El dúo Pastoral: cómo ser dark antes que las bandas inglesas y el accidente fatal que truncó su carrera

Miguel Angel Eurasquin y Alejandro De Michele formaron uno de los pocos dúos que tuvo la música argentina. En pleno auge del folk y el hippismo, tenían letras muy oscuras varios años antes que grupos británicos de los ‘80 como Bauhaus o Sisters of Mercy

Guardar
Miguel Angel Eurasquin y Alejandro
Miguel Angel Eurasquin y Alejandro DeMichele formaron Pastoral, un dúo que se truncó por el accidente fatal del segundo de ellos

Es difícil el dúo.

No hay muchos dúos musicales en este loco rincón del planeta.

Se ve que la convivencia de dos se complica. Tema metafísico psicológico que no trataremos aquí obviamente. Entre tres hay oscilaciones, contrapesos, cuando menos disparidad de opiniones. En un cuarteto o quinteto ni hablar. Pero cuando se son un par nomás todo es yin y yang. Cara y ceca. O sos vos o soy yo si no somos nosotros, convengamos. Hay que poseer demasiada línea armónica para que un dúo funcione mucho tiempo.

Por lo general, mientras nos vamos conociendo todo tiende a tornarse hermoso y recordable. Supongo que los problemas empiezan cuando ya te conocés del todo, ahí es donde empezás a pensar que sería buenísimo conocerlo ahora, no saber qué va a hacer siempre que empieza con algo.

Desde los Everly Brothers hasta Simon y Garfunkel son carne y uña hasta un día en que se convierten en dos terroristas enfrentados encerrados en el baño de un avión.

Excepto Hall & Oates que siempre fueron diferentes al resto de la humanidad. Pareciera que con ellos es al vesre todo, como si siempre quisieran separarse por algo, aunque después inevitablemente terminan grabando discos y girando por el mundo juntos.

Quizás solo sea que ganan mucho más dinero en dúo que por caminos distintos, aunque hasta eso se acaba en la pelea final. Por eso prefiero pensar en que son soulmates simplemente.

Por aquí sucede que, en nuestro progreso musical desde el invento del tocadiscos doméstico, no hemos tenido muchos.

Es difícil el dúo.

Pastoral, la versión original de En el Hospicio

No estoy hablando de esos dúos que se juntan para algo, que dos artistas tengan un (1) proyecto poniéndose manos a la obra para llegar a la obra maestra de sus vidas quizás. Sino de dos amigos que encaran una carrera a la par, codo a codo, back to back para siempre.

Por acá, Piazzolla y Goyeneche, Charly Garcia y Luis A. Spinetta, duraron apenas un disco, a veces hasta sin show de presentación.

Si hablamos de dúos, en su radical comienzo la música beat argentina gestó a Bárbara y Dick en 1966, Fernando Dick Sustaita y Bárbara eran excelentes cantantes, vendrían a ser la mitad sudamericana de The Mamas & The Papas y digo la mitad porque Bárbara y Dick eran dos y Mamas & Papas cuatro, nada más.

La versión misma que hizo el dúo de “California Dreamin´” original de los californianos es sencillamente brillante. Allí Bárbara y Dick se juntaron a Los Iracundos y tras cartón se fueron a recorrer el mundo montados en sus discos que se traducían a otros idiomas incluso.

También un párrafo para Fedra y Maximiliano, que eran una especie de Serge Gainsbourg y alguna de sus mujeres haciendo canciones, pero pesificados. Maximiliano era B.B. Muñoz, que después de una temporada en el exterior volvió al país y se dedicó a hacer lindos discos con David Lebón y Héctor Starc de invitados especiales. Además de producir artistas nuevos y festivales como el de La Falda en los 80´s.

No hay que aclarar que el podio del dúo beat está reservado a Juan y Juan, dos que se las arreglaban bien solitos para llenar estadios en toda latinoamérica, convertirse en récords de ventas de discos así como proveer a todas nuestras bonitas hinchadas de fútbol de músicas para sus alegres canciones alientaequipos. Aún en actividad, menos que antes obvio, Juan “El pata” Marcelo y Juan Eduardo siguen cantando y componiendo. Me dijeron que cada tanto se juntan, pero un rato en el show nomás. Juntos eran dinamita. Hoy son Australia y Argentina. Distintos.

