La canonización por parte del Vaticano del coronel Argentino del Valle Larrabure, militar secuestrado y asesinado por el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) en 1975, podría ser el final de un camino que ha iniciado en estas semanas. Sucede que, según precisó a Infobae el monseñor Santiago Olivera —delegado episcopal para la Causa de los Santos del Episcopado Argentino—, comenzó la etapa de investigación preliminar para luego elevar el pedido formal a la Santa Sede.
La iniciativa por la canonización de Larrabure surgió de un grupo de laicos argentinos, que envió el pedido al Obispado de Buenos Aires y como se trataba de un militar, el pedido llegó al obispado castrense local. El procedimiento es el ordinario: se toma el pedido, se realiza la investigación en la etapa preliminar y una vez que se tenga toda la información, se consulta a los obispos para saber si es viable. Luego, se realiza la consulta formal a la Congregación para los Santos del Vaticano y es allí donde dirán si se puede empezar. “Ahí será formalmente, con un tribunal que constituiremos, se continuará la causa porque hay que seguir con los procedimientos, con una investigación histórica, otra teológica, etc”, señaló el monseñor Santiago Olivera sobre lo riguroso de los pasos a seguir.
“Una vez que concretemos esta etapa preliminar y la cerremos, y se mande la consulta al Vaticano, ahí llegará la respuesta formal de la Santa Sede si no hay obstáculos para que se de inicio al proceso. Por eso insisto en que esta esa una etapa preliminar”, enfatizó el delegado episcopal para la Causa de los Santos del Episcopado Argentino, quien propició la beatificación del Cura Brochero.
Vale recordar que Argentino del Valle Larrabure fue un militar que ocupó el cargo de subdirector de la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos —en Villa María, Córdoba— que fue asaltada por el ERP el domingo 11 de agosto de 1974. En aquel hecho, Larrabure fue capturado e inició para él un secuestro que lo tuvo cautivo 372 días, periodo que terminó con una etapa de torturas y su asesinato en 1975. Los detalles de su calvario quedó registrado en un diario que escribió y que luego un guerrillero vendió a la Revista Gente en 1977.
“Un martir es aquella persona que sobrepone a los castigos y tortura fisica y psicologica por un bien superior. Puede ser la patria, puede ser la familia, puede ser el ejército. Pueden ser valores éticos”, comentó su hijo Arturo Larrabure. “Él transforma ese martirio en algo que lo escribe él en su diario: ‘Este cautiverio que me sume en las sombras, pero me llena de luz’. Él encuentra en el acercamiento a Dios la forma de liberarse. En eso es lo que se basa la iglesia: das la vida por tu fe, por el amor a tus seres queridos, a tu patria, a tu bandera. Ahí está el secreto de todo esto”, fundamentó el hombre que hoy tiene 62 años y vive en el partido bonaerense de Tres Arroyos.
Es que el martirio que Larrabure relata en su diario es el principal pilar del pedido por su canonización. “Yo creo que puede ser un mártir por cómo plasmó la fe, justamente por ser coherente, por ser testigo valiente, por entregar su vida para no claudicar a sus valores. No se dejó tentar y vivió el perdón, no se llenó de odio e invitó a vivir el perdón y el amor. Es importante entenderlo”, enfatizó el monseñor Olