Franco Gavidia aterrizó en el aeropuerto de Ezeiza la mañana del miércoles 25 de mayo. Viajó 48 horas desde Hungría, atravesó ciudades y aeropuertos europeos. Integrante de la Selección Junior de handball que disputó el Panamericano y el Mundial 2011, retornaba al país para visitar a su hija y su pareja que viven en Córdoba. Hasta Buenos Aires lo acompañó su perro Coco, de un año y medio de vida. El Senasa le había prohibido el ingreso al país al animal porque llevaba ocho días vencida su vacuna antirrábica y porque no contaba con su Certificado Veterinario Internacional (CVI) que confirmara un estado de salud óptimo.
“Llegó al país sin su certificación sanitaria y sin la protección antirrábica correspondiente. Tiene vencida la vacunación correspondiente y por eso no puede ingresar a la Argentina”, decía el comunicado que emitió el Senasa, que explicaba, a su vez, que su ingreso podría poner en riesgo a la población dado que es un potencial factor de riesgo y un portador de la enfermedad.
Fueron 40 horas de incertidumbre hasta se resolviera la situación del can. Las autoridades , finalmente, vacunar al perro y dejarlo en cuarentena en la zona Primaria de Aduana del aeropuerto. En simultáneo, el caso tomó estado público. La imagen del cachorro de un año y medio “detenido” pronto se hicieron viral y desató una campaña solidaria que pedía por él: #LiberenACoco. Un petitorio en Change.org juntó más de 40 mil firmas para que el animal fuese con su familia.
El perro deberá cumplir dos cuarentenas. La primera, de una semana, la realizó en custodia en el área de Aduana del aeropuerto. La segunda, una vez que arribe a la provincia de Córdoba, deberá completar los 21 días que tarda la vacuna en brindar inmunización dentro de su vivienda y sin tener contactos con otros animales. Durante su primer aislamiento, Franco contó que en la cucha tenía sus mantas y su poncho y reveló quiénes se iban a encargar de él: “Designé como única representante legal a la Dra. Lorena Bilicic, quien fue la única abogada que nos asistió y gestionó el caso desde un comienzo. Asimismo, por decisión conjunta, las únicas personas autorizadas a ver y asistir a Coco son la médica veterinaria Tessie Bisbal y la Sra. Nora Portela, presidenta de la ONG Aliento de Vida, a quienes agradecemos haberse ofrecido y asumido el compromiso con un único interés: el bienestar de Coco en todo sentido”.
El viernes 27 de mayo, dos días después del arribo, se había creado la cuenta de Instagram @liberen_a_coco que se encargaba de mantener informada a una comunidad que velaba por el bienestar del perro. El miércoles primero de junio, después de que se resolviera la situación, anunciaron fecha y hora de la liberación de Coco: el jueves 2 de junio a las 10:30 en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, frente a una estación de servicio. Diez minutos después, desde esa cuenta publicaron videos en los que se mostraba al perro fuera de la jaula acompañado por el hashtag #CocoLibre. Hoy mismo viajarán juntos rumbo a Córdoba, donde los esperan el resto de su familia.
Por su parte, las autoridades gubernamentales también emitieron un comunicado con el título “‘Coco’ cumplió la cuarentena e ingresó al país con su dueño siguiendo protocolo del Senasa”. El texto informa que “durante el aislamiento que debió realizar el can, una veterinaria del Senasa controló y verificó a diario su bienestar, trabajando con recomendaciones de la Dirección Nacional de Sanidad Animal del Organismo. El espacio cedido por Aduana, de cien metros cuadrados y acondicionado para atender la situación climática, le permitió a ‘Coco’ jugar, correr y alimentarse sin inconvenientes. También una persona responsable designada por la familia fue la autorizada a visitarlo diariamente”.
Asimismo, subrayan que “se cumplimentó la vacunación antirrábica, la desparasitación interna y externa, y la declaración del domicilio de interdicción donde debe permanecer el canino durante los 21 días posteriores a la vacunación”. Aclaran que durante ese período la mascota deberán “permanecer en el domicilio de su familia sin contacto con otros animales, según lo acordado entre las partes y siendo responsabilidad única y exclusiva de su dueño bajo declaración jurada”.
Antes de que se difundiera el caso de Coco, hubo otros dos episodios similares en el aeropuerto de Ezeiza: mascotas que no contaban con la documentación completa para ingresar al país. En estos casos, según reveló una fuente del Senasa, las autoridades ordenaron la deportación de los animales sin que sus dueños cuestionaran la decisión.
En el comunicado, el Senasa informó que en los primeros cuatro meses del año, el aeropuerto de Ezeiza ya registró el ingreso de 3.300 mascotas, mientras que en todo el año pasado habían entrado aproximadamente unas 7.000 mascotas entre perros y gatos, que acreditaron el cumplimiento de la documentación oficial. Además, contaron que la principal consulta en su web y en su Centro de Atención Ciudadana durante el último año es el trámite para el ingreso y egreso de mascotas.
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