“Sentí que era una esclava del sistema”: es argentina, se animó a ser una nómade digital y ahora enseña cómo lograrlo

Magalí Bejar tiene 31 años y un día sintió que el trabajo convencional ya no era para ella. No le cerraba esperar 12 meses para poder vacacionar dos semanas. La experiencia del trabajo remoto la cautivó, quiso compartirla y animar a otras personas en la Argentina. Para eso creó Tiene que haber algo más, un canal de podcast en el que comparte cuáles son las herramientas indispensables para escaparle a la vida rutinaria

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Magali Bejar buscó una nueva
Magali Bejar buscó una nueva forma de trabajar y ahora alienta a otros a emprender o animarse a ser nómade digital (@tienequehaberalgomas)

Regresar de las vacaciones de 2016 fue un momento de quiebre para Magalí Bejar. Tenía 25 años y de pronto se dio cuenta que para volver a tomarse un descanso debería pasar otro año. “Tuve que volver al trabajo convencional, de 9 a 18, y de solo pensar que debería trabajar doce meses para vacacionar solo dos semanas me dolió la panza. Es lo común, pero comenzó a hacerme ruido el balance vida/trabajo: sentí que era una esclava del sistema y no quise eso para mi”, recuerda el momento en que comenzó a buscar la alternativa que conjugara desarrollarse profesionalmente y viajar.

Buscando esa otra manera, dio con un blog que se refería a un concepto nuevo: el nomadismo digital. Lo investigó y sintió que allí estaba lo que buscaba -aún cuando el trabajo remoto parecía algo imposible- porque podría estar en el lugar del mundo que eligiera y desde allí trabajar. Dos años después, logró su objetivo y viajó durante dos años.

Fue en Barcelona donde habló con su amiga y colega Jesica Wulf sobre la nueva idea que rondaba en su cabeza: crear un canal de podcast donde contar todo lo que vivió desde que tomó la decisión de salir de la rutina y se convirtió en nómade digital. El objetivo: alentar principalmente a latinoamericanos con las mismas inquietudes y compartir las experiencias de otras personas. La idea quedó plasmada en una servilleta de papel.

 Jesica Wulf y Magali
Jesica Wulf y Magali Bejar creando ideas (magbejar/tienequehaberalgomas)

“Hablamos con profesionales que viven con mayor libertad. Muchos de ellos son emprendedores, nómades digitales y freelancers. La idea es que cuenten cómo hicieron su transición a lo diferente porque entendemos que si el oyente escucha esas experiencias puede animarse y, aunque somos bilingües, todos las personas que invitan a las conversaciones hablan en español para que lo escuchen argentinos y todos los latinos que quieran”, cuenta sobre su podcast Tiene que haber algo más.

Su historia

Magalí Bejar nació en Buenos Aires hace 31 años. Estudió ingeniería en Sistemas en la UTN y apenas terminó la carrera “en tiempo y forma”, comenzó a trabajar de lleno en su profesión. Durante sus vacaciones de 2016 fue cuando pensó en que los días libres pronto se acabarían y que lo que seguía era la dura rutina. No sólo lo pensó sino que lo sintió en el cuerpo con un nudo en el estómago.

“Había tomado las dos semanas que me correspondían tras un año de trabajo, como todos, y me sentí angustiada al pensar que eso era todo, que tendría que pasar otro año para irme de viaje... Pensé: ¡Apenas tengo 25 años y 40 más por delante para vivir de esta manera! Pese a que amo mi profesión había algo que no funcionaba en esa modalidad de trabajo y comencé a investigar alternativas”, precisa Magalí.

Como muchas de las grandes
Como muchas de las grandes canciones, la idea plasmada de Magalí nació en una servilleta (tienequehaberalgomas)

No recuerda quién había escrito aquel blog pero sí que contaba que trabajaba a distancia. “No existía eso en la Argentina y me pareció que esa persona era realmente afortunada. Pensé que no podría hacerlo ya, pero si esa se convertía en una meta a largo plazo, si alguien del otro lado del mundo podía hacerlo, yo también podría”.

