Eran las cuatro de la tarde del miércoles 19 de junio de 1963 cuando el capitán Horacio Ferrari dio la orden de soltar amarras, en medio del júbilo general. La Fragata Libertad iniciaba su primer viaje de instrucción alrededor del mundo.
Entre noviembre de 1888 y junio de 1889 la Corbeta “La Argentina” había cumplido su cuarto viaje de instrucción. Martín Rivadavia, su capitán de navío, dijo que por los defectos que acusaba la nave era indispensable reemplazarla por otra más moderna.
Fue en 1893 que se decidió construir otro buque escuela. Así nació la fragata “Presidente Sarmiento”, que entre 1899 y 1939 realizó 37 viajes alrededor del mundo. A partir del año siguiente, aquella tarea quedó a cargo del moderno crucero “La Argentina”.
Nuevamente se impuso la construcción de uno nuevo. El 13 de noviembre de 1953 el Ministerio de Marina autorizó su construcción y el 11 de diciembre se comenzaron las obras en el Astillero Naval de Río Santiago. Ese día el entonces presidente Juan Domingo Perón fue invitado a clavar el primer remache en la quilla de la nave. El 27 de abril de 1956 se le otorgó el nombre de “Libertad”.
Se diseñó un buque de 104 metros de eslora, 14,3 metros de manga, con una superficie total de 2652 m² de velamen, 3635 toneladas de desplazamiento a carga completa y una altura máxima en su palo mayor de cincuenta metros. Posee tres palos de acero -trinquete, mayor y mesana- y tiene 27 velas.
El primer mascarón de proa fue realizado por el escultor Luis Perlotti. Pero cuando lo colocaron quedó con la cara mirando hacia abajo y la pieza fue rechazada. En su primer viaje, la fragata navegó sin mascarón. Le encargaron al escultor gallego Carlos García González, quien para hacerlo se inspiró en su esposa, quien falleció antes de su colocación. Fue tallado en cedro paraguayo en los arsenales navales de Retiro y mide seis metros.
En el año 1961, se designó comandante al capitán de fragata Atilio Porretti. Este oficial, con experiencia en navegación a vela, fue el encargado de seleccionar al personal de gavieros -personal que se encarga de los palos del barco- y recurrió para ello a los viejos contramaestres de la fragata Sarmiento. El 28 de mayo de 1963 fue entregada e incorporada oficialmente a la Armada. En los días siguientes se completó el alistamiento necesario para poner al buque en óptimas condiciones para afrontar la campaña de casi seis meses que lo llevó a diversos puertos extranjeros.
Previo al inicio de esa travesía, se realizó una navegación de prueba de máquinas. Estando fondeados en Puerto Madryn soportó un temporal con vientos de 60 nudos, que la hacía escorar hacia el viento.
Minutos previos de la partida, el entonces presidente José María Guido leyó la correspondiente orden de zarpada para dar inicio a un nuevo derrotero: “Este viaje se realiza al amparo de una palabra sagrada para el hombre: “libertad”. Por ella luchan en la guerra y en la paz todos los pueblos de la tierra; a su conjuro se concretaron las hazañas más señaladas de la historia, y podría decirse que el objeto fundamental de la vida es la libertad”.
“Un Buque Escuela es un pedazo de la República que se desplaza por entre la hostilidad de los mares para decir a los países que recorren nuestra realidad institucional, técnica, educacional y política, y para llevarles un mensaje de paz y confraternidad. El mar no debe ser sino un camino para los pueblos, los caminos separan o unen; el mar debe ser el camino que conduzca a un mayor acercamiento, a una más profunda comprensión, a una más efectiva fraternidad entre los hombres”, expresó el primer mandatario.
Embarcaron cadetes del último año de la Escuela Naval Militar con el propósito de completar su formación profesional y egresar como guardiamarinas. También se encontraban aspirantes navales cumpliendo su último ciclo de instrucción para recibirse como cabos primeros.
Ese primer viaje comprendió 66 días de puerto, 104 días en el mar y unas 18.257 millas náuticas navegadas, visitando puertos del Atlántico como Recife (Brasil), Boston (Estados Unidos), Lisboa (Portugal), Boulogne Sur Mer (Francia), Londres (Inglaterra), Dakar (Senegal), entre otros, contando entre sus invitados a los becados de las Marinas de los Estados Unidos, Paraguay, Perú, Brasil y Uruguay y los representantes del Ejército Argentino y de la Fuerza Aérea Argentina.
En cada uno de los puertos, los gavieros permanecían de pie sobre las vergas en rol de honores, tal como es la costumbre en la mayoría de las armadas que poseen este tipo de buque escuela.
Durante la estadía en el puerto de Hamilton, capital de las Bermudas, soportó los embates del huracán Arlene con vientos de 160 kilómetros por hora. El ojo del huracán, que pasó exactamente sobre ese punto, fue claramente visible en el radar de la fragata y a pesar de los destrozos que provocó en la isla, el buque salió ileso.
De ese primer viaje participó el profesor de análisis matemático Juan María Alessi, a quien el comandante le encargó registrar acontecimientos del viaje.
Regresaron el viernes 6 de diciembre de ese año. Desde su primer viaje a la actualidad, la fragata ARA “Libertad” recorrió más de 900 mil millas náuticas alrededor del mundo y fuera de su apostadero ha pasado el equivalente a 17 años en el mar. Por sus cubiertas han pasado y se han formado alrededor de 12 mil marinos de la Armada Argentina.
En estos días se encuentra anclada en La Habana, la capital de Cuba, cumpliendo una misión más.
Fuente: Fotografías Armada
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