Ni animales, ni personas, cuando billetes y monedas evocaban otros emblemas nacionales

A la polémica que en su momento generó la fauna argentina, se sumará seguramente pronto otra por la elección de los próceres para los nuevos diseños de nuestro papel moneda. Un repaso por emisiones que apelaron a símbolos de mayor unanimidad

La fachada histórica de la Casa de la Independencia en Tucumán en un billete de 1947

Es llamativa la tensión dialéctica de estos días, entre personas humanas versus animales (que vendrían a ser “personas no humanas”, según cierta jurisprudencia novedosa), a raíz de la iconografía de los billetes argentinos de curso legal, al parecer en trance de modificación. Se discute quienes son más representativos y, por lo mismo, cuáles merecen ilustrar el papel moneda.

Quizá la discusión sea estéril, porque ambas especies podrían coexistir en los billetes (como coexisten en la geografía) y pueden acreditar razones identitarias, cada una en su esfera ontológica: los hombres y las mujeres, como hacedores de historia; la fauna nativa, como expresión de nuestra biodiversidad pero, además, como elementos presentes en nuestro folklore. En cualquier caso, seres humanos y animales son portadores de algún tipo de memoria. Con este mismo prisma, la flora argentina y la riqueza geológica no deberían quedar excluidas de estos abordajes culturales.

Los ejemplares de la fauna argentina que serían reemplazados por próceres en los próximos diseños

Pero existen, además, otros vectores de identidad colectiva que, en ocasiones, han sido inteligentemente utilizados por la Casa de la Moneda como un discurso visual pronunciado por el Banco Central, en esos los instrumentos de soberanía estatal que son los billetes y monedas. Me refiero a los monumentos nacionales, postulados por la ley 12665 como concreciones materiales de una memoria común.

El hecho de ver, tocar y hacer circular la imagen de ciertos edificios históricos en el numerario de uso cotidiano les asigna un poder como “semióforos”, vale decir, los convierte en bienes materiales dotados de un sentido que trasciende al individuo aislado y que definen el tipo de relación que una comunidad determinada desea establecer con su propio pasado.

Hagamos un repaso de algunos de aquellos monumentos históricos que, alguna vez, lució el dinero argentino y que, aunque en menor variedad, sigue luciendo.

LA CASA DE LA INDEPENDENCIA EN MONEDAS Y EN BILLETES

La aparición más temprana de la Casa de la Independencia ocurrió allá por 1888, en un billete de pesos oro emitido por el Banco Provincial de Tucumán. A la fecha de emisión, la Casa Histórica, aunque seguía en pie, ya había sufrido las modificaciones de 1875, para adaptarla a su nueva función de Oficina de Correos y Telégrafos, a expensas del atractivo lenguaje barroco popular de su fachada. O sea que, para entonces, se trataba de una imagen solamente evocativa de una arquitectura severamente afectada por interferencias italianizantes, y que recién iba a recuperar su autenticidad formal, con motivo de su restauración reconstructiva, en 1942.

Primera aparición de la fachada de la Casa de la Independencia en un billete: un peso emitido por el Banco de la Provincia de Tucumán en 1888

La misma imagen, algo retocada por el grabador, reapareció en 1947, en billetes de un peso moneda nacional (ley 12962 y ley 18571). Si bien la Casa ya había sido reconstruida, se prefirió seguir apelando al aspecto semirruinoso de la segunda mitad del siglo XIX y antes de la deformación de la fachada, que debía estar presente en la imaginación popular.

Se recurría, en este caso, al símbolo edilicio de nuestra emancipación de España para dar soporte histórico a ciertas ideas que el gobierno justicialista proponía como programa. Las consignas del dorso del billete venían a completar este discurso de soberanía, concretando una operación simbólica de homologación entre el proceso independentista de 1816 y su resignificación en 1947. En efecto, en ese último año se había producido la “Declaración de la independencia económica” del país.

De nuevo la Casa de Tucumán en el billete que emitió el Gobierno justicialista en 1947, año en que declaró la Independencia económica. Debajo del edificio histórico, los símbolos del desarrollo industrial. Un peso moneda nacional (ley 12962 y ley 18571)

Consistente con la idea, la iconografía que acompaña a la fachada de la Casa, orlada por palmas y bouquets de laureles, muestra al pie del edificio unas pequeñas viñetas relativas a las industrias y empresas nacionalizadas: la marina mercante, la producción fabril, los servicios de telefonía, la aeronavegación, los ferrocarriles, las represas hidroeléctricas, como conquistas ya alcanzadas.

En cuanto a las monedas, el edificio apareció en 1966 en piezas de diez pesos moneda nacional, con motivo del 150º aniversario de la Declaración de la Independencia. Se utilizó la misma imagen clásica que aparecía en los billetes y que corresponde a la conocida fotografía tomada en 1869 por Ángel Paganelli, aunque despojada de las dos figuras humanas sentadas en el cordón de la vereda.