Así comenzó a buscar trabajos con horarios flexibles y que le dieran más libertad. Lo consiguió por medio de una empresa en los Estados Unidos. “En 2018, comencé a viajar y a buscar trabajos remotos fuera de la Argentina cuando la idea de hacerlo no parecía posible. Había tenido muy buenos puestos, en mejores empresas y más responsabilidad, pero no la estaba pasando bien. Después de mucha búsqueda me contrataron en un startup. Ahora soy proud management, que es un rubro en tecnología, muy específico y tiene salida internacional”, resume.

Luego de pasar dos años como nómade, viajó a Barcelona para encontrarse con Jesica y le contó su idea. “En principio no sabía si tendría que ser un podcast o qué, pero para mí era muy fuerte pensar que había todo un mundo por descubrir, con personas que tienen una vida muy diferente y que había tantísimas personas que no sabían que eso existía o que no se animan a salir de lo convencional”, explcia. Todo lo que producen lo comparte en la cuenta de Instagram tienequehaberalgomas.

Magali Bejar con su laptop
Magali Bejar con su laptop para trabajar de aquí para allá como nómade digital (tienequehaberalgomas)

Recordó su sentir tras aquellas vacaciones. Y notó cómo habían cambiado sus emociones en 2020 y deseó compartir su experiencia. “Aún hay quienes piensan que es imposible tener una vida no convencional (me refiero a casarse, tener hijos, la casa, el perro... como mandato) o que hay que ser millonario o ganarse la lotería para no estar todo el día trabajando. Y yo veo distintos tipos de libertad, veo que cada uno puede priorizar cómo tenerla”, dice.

Se refiere a la geográfica, como en su caso que elige a dónde vivir, pero agrega: “Puede ser libertad financiera, libertad mental. ‘Acá hay un concepto’, me dijo mi amiga y me ayudó a pensar, producirlo. Como ella también es ingeniera, queríamos mostrar otras historias, desde un lado más analítico. Contar que este 1% que se animó pasó por un proceso de transformación, lejos de la rutina, y que también se plantearon el ‘tiene que haber algo más’”, explica cómo nació la idea del proyecto.

Al comenzar a reunir vivencias y experiencias se dio cuenta de que “estamos rodeados de un montón de gente que eran freelancers, emprendedores, gente que ganó becas y comenzó a viajar por el mundo. Esos casos atípicos que te hacen pensar: cómo lo hace”.

Y agrega: “Quisimos enfocarlo también en Latinoamérica porque somos países en desventaja. Queremos mostrar que nosotros también podemos y que si el que lee esta nota está en un momento en su vida incómodo, que sepa que hay mucha gente muy inteligente haciendo cosas fabulosas y que se puede sumar. Para que lo haga, contamos qué pasó en el medio hasta llegar a tener éxito, cómo se prepararon esas personas”.

Magalí, inquieta, de paso por
Magalí, inquieta, de paso por Ushuaia, durante su estadía en la Argentina

Su transición la inició compitiendo contra talentos globales que buscaban cada uno de los puestos que ocupó. “Cuando estaba en Barcelona, me llamaron de Buenos Aires para dar una charla sobre nómades digitales; ya había pasado un mes de la idea en la servilleta y como tenía que presentar allí el proyecto del podcast, necesitaba tener tres capítulos hechos cuando no tenía experiencia en cómo hacerlo”, recuerda.

Presentó el proyecto con las tres grabaciones que logró hacer y tuvo muy buena repercusión entre la comunidad nómade. Consiguió que las marcas se interesaran en su contenido y ahora lo sigue desarrollando con más de 40 capítulos mientras continúa su trabajo en el rubro tecnología.

En las próximas semanas partirá hacia Bali, su cuenta pendiente. “Quiero saber cómo es estar del otro lado del planeta, a 12 horas de diferencia con Buenos Aires y, sobre todo, salir de mi zona de confort porque te acostumbrás. La pandemia la pasé en Buenos Aires, estuve bastante quieta y logré hacer cosas que hace mucho no hacía, como tener un placard, tener plantas...”, agrega.

Para ella, parte de su objetivo comenzó a cumplirse cuando recibió el mensaje de una oyente que le dijo: ‘Me animé a comprar un pasaje de Europa, siempre lo había querido hacer, pero me daba mucho miedo lo desconocido y ustedes me dieron las herramientas para hacerlo’. ¡Eso fue increíble! Sentí que todo vale la pena”, concluye.

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