La crisis militar después de Malvinas: la dura pulseada para reemplazar a Galtieri y la fractura de la Junta

Después del 14 de junio, en la cúpula de las Fuerzas Armadas se produjeron encontronazos entre el nuevo jefe del Ejército, general Cristino Nicolaides, el brigadier Basilio Lami Dozo y el almirante Jorge Issac Anaya. La decisión de la Fuerza Aérea y la Armada de abandonar la conducción y el pedido de los partidos políticos para regresar a la institucionalidad

Después de la derrota militar en Malvinas y tras una dura negociación, el elegido para reemplazar a Galtieri en la presidencia fue Reynaldo Bignone

En las horas siguientes a la caída de Puerto Argentino un profundo silencio se abatió sobre la estructura del poder militar. No se sabía cómo dar la noticia a una sociedad intoxicada por el exitismo. La misma que el 14 de junio de 1982 se inclinaba por continuar el enfrentamiento armado con el Reino Unido y que, además, opinaba que se iba a ganar. Era el temor y un denso silencio que desafiaba a los responsables. Los mismos que en esas horas pretendían desarrollar sus actividades sin que nada ocurriera. Por ejemplo, en sede del Estado Mayor Conjunto, a las 10 horas del 16 de junio, se volvió a reunir el Comité Militar para analizar los hechos de violencia de la noche anterior en la Plaza de Mayo. El canciller Costa Méndez explicó el pedido de su renuncia y del gabinete nacional y su diálogo al respecto con el Ministro del Interior. Galtieri respondió que “la adecuación del gabinete no podría ser antes de dos semanas”. También se trato la situación de los prisioneros en Malvinas y la exigencia británica de una declaración argentina de finalizar las hostilidades. “Se está generando una crisis en las próximas dos semanas. La gente reclama responsables. La situación en las islas es complicada, los soldados tienen mucho frío (comida parece que hay). Galtieri no dice nada.”, me comentó en esas horas, en voz baja, el general de brigada Ricardo Norberto Flouret.

Anotacion de la reunión en el informe de la Junta Militar

¿Galtieri habló de dos semanas para decidir un nuevo gabinete nacional? Demostraba no estar al tanto de la velocidad de la crisis generada a partir de la rendición en Puerto Argentino. Mientras el jefe del Ejército trataba de concentrarse en la cuestiones del Comité Militar, a pocos metros de ahí los generales de división ya imaginaban cómo iba a continuar el gobierno militar sin Galtieri. Discutían el nombre del sucesor. El nuevo comandante en jefe debería cumplir algunas condiciones. Por ejemplos no estar relacionado de manera directa con los hechos de Malvinas ni encontrarse comprometido con altos cargos en el Poder Ejecutivo en los anteriores períodos de Videla, Viola y el propio Galtieri. Así quedaron descartados los generales Vaquero, García, Reston y Saint Jean. Se manejaron dos alternativas y como comandante en jefe fue electo (a propuesta del general Trimarco) el general de división Cristino Nicolaides, jefe del Cuerpo I, un hombre sin ninguna clase de aptitud para controlar la fuerza y de escasos reflejos políticos. Al pensarse en Nicolaides también se discutió la posibilidad de que asumiera de facto, al mismo tiempo, la Presidencia de la Nación. La otra alternativa era que otro general asumiera en la Casa de Gobierno bajo un clima de “pureza y limpieza” con un gabinete mayormente castrense.

El 17 de junio a la mañana, el jefe del Estado Mayor se traslada a la residencia de Galtieri y le comunica que los altos mandos exigen su relevo. Tras una fuerte discusión con el general Vaquero, un Galtieri adormilado entiende que ya no tiene espacio y logra condicionar su partida: Él va a renunciar a la Presidencia y la comandancia del Ejército. En la Armada se acuerda que Anaya pasará a retiro cerca de fin de año y tras la debacle de Puerto Argentino, además, lleva a descartar el “plan Massera” que contemplaba elecciones generales con tres candidatos militares. Ahora el almirantazgo consideraba que debía formarse un gobierno “limpio y modesto en sus procederes” para conducir la etapa de transición hacia del Democracia. En la Fuerza Aérea, según la misma minuta de la época, “no está decidida la suerte del brigadier Basilio Lami Dozo. Los brigadieres consideran que están dadas las condiciones para que sea presidente un civil. Se habla de las candidaturas de Nicanor Costa Méndez, Rafael Martínez Raymonda y Amadeo Frúgoli”.

Renuncia de Galtieri asentada en el informe de la Junta Militar con la firma de sus tres integrantes

Al día 17, a las 13.35, Galtieri se comunicó telefónicamente con el jefe de la Casa Militar, contralmirante Moya, y le ordenó que se entrevistara con Anaya y Lami Dozo para comunicarles que “acababa de concurrir a Campo de Mayo el Señor General Vaquero, para solicitarle en nombre de los generales de división su renuncia a los cargos de Comandante en Jefe del Ejército y Presidente de la Nación.” Según relató más tarde el semanario “Gente” la primera reacción de Galtieri fue explosiva. Dijo: “Cómo me van a hacer esto a mí…” En esas horas en la redacción de la agencia Noticias Argentinos había un cable retenido por el “Negro” Vergara, a la espera del visto bueno de su director Raúl García, que decía: “Me dirijo a la honorable Junta Militar para poner en su conocimiento que, tras haber dispuesto mi retiro como comandante en jefe del Ejército, renuncio por éste acto al cargo de Presidente de la Nación con que en su oportunidad fuera honrado.”

Cristino Nicolaides pertenecía a la promoción 76 del Colegio Militar de la Nación, había egresado como subteniente del arma de Ingenieros en 1947 y recibió las palmas de general de manos de Isabel Perón en 1975. Era el cuarto comandante del Ejército desde 1976. Entre los antecedentes más notables del nuevo comandante en jefe del Ejército, Clarín recordó una conferencia dada en Córdoba el 25 de abril de 1981 en la que afirmó que “debemos pensar que hay una acción comunista-marxista internacional que desde quinientos años antes de Cristo tiene vigencia en el mundo y que gravita en el mundo”. Un filósofo.

Para el más alto nivel aeronáutico de ese momento, la caída de Galtieri fue una jugada de Nicolaides, acompañado por algunos generales que en el pasado habían sido afectos a Roberto Viola. En esos momentos, Lami Dozo habló con Anaya. Así me lo relató:

-- “Negro”, que se vaya Galtieri es un problema del Ejército, pero que deje la Presidencia de la Nación es un problema de la Junta Militar.

-- Anaya: Va a ser un problema bárbaro.

Brigadier Basilio Arturo Lami Dozo

La Fuerza Aérea no acepto la decisión del Ejército de nombrar a Reynaldo Bignone como presidente de la Nación y la Junta Militar se partió. El 1° de julio de 1982, el día que asumió Bignone, el brigadier Lami Dozo no asistió y el 17 de agosto, dejó la comandancia en jefe de la Fuerza Aérea. Apenas estuvo nueve meses en el cargo, Malvinas lo arrastró. Su salida no fue menos traumática: él se inclinó por que lo sucediera el brigadier mayor Sigfrido Martín Plessl (el que había planificado con Lombardo y García el “Operativo Rosario”). La sugerencia fue seriamente descartada por el ex jefe del Comando Aéreo del Teatro de Operaciones Sur (CATOS), brigadier Ernesto Crespo. Tal como me relató, durante una reunión que mantuvo con el brigadier mayor Augusto Jorge Hughes.

-- “A Plessl no lo queremos. Los que peleamos te elegimos a vos, sino que sea Waldner”, dijo Crespo.

“No sabemos qué ocurrirá ahora, tras este vuelco de la situación. Y lo más grave es que resulta imposible saberlo”, escribió en La Prensa del 18 de junio, el periodista Jesús Iglesias Rouco, uno de los fogoneros de la aventura de Malvinas. En esa mañana lluviosa, bajo un galpón del Regimiento Patricios, el nuevo teniente general Cristino Nicolaides asumió como jefe del Ejército y por la tarde, en el edificio del Congreso, lo hizo como miembro de la Junta Militar. En esta ocasión, Anaya leyó un emotivo discurso de despedida a Galtieri en el que afirmó: “Usted puso de pie a la Nación”. “Las generaciones futuras me juzgarán”, había dicho Galtieri al despedirse del periodismo el ahora ex presidente.