1966: moneda de diez pesos, emitida con motivo del 150º aniversario de la Declaración de la Independencia

El edificio se reitera en 1984, en monedas de diez pesos argentinos. En 1989 pareció lucir en monedas de diez australes, pero en rigor se trataba de la Casa del Acuerdo de San Nicolás y la toma podía inducir a confusión, a simple vista. Y, desde 1992, apareció en monedas de cincuenta centavos que circulaban hasta hace poco.

EL CABILDO DE BUENOS AIRES

Curiosamente, los edificios que aparecieron representados en los primeros billetes no habían sido aún declarados oficialmente como monumentos nacionales. Pero, en el caso del Cabildo de Buenos Aires y la Casa de la Independencia, tal era la potencia evocadora de su imagen (multiplicada en los manuales escolares antiguos), que la autoridad monetaria no dudó en echar mano a sus formas e imprimirlas o grabarlas en medios de pago de circulación legal. Detrás de cada “peso”, así ilustrado, se insinuaba el “peso” histórico y vinculante de la Patria, otorgando al papel, desde el fondo augusto de un pasado ejemplar y grandioso, un respaldo fiduciario incuestionable.

Semejante frecuentación habitual de estos íconos de la Revolución y la Independencia bien pudo contribuir, en el marco de aquella operación de “pedagogía de las estatuas” que postuló en 1909 Ricardo Rojas, a la fijación de un arquetipo monumental en el imaginario popular, complementando los recursos colegiales de las láminas, las instalaciones festivas, las figuritas e, incluso, las viñetas comerciales que apelaban, cada tanto, a aquellos edificios identitarios.

El Cabildo de Buenos Aires apareció por primera vez en el año 1841 en un billete de cien pesos que emitió la provincia de Buenos Aires, gobernada por don Juan Manuel de Rosas. Si bien podemos afirmar que el Restaurador no se sentía demasiado atado a la ideología de Mayo, y mucho menos a sus símbolos, sin embargo, tan pregnante era el Cabildo que hubo de convocarse su fachada para el papel moneda, acompañado del infaltable lema “¡Viva la Confederación Argentina! ¡Mueran los salvajes unitarios!

"¡Viva la Federación!" El billete de 100 pesos que emitió la provincia de Buenos Aires en 1841, el primero con la imagen del Cabildo porteño

La imagen reproduce la apariencia ya conocida en la temprana iconografía de Buenos Aires, como la acuarela de E. Essex Vidal de 1817, o la de Carlos Enrique Pellegrini de 1829. Hubo una nueva emisión, retocada, en 1845. El Cabildo seguía allí presente.

La reaparición del edificio, ya declarado como Monumento Nacional desde 1933, ocurrió en 1960, en el marco del 150º aniversario de la Revolución de Mayo, en una muy vistosa moneda de un peso moneda nacional y en un billete de cinco pesos moneda nacional.

La moneda lo exhibe antes de las sucesivas mutilaciones y deformaciones, que incluyeron, en 1879, la remodelación de la torre por el ingeniero Pedro Benoit, luego demolida. Es, además, el edificio previo a la restauración dispuesta por Ricardo Levene y ejecutada bajo la dirección del arquitecto Mario J. Buschiazzo.

El Cabildo en la moneda de 1 peso de 1960, con el sol asomando

Se trata de una vista frontal de la fachada principal, con su imafronte y su torre original, y con cuatro hileras de arcos desplegados a cada lado. La función simbólica del monumento quedaba reforzada por el asomo del Sol de Mayo por detrás de la torre, con dieciocho rayos alternados, rectos y flamígeros. La viñeta hace recordar aquella estrofa que cantaron Gardel y Razzano y que decía “Ya el Sol del 25 viene asomando…” Un ramo de laureles enmarca la imagen, orlando de gloria al edificio y a la gesta implícita.

Entre 1981 y 1985, el Cabildo volvió a aparecer en el billete inflacionario de un millón de pesos, pero ahora en el marco de una escenografía pintoresca y proyectada en perspectiva, que incluía a la Plaza de Mayo y a edificios linderos.

El Cabildo en el billete inflacionario de un millón de pesos emitido durante la dictadura. La escena incluye a la multitud reunida en la Plaza para "saber de qué se trata"

Reapareció en 1984 en monedas de cinco pesos argentinos, y en 1989 en monedas de un austral. Circuló hasta no hace mucho en monedas de veinticinco centavos, pero exhibiendo su aspecto ya restaurado por Buschiazzo, con sus arquerías resumidas y la torre en escala reajustada.