De momento pienso que la dificultad de crecer parejos en un dúo debe ser el puente que se rompe.

Nuestro rock no es prolífico tampoco en el tema.

Pastoral, a pesar de su
Pastoral, a pesar de su aspecto y sonido folk, eran dueños de las letras más sórdidas del rock argentino. Darks antes que se creara ese concepto

Desde Pedro y Pablo hasta Illya Kuryaki and The Valderramas no se si llego a las dos cifras buscando dúos.

Los primeros fueron Pedro y Pablo a finales de la década del 60. Miguel Cantilo y Jorge Durietz eran buenísimos. Se los metía en la canallesca batea de músicos de protesta, básicamente porque su “Marcha de la bronca” fue desmesuradamente popular, aunque lo que los sobrevive hoy son sus baladas hermosas, “Catalina Bahia” y “Donde va la gente cuando llueve”, elevada poesía acústica inigualable.

Un tiempo después, iniciando la década siguiente, el formato crece un poco. Irrumpen entonces Sui Generis, Vivencia y Pastoral, en orden de aparición.

Charly y Nito Mestre fueron bisagras de la historia grande de nuestra música popular. Ya desde el comienzo con su primer disco, “Vida”, señalaron el sendero donde había que agarrar para entrar en el futuro.

Eran años de grandes obras maestras artísticamente hablando.

Casi al mismo tiempo aparece otro dúo, Vivencia, eran Eduardo Fazio y Hector Ayala, dos guitarras, dos sillas, dos micrófonos y mucha difusión en la radio los catapultó bien arriba. Aunque el impulso duró bastante poco, fueron famosos.

Pastoral, Atrapados En El Cielo

Pero deberían pasar unos cuantos meses más para que llegara Pastoral.

Esos eran distintos. Oscuros, conflictuados, muy darks antes que se inventara el Gothic Rock. No eran dos post adolescentes alocados al pedo como Juan y Juan, tampoco querían cambiar al mundo como Sui Generis, mucho menos vender toneladas de discos como Bárbara y Dick.

Estos dos no parecían querer nada.

Eran de San Martín o por ahí se los veía siempre ni bien comenzaron, en el 73. Iban al Mariano Moreno donde se conocieron y tocaban en patios de colegios de monjas algunos fines de semana. Miguel Angel Eurasquin (o Erausquin para muchos) desde aquí Miguel Angel, y su amigo del alma Alejandro DeMichele, desde aquí Alejandro DeMichele. Talentosos músicos y compositores, dueños de las letras más sórdidas y surrealistas del rock argentino.

Siempre resolviendo para abajo, sin estribillos pegadores ni arreglos fáciles, sus discos no se pasaban en fiestas ni en bailes. Sus letras hablaban de muerte, pero no en el sentido trágico de la cosa, sino como algo que es parte de todo digamos, algo que a todos nos toca sin hacerlo tragedia lloricona.

Si bien todos eran famosos, cada dúo tenía sus acólitos.

Los hippies escuchaban Sui Generis, los disconformes a Pedro y Pablo, a Vivencia los escuchaba Badía, pero a Pastoral los escuchaban los más raros del barrio. Pasa que a veces esos extravagantes son las personas mas valiosas para entreverarse. Quiero decir que a veces tribalizan más esas extravagancias que las circunstancias que popularizan otras músicas.

Pastoral fue otra bisagra en nuestro rock tan amado. Pero no fue una bisagra de puerta que da a una sala importante, sino más bien una bisagra de las que posibilita abrir un cofre con gemas valiosas, algo que no será para cualquiera. Ni mejor ni peor, pero no para toda la humanidad.

Ahora, pasado el tiempo -como siempre sucede-, a la distancia se ve todo más claro. Pero en sus días era una gran incógnita todo. Los veías en un escenario y estabas mirando a dos chicos con un signo de interrogación de 2 metros arriba de sus cabezas.

Uno de los gags que más tengo presentes de los geniales humoristas británicos Monty Python es el de un sujeto en la antigua Grecia que era sarcástico antes de que se inventara el sarcasmo, por lo que sus brillantes comentarios no los entendía nadie, de manera que terminaba pésimo el tipo.

Algo similar me sucede con Pastoral, eran dark antes de que inventara el dark. Pastoral ya llevaba un par de discos hechos mientras los de Bauhaus, Siouxsie & The Banshees o los Sisters Of Mercy todavía no habían terminado la secundaria. Todavía faltaban unos años para que The Cure o Soda Stereo recorrieran los escenarios con sobretodos negros y borceguíes aun en plena primavera.

El primero disco, que lleva
El primero disco, que lleva el nombre de Pastoral, tenía su gran éxito, En el hospicio. Esa canción fue vuelta a grabar en el segundo LP del dúo

Habría que tener en cuenta que el primer disco de Sui Generis se llama “Vida”, mientras el primero de Pastoral se llama como el grupo, aunque su tema más exitoso se llamó “En el hospicio”.

Tanta fue la trascendencia del tema. que “En el hospicio” se llamó su segundo disco, consagratorio, producido por Litto Nebbia modelo 1974, quién acompañó con su propia banda al dúo en la grabación. Astarita, recordando un día esas jornadas me comentaba lo extraños que eran esos pibes.

En este segundo trabajo graban mejor “En el hospicio”, además de “Gustavo esfumado tras las hojas” y " Opresión Natural” entre otras bellas composiciones de Miguel Angel y Alejandro DeMichele, a los que les sobraba inventiva al respecto.

“En el hospicio” es un cuenco de poesía negra, más que pesimista, nihilista.

No duele escucharla, solo te saca de tu zona cómoda de pensamiento, no hay nada romántico, ni lúdico o doloroso. No hay más en la canción que una bellísima melodía interpretada por voces eficaces que sugieren una historia que no tiene historia. Nada hay en ella más que un alma en un asilo.

“Quiero atrapar al sol en una pared desierta

Me siento tan libre que hasta me ahoga esa idea.

Me hace mal la realidad, de saber que el perro es perro

Y nada más.

Quiero descolgar al sol

Chapalear entre las hojas.

Respirar mi soledad, correr entre los pasillos

Y buscar la realidad de que el perro no sea perro

Y nada más.

Encierro real

Claustros de barro

Solo sombras, sombras.

Porque supe al despertar que mis sueños eran ciertos

Y mi propia realidad superó la fantasía

De ser vos la fuerza que de la nada hizo vida

Y me la dio.

Porqué me dejan pensar en toda esa gente humana

Y después para jugar, hasta me atan a la cama.

Puedo ver la realidad

De que el perro sea perro y nada más.”

Pastoral, Lucifer Asomo

Nada mal para unos chicos que después escribieron canciones como “Deseo del lúcido suicida preso”, “De regreso a tus entrañas” o “Me desprendo de tu vientre”.

Como en un film noir europeo, después de estos discos consagratorios, creados en un país descompuesto, donde las sangrientas riñas internas nos ponían a todos en peligro, llegan los estadios llenos, acompañados por bandas que integraban, por ejemplo, a Pedro Aznar y Oscar Moro un par de meses antes de que se creara Serú Girán. Las giras y los reportajes en la tele. Tres años vertiginosos, hasta que un día se separan, mal.

Miguel Angel y Alejandro De Michele encaran para sus carreras solistas. Curiosamente Alejandro se une al gran Gustavo Montesano en 1979, cuando Montesano deja Crucis, formando el dúo Merlín. Grabaron un disco, estaban cambiando ambos de piel, Alejandro De Michele y Gustavo Montesano, dos nombres inmensos en el rock argentino de entonces. Miguel Angel, por su parte, edita su propio disco, “Hacia la libertad”.

Ambos regresaron en 1981, y al año siguiente editaron, con un nuevo sonido pero el mismo concepto, el álbum “Generación”. Días después de llenar un Obras, donde grabaron un disco en vivo que recién se editó en 2009, en una madrugada fría de mayo de 1983, Alejandro se da un palazo con su Ford Falcon en Palermo, frente al Velódromo Municipal y muere.

Así de simple, así de sorpresivo, así de paralizante, así es como la muerte llega a tipos como este. Capaz que es nomás que allá del otro lado a tipos como Alejandro DeMichele los quieren pronto.

SEGUIR LEYENDO:

Guardar