La paternidad cambia la vida. Los varones cambiaron pero tienen que cambiar más par que la crianza sea compartida (y no solo una ayudadita que se le hace a la madre) y los padres se adaptan al cambio de época. O eso se pide y se intenta. Pero lo que no cambia es la licencia por paternidad: ¡de 2 días! El cambio más importante en la vida de un varón está más devaluado que un finde largo para pasear y descansar. ¿Cómo se le puede pedir a los padres que cambien si no se cambian las leyes?
Es increíble que, con solo 2 días, no alcanza ni para cargar el bolso de la clínica o ir a comprar pañales, llevar al hermano/a mayor al cine o a la plaza, ni para hacer un asado para que la mamá reciente se alimenta mientras alimenta a su bebé o quedarse a contemplar al recién nacido. La licencia por paternidad es más corta que un fin de semana largo, que semana santa y que el fin de semana XXL en el que -casualmente- se festeja, en el 2022, el día del padre.
El mejor regalo sería extender la licencia. En muchas provincias y localidades el plazo no laborable se extendió a 5, 10 o 15 días -pero solo para empleados públicos- o en algunos sindicatos que lograron mejorar el plazo por paritarias o empresas que deciden dar crédito a los trabajadores que se convierten en padres. Pero la ley en un país de avanzada en materia de género atrasa.
Sin embargo, a los varones les cuesta reclamar por sus derechos. Hasta ahora. Porque, por primera vez, se realizó una convocatoria para que la paternidad no se festeje solo el día del padre, sino con días para poder asumir la llegada de un bebé. El derecho a no trabajar para poder trabajar de cuidar, criar y conectar debe ser reconocido por ley y no esperar más.
El Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad envío un proyecto al Poder Legislativo con el nombre “Cuidar en Igualdad” que contempla la ampliación de la licencia por paternidad. La iniciativa propone el aumento gradual de la licencia, del actual plazo de 2 día a 90 días, pero en un lapso de 8 años. Si se aprobara en el 2022, en 8 años los varones tendrían una licencia de 3 meses para cuidar, disfrutar y colapsar con la crianza full life.
La normativa tiene una perspectiva diversa -igual que el matrimonio igualitario, la Interrupción Voluntaria del Embarazo, la Fertilización Asistida, etc.- y está contemplada para padres y personas no gestantes (más allá de su género), tanto para madres lesbianas, trans y no binaries u otros formatos de parejas, maternidades, paternidades y familias.
El proyecto contempla que, en el momento del nacimiento, deberían usarse los primeros 15 días de la licencia. Y el resto del tiempo dentro de los 180 días posteriores al nacimiento. La importancia de esta medida es que el padre (o la persona no gestante o la otra mamá) pueda tomarse al menos una quincena para acompañar el nacimiento y, más tarde, ayudar con la lactancia, la vacunación, el inicio del jardín maternal, la vuelta del trabajo de la madre, el destete, la alimentación u otras etapas evolutivas cruciales en el desarrollo infantil.
El aumento de la licencia por paternidad/no gestante sería progresivo y escalonado. En el momento de aprobación de la ley pasaría de 2 a 15 días. En 2 años pasaría de 15 a 30 días. En 4 años pasaría de 30 a 45 días. En 6 años pasaría de 45 a 60 días. En 8 años pasaría de 60 a 80 días. Si se aprueba en el 2022 en 8 años, en el 2030, los padres tendrían 90 días como hoy tienen las madres.
La licencia por paternidad favorece a los varones que quieren tener más tiempo para dedicarse a ser padres. Pero el compromiso paterno, además, también es positivo para la igualdad en la crianza y que las mujeres no críen solas, no sean las que resignen sus carreras laborales y contribuye a que los hijos e hijas sean cuidados con más tiempo, experiencia, reflexión y dedicación.
En Argentina las mujeres pasan 5.7 horas por día haciendo trabajo de cuidado no remunerado. Los varones dedican en promedio sólo 2 horas diarias, según datos del INDEC. Las licencias más extensas no solo generan más tiempo en el inicio de la paternidad, sino más acostumbramiento al tiempo paternal, que es un tiempo distinto al tiempo laboral (menos efectivo, productivo, evaluable en las expectativas de la vida pública y comercial) pero con un efecto emocional que no tiene ni precio, ni posibilidad de ser medido.
El sábado 18, en la Ciudad de Buenos Aires, La Plata, Rosario, Viedma, Rafaela, Mendoza y Mar del Plata, la campaña Paternar, lanzó una acción para exigir más días de licencia por paternidad. La actividad inició la junta de firmas para que ser padres tenga más días que un feriado turístico. Se planteó la necesidad de la ampliación y extensión de los regímenes de licencias parentales de forma diversa, urgente y federal.
El sociólogo Daniel Jones, integrante de Paternar y del Instituto de Masculinidades y Cambio Social -y papá de León, de 11 años- apuntó: “Queremos que la ampliación de las licencias parentales sea parte de un proceso más general que discuta el rol que tenemos los varones en las tareas de cuidados en nuestra sociedad”. Y amplificó: “Lo ideal es una reforma integral de las licencias en el marco de una ampliación del sistema de cuidados que es bastante frágil en Argentina y obliga a privatizar los cuidados”.
La licencia no es una balsa que puede remar sola si el sistema de cuidados no respalda con otras posibilidades el trabajo de cuidar que, en su mayoría, hoy sostienen las mujeres y los varones no pueden adaptarse a los cambios de mayor compromiso e igualdad si su derecho a paternar se ve reducido a 48 horas. Cambiar es urgente. Pero como se puede plasmar ese cambio no es tan sencillo. ¿Se espera a un cambio profundo del sistema o se adelanta un cambio express de la licencia parental mientras llegan cambios más drásticos?
El proyecto de la ley de cuidados proponer un esquema gradual que, para algunos, debería empezar más rápido con más días para paternar, pero más allá de las mejoras posibles o de intentar que sea, todavía, un giro más profundo en una paternidad que pase de estar dibujada a consolidada en leyes y derechos, es un muy buen punto de partida. Pero es una reforma integral que requiere de consensos políticos, presupuestos y miradas alineadas para que pueda ser aprobada. Sería ideal que sea una prioridad en la agenda parlamentaria 2022. Pero los tiempos políticos con inflación de precios, internas de todo tipo y factor y falta de lápicera disponible para aumentar la inversión social, dificultan la prioridad número 1: cuidar a madres y padres para que puedan cuidar.
Por eso, ante la demanda de la extensión de licencias, no hay un único camino. Una posibilidad es que forme parte de una reforma más amplia y, otro esquema posible, es que se ponga en marcha una ampliación de los días que pueden quedarse en su casa o en el hospital o clínica (muchas veces los padres con hijos e hijas internados, prematuros o con problemas de salud no tienen respaldo legal para estar cerca de sus bebés) con mayor premura que una reforma que puede llevar más tiempo de aprobación y discusiones más complejas en la letra chica de la norma.
“Si se discuten por separado tiene más chance de salir”, apunta Jones y la mejor estrategia es la que pueda lograr el objetivo de la mejor manera y de la manera más rápida. “Lo deseable es que haya una reforma de cuidados, pero también hay que ser pragmáticos y ver que es lo mejor posible. El proyecto más ambicioso es el que envío el Poder Ejecutivo con la reforma integral de cuidados. Pero necesitamos un avance que no perpetúe la licencia por dos días”.
¿Por qué los varones tardaron tanto en organizarse para reclamar por sus derechos? “La demora en reclamar nuestros derechos es por la escasa conciencia de género, en reconocer que no somos sujetos universales, sino particulares”, subraya. Y, lo interesante, es que contrariamente a suponer que el feminismo busca restar derechos para los varones, en realidad, encendió la posibilidad de reconocerse y reclamar a muchos hombres interesados en amar, cuidar, sanar, jugar, cocinar, ordenar, cambiar y emocionarse con los avances de sus bendiciones, crianzas, cachorros y todas las formas dichas en esos días y noches donde la falta de sueño y la infinidad del amor cambian el tiempo y el espacio.
“Los avances del feminismo y de la diversidad sexual hicieron que, en una revisión de nuestros privilegios, también veamos nuestras vulnerabilidades y demandas concretas. Por eso, recién ahora, nos estamos dando un espacio en tanto varones para reclamar por la licencia por paternidad, que es un paso más en la lucha por la igualdad de género”, remarca Jones.
Juan Roca integrante de la campaña y del colectivo Desarmarnos, explicó: “Actualmente en Argentina en la Ley de Contrato de Trabajo los padres tienen sólo dos días de licencia. Es uno de los países de la región más retrasados. Hace unas semanas el gobierno presentó el proyecto Cuidar Igualdad que plantea la ampliación de las licencias parentales. Por eso, creemos que es momento de que el Congreso avance con esta agenda”.
El economista Martín Kalos, Director de EPyCA consultores resalta: “Yo idealmente pensaría que sean licencias largas y que cada familia decida como se la toma, pero sí creo que la licencia para padres tiene que ser obligatoria e intransferible, porque la estadística internacional demuestra, desde América Latina a Japón, que los varones por más que tengan el derecho a una licencia por paternidad si es voluntaria u optativa no la toman, ya sea por decisión propia o de la empresa, por una cultura machista en la que no pueden ser vistos como responsables de las tareas de cuidado o perder oportunidades laborales”.
Kalos destaca que son muchos los varones que están dispuestos a rechazar una oferta económica para poner el hombro a las noches en vela, preparar la comida mientras que la mamá da la teta, dar una vuelta en cochecito para que la pareja pueda dormir una siesta o jugar sin tener que mirar el reloj y llegar cuando el día familiar ya está apagado. Pero el deseo de paternar necesita ser respaldado con el derecho a una paternidad presente: “Los varones que deseamos ser padres a la par, padres con todas las letras hoy no tenemos la posibilidad de hacerlo, con una licencia tan corta”.
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