El Cabildo nuevamente en la moneda de 1 Austral

LA PLAZA DE MAYO Y LA CASA ROSADA

Un billete de cincuenta pesos que aún circula trae la representación de un sector de la Plaza de Mayo (que es Lugar Histórico Nacional desde 1942) y uno de sus lados, sobre la calle Balcarce. La vista, dirigida hacia el río, muestra en primer plano a la Pirámide de Mayo (Monumento Histórico Nacional también desde 1942), ya modificada por Prilidiano Pueyrredón y coronada por la estatua de la diosa romana Bellona (mal llamada la Libertad o la República), ejecutada por Dubourdieu. Pero, el monumento no aparece todavía llevado a su aspecto actual, con las cuatro esculturas repuestas en las esquinas de su plinto, como conviene a un tramo de su historia.

El emplazamiento de la Pirámide también es contemporáneo, corrida hacia el centro de la plaza en 1912, en el eje de las calles Reconquista-Defensa, espacio que ya había despejado el intendente Torcuato de Alvear en 1884, al demoler la Recova Vieja.

El billete de 50 pesos que aún circula, Sarmiento de un lado, la Plaza de Mayo del otro, con la pirámide en primer plano y la Casa de Gobierno al fondo

El sector retratado por el billete muestra, también, lo que antaño fue la “Plazuela del Fuerte”, lugar de ejecución de los reos condenados a muerte, del cual ya hemos hablado en esta misma sección de Infobae. Se ven palmeras a cada lado del mástil con la enseña nacional desplegada y, apenas por detrás, muy pequeña, la estatua ecuestre del general Manuel Belgrano, obra combinada del francés Albert Ernest Carrier Belleuse (el jinete) y del argentino Manuel de Santa Coloma (el caballo). Fue el tercer monumento conmemorativo levantado en Buenos Aires e inaugurado por Sarmiento.

Al fondo de la escena se aprecia la Casa de Gobierno, en el despliegue casi total de su fachada principal: el ala sobre la explanada de la avenida Rivadavia y el núcleo articulador central, dominado por el “Arco Tamburini” del año 1894. La Casa Rosada fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1942.

Podríamos decir que la representación ofrece un aspecto contemporáneo, aunque no precisamente actual, por la existencia, ahora, de verjas. Además, el tono iconográfico idealiza la escena urbana y sus perfiles monumentales arquetípicos, dada la ausencia de transeúntes, de palomas…y de manifestantes.

Cabe anotar que tanto la Pirámide como la Casa de Gobierno ya habían aparecido en billetes de mil “pesos ley”, que circularon entre 1973 y 1984. En todos los casos debe destacarse la calidad del grabado.

El Cabildo circuló hasta hace poco en las monedas de 25 centavos

EL MONUMENTO A LA BANDERA NACIONAL EN ROSARIO

La dos caras del billete de diez pesos se corresponden, narrativamente, con el sitio creación de la Bandera Nacional, “monumentado”, y con su creador, el general Belgrano, retratado.

El dorso ofrece una magnífica representación panorámica “a vol d´oiseau” del célebre y macizo Monumento a la Bandera y del contorno urbano inmediato, en la ciudad de Rosario.

El Monumento a la Bandera en Rosario en el billete de 10 pesos que aún circula

El tema de este monumento ya había aparecido en el año 1983, antes que en el billete actual, que data de 1992. Se trata de un bello grabado que, según me han informado algunos amigos numismáticos, pertenecería a una muy competente artista argentina cuyo nombre, lamentablemente, no han sabido proveerme.

Lo que se observa, en primer plano, es el conjunto monumental (con declaratoria del año 1989) situado en el llamado Parque Nacional a la Bandera, e integrado por tres miembros edificados: la Torre central (de 75 metros de altura), el Propileo triunfal y la Escalinata cívica. Las construcciones, inauguradas en 1957, fueron encomendadas originalmente a los arquitectos Guido y Bustillo (no sin un conflicto posterior) y las esculturas fueron ejecutadas por los artistas Fioravanti, Bigatti y, luego, Barnes.

1992: billete de 5 pesos con la misma representación del Monumento a la Bandera que lleva el actual de 10 pesos

La acertada representación del grabado pone mayor nitidez focal en el monumento, y envuelve en un sutil trazo, más apagado pero muy sugerente, el entorno del conjunto, donde se alternan construcciones modernas en altura, con edificios tradicionales y de valor patrimonial, que fueron protegidos en el marco normativo nacional como “Conjunto Urbano de interés”, en 1997. Entre ellos, se reconoce la cúpula y la linterna de la Catedral, por detrás del Propileo.

El punto de observación adoptado para la escena impide ver las barrancas del río Paraná, donde “la Bandera idolatrada/ la enseña que Belgrano nos legó…”, fue enarbolada por primera vez en 1812.

LA CASA DE BARTOLOMÉ MITRE

Otro monumento nacional representado en un billete de dos pesos es la casa de Bartolomé Mitre en Buenos Aires (donde falleció en 1906), hoy Museo Mitre (San Martín 336). Fue declarada monumento nacional en el año 1942. El billete ofrece una correspondencia iconográfica en ambas caras, ya que exhibe tanto la morada porteña como el rostro del prócer.

La casa de Bartolomé Mitre (hoy Museo Mitre) en el billete de 2 pesos

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