado de los 5 que pasaron por la Casa Rosada en una semana. Más aun. El Día del Maestro mientras en toda la Argentina se recordaba al gran Sarmiento en actos escolares y en los canales de noticias, en Nueva York las Twin Towers se desmoronaban como un jenga de acero y cemento en cuestión de minutos, luego de haber sido certero blanco de dos aviones de línea con terroristas al mando que se incrustaron en los pisos altos de las torres.
Después acá salió un ministro de Economía y entró otro, que decidió poco a poco devolverle el dinero a sus dueños, ya que desde el fin de la época estaban en los Bancos y solo podía ser retirado a cuentagotas en los cajeros automáticos, con cuadras de colas.
Encima el Seleccionado de Bielsa se volvió del Mundial en primera ronda ignominiosamente, después de haber vapuleado a todos los contrarios en las eliminatorias.
El karma de vivir al sur. El desconcierto era total. Lo único bueno de ese año fue “Elevado”, el primer disco de Dante Spinetta Zalazar en plan solista. Todo lo demás lo discuto.
“Elevado” era eso justamente. Elevarse, mirar el laberinto desde arriba, abstraerse con el cerebro al ritmo de este excepcional disco, lo que necesitábamos para soportar la situación.
Si hablamos de música, el mundo occidental estaba de capa caída. Surgían como nuevas estrellas Coldplay con más de lo mismo pero mejorado, Flaming Lips desde la psicodelia se abrían camino con un gran signo de interrogación sobre sus cabezas, y Wilco de la mano de uno de los que marcaría en serio todo lo que vendría, Jeff Tweedy pronto contaría con la bendición del papá Bob Dylan, y el cardenal Tom Petty más los acólitos de la feligresía post country que vieron en Jeff al mesías que necesitaba el rock básico para seguir en la vanguardia, una década más por lo menos.
Por acá musicalmente hablando andábamos lejos de los gloriosos y recientes tiempos viejos.
Ese año apenas algo de Charly Garcia con Influencia, una obra con altos bien arriba y bajones bien preocupantes. Veo a Carajo con un tema que se llamaba “Sacate la mierda” que era exactamente eso, además de un buen disco de Skai Beilinson. Nada para destacar la verdad.
Pero Dante hizo este disco, que muchos están empezando a entender ahora, a 20 años de nacido. Tal vez lo mas trascendente ese año, desde la música, fue la batalla ganada por los sellos a Napster, el primer servidor para intercambiar músicas gratis, que solo fue otra victoria pírrica para la ya cancerosa industria que aun hoy está boqueando y tratando de sobrevivir a los tiempos nuevos.
Entre todo eso debuta Dante Spinetta Zalazar. “Elevado” es un compendio de todo lo que por acá no había hecho nadie todavía. R&B, soul, funk, algo de rap, guitarras bien rockers y coros a la Neo Soul, sonido que empezaba a dominar el aire radial en todo el mundo libre.
El chaval lo había hecho, nada sería lo mismo desde ahí.
Dante es hijo de Luis y Patricia, dueño de un oído refinado capaz de desmenuzar un disco entero de Curtis Mayfield, algo digno de un tipo que era dormido por su padre cantándole “Plegaria para un niño dormido” al costado de la cuna.
Ya de chiquito tenía onda. Siempre recordaremos cuando un día llega Luis Alberto a la radio para presentar su nuevo trabajo “Tester de Violencia” en Radio Bangkok, un programa que hacíamos con Lalo Mir, Carlos Masoch (acá Douglas Vinci) y Quique Prosen. Lo vimos llegar al estudio con dos chicos, uno era Dante de 13 años y el otro era Emmanuel Horvilleur de igual tamaño. Nos dijo que ellos cantaban en el disco un tema que habían compuesto, se presentaron al aire con una soltura que era casi amenazante comentando que tenían una banda con hermanos y primos que se llamaba Pechugo.
¿Pechugo? Le preguntamos ya sin sonrisas paternales, y nos aclararon que ellos se llamaban Pechugo porque había unos que se llamaban Menudo, y ellos eran mejores.
El tiempo les dio toda la razón. El mismo tiempo que los vio transformarse en Illya Kuryaki & The Valderramas, nombre decidido en homenaje al personaje de David McCallum en el Agente de CIPOL y al pibe Valderrama de la selección de Colombia, ese jugador abajo de una peluca funk teñida de rubio que era sensación mundialista.
Lo de Pechugo fue en el 88, Illya Kuryaki debuta en el 90 para hacer 7 discos en una década que los consagró. Sobre todo por “Chaco”, “Ninja Mental” el unplugged de edición internacional, “Versus” y “Leche”, además de shows memorables y apariciones televisivas fuera de todo catálogo televisivo.
En 2001 de manera amorosa se separan, encarando carreras solistas ambos. Ejemplarmente todo, sin gritos ni escandaletes, como son ellos nomás.
Fin de la primera parte de la historia Kuryaki.