El sábado 19, la nueva Junta Militar se reunió en el Edificio Libertador. Según el relato de Jorge Isaac Anaya al autor (en una minuta dictada el 18 de marzo de 2007) que ambienta la situación institucional de esos días: Cuando “el 17 de junio, Galtieri fue obligado a renunciar, el nuevo gobierno allí nacido (Nicolaides, Anaya, Lami Dozo) se convocó a una reunión para aprobar el Estatuto de los Partidos Políticos”, pero “esta reunión se suspendió”. En las horas previas a la reunión de la Junta, “Nicolaides pidió que se firmase el cese de hostilidades, a lo cual Anaya se negó” (condición que ponía Gran Bretaña para liberar a los detenidos). Luego, el mismo 19, “en una reunión llevada a cabo en el Edificio Libertador, que tenía por objetivo explicar a los padres de los detenidos aquella decisión, hubo aceptación general de éstos en cuanto a no firmar el cese de hostilidades culminando con aplausos y vítores por parte de los asistentes”.

General (R) Reynaldo Bignone

Según Anaya, más tarde, “la nueva Junta encara la designación del nuevo Presidente de la Nación, lo cual según los Estatutos del Proceso, debía ser resuelto por unanimidad. Entonces, Nicolaides propone al general (RE) Bignone. El brigadier Basilio Lami Dozo se propone a sí mismo y Anaya a Nicanor Costa Méndez. Pero como los Estatutos del Proceso especificaban que tenía que ser un jefe de las Fuerzas Armadas, la propuesta de Anaya no fue aceptada, pese a que sugirió que el Estatuto fuera modificado en ese sentido. Se produjo, entonces, una discusión entre Nicolaides y Lami Dozo, sirviendo Anaya de moderador. Anaya le dice a Lami Dozo: Si vos decís que aceptás a Bignone, yo acepto a Bignone, porque obviamente Nicolaides no aceptaba a Lami Dozo. En este punto, Lami Dozo expresó: Acá se rompió el Proceso” y avisó que retiraba al personal de la Fuerza Aérea afectado a la función pública. Quedó entonces firme la titularidad del general Bignone como Presidente. Anaya le manifiesta a Nicolaides que ponga en conocimiento de Bignone que también la Armada retira a todo su personal de la función pública, con excepción de aquellos que Bignone considere necesarios”. El lunes 21 de junio, sorpresivamente, tras haberse alejado de la Presidencia de la Nación, Galtieri volvió a la Casa de Gobierno. Se dijo que había ido para solucionar “cuestiones personales”. En realidad lo hizo para firmar decretos antedatados de liberación de presos políticos que Saint Jean se negaba a firmar. Y, ya que estaba, almorzó y durmió una siesta. Ordenó que lo despertaran a las 17.30 y a las 18 se volvió a su casa en el barrio de Belgrano.

Luego vino una nueva reunión de la Junta Militar que se realizó esta vez en el Edificio Cóndor. Como una manera de presionar a Lami Dozo y Anaya, Cristino Nicolaides introdujo al general retirado Reynaldo Bignone en la reunión para que explicara su eventual programa de gobierno. Lami Dozo lo interrumpe: “No continúes, Fuerza Aérea ya tomó su decisión. No hay nada personal contra vos, pero el arma piensa que debe ser un brigadier (el propio Lami Dozo) o un civil”. La Armada, mientras tanto, demora todo tipo de decisión, esperando la eclosión del Ejército.

El “servicio de calle” de la inteligencia aeronáutica sostiene que hay un informe que predice un próximo enfrentamiento dentro del Ejército a nivel del generalato de brigada. Una línea “popular” encabezada por el general Ricardo Flouret (VII Brigada de Infantería, en Corrientes) contra la “liberal” que reconoce a Miguel Mallea Gil (agregado militar en Washington). “Los generales de división están en el aire administrando la crisis” comento Flouret. Estaban por conocerse las críticas militares sobre el desempeño durante la guerra. Mientras tanto, nadie hablaba del cese formal de las hostilidades. Ese momento llegaría el 17 de noviembre de 1986, cuando Raúl Alfonsín se lo informa a Ronald Reagan durante su entrevista en la Casa Blanca.

(Continuará mañana)

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