Para el comienzo de la saga nos ubicamos en ese nefasto 2002.
Una tarde me llama Pelo Aprile, ese enorme capítulo de la historia completa del rock argentino viviente. Pelo fue el mas grande de todos los productores que hicieron grande al movimiento, desde su iniciático sello Interdisc -donde todos trabajamos alguna vez-, hasta sus excursiones por el resto del mundo ya dirigiendo multinacionales. Incontables anécdotas -inconfesables siempre- refieren a Pelo como uno de los mas divertidos y exitosos generadores de artistas y discos. Haberlo conocido es una de mis mayores satisfacciones de mi vida.
Bueno, retomo la anécdota: me llama Pelo para avisarme que ya tenía terminado el disco de Dante. Me voy rápido a su oficina a escucharlo y quedé rarísimo. Fui a mi casa en ese estado y lo volví a escucharlo. Ahí me convencí que estaba frente a una verdadera Masterpiece. No era igual a nada que hubiese escuchado por acá antes. Eso para un musicalizador que durante años su mayor ocupación fue poner discos en la radio, es más raro aun.
“Elevado” aun hoy es un disco que suena nuevo, como pasa con cualquier gran disco de funk. Particularmente esa canción, “Elevado”, es de una increíble belleza sónica y lírica.
“Brillaré en la luz aun en la distancia
Dejaré en tu voz tristeza en las palabras.
Sé que hay un umbral, umbral
Donde el cielo se descalza.
Y corre hacia ti,
Perdido entre tus lágrimas.
Y aunque pienses que ya nada más
Podrá pasar entre los dos
Aunque sientas que te alejarás,
Ya volverás a mi canción.
Yo te esperaré,
Yo te esperaré girl.
Elevado en la luz de tus ojos, nena.
Búscame allí
En donde aun duermen los sueños”.
Dante mismo se detiene en “Elevado”: ”Esta canción, justamente la que le da el título a mi primer disco solista, es la parada, la piedra filosofal del álbum. Una canción que me nació en un momento super especial de mi vida, estaba acostumbrado a estar en duo siempre, todas las decisiones pasaban por Emmanuel y por mí, con Illya Kuryaki. En ‘Elevado’ me mandé con todo yo solo, en los arreglos, en la composición del disco, en la producción, el plan era mío. Todo representaba un crecimiento muy fuerte, profesional y espiritual también. Me sentía elevado por la música, por el sonido nuevo, por el arte en sí. ‘Elevado’ es un disco que me exigía a mi y le pedía mucho también al que escuchaba. Era una obra bastante futurista. Hoy en día lo escucho y está update. Con canciones superfunkeras como ‘Humo Digital’ que hice en las Niguiri Sessions el año pasado...”
Sigue hablando de “Elevado”, Dante:
“Ese tema marca no solo el comienzo de mi carrera solista, sino los días en los que conocí a la mamá de mis hijos. Es más, mientras estaba haciendo esa canción ella estaba embarazada de Brando mi primer hijo. Todo eso junto, nos íbamos a casar, venía el pibe, era un flash. Además era una gran apuesta hacer algo así, cuando la música iba para otro lado, a pocos lados, yo salgo con un disco en spanglish”.
“Un concepto musical muy power, contaba con el respaldo de Pelo Aprile. Gracias a él conseguí todo lo que necesitaba para hacer ese disco. Todo lo que quería lo tuve gracias a él. Por ejemplo, trabajar con Michael B Nelson, trombonista de Stevie Wonder y Michael Jackson, que era arreglador de Prince y con quien estoy justamente trabajando en mi nuevo disco, que es el mejor que he hecho hasta ahora”.
“‘Elevado’ lo considero uno de mis mejores trabajos. Después me fui por otros lugares, eso es verdad, pero en ese disco fue donde probé mi sonido, estaba buscando mis voces, me estaba acomodando como cantante. Yo venía del rap y ahí me largué al canto. Además en esa canción hay una mezcla de R&B con psicodelia. Y ese final con las cuerdas arregladas por Mario Cardone es tremendo. Eran unos acordes que yo tenía por ahí, y las agarró él y quedó así, super flashero. Ese es el momento de la elevación”
En ese disco están además de Cardone, aportando lo suyo Rafa Arcaute, Francisco Fattoruso, o tipos como Rob Genadek que grabó algunas cosas en The Brewhouse de Minneapolis. De allí precisamente llegaba el mejor funk soul del momento, de la mano de Prince, de The Time, de Morris Day, Andre Cymone, Jody Watley... y siguen las firmas.
Mucho de ese sonido rupturista es lo que Dante tiene. No lo busca adentro de él, lo tiene incorporado en su guitarra, en su garganta y en su cerebro.
Adoro a este sujeto, él lo sabe bien, sabemos ambos también que siempre podremos contar con nosotros.
Por algo en la despedida Dante me dice sonriendo: ”Chau Bobby, aguante siempre la hermandad...”.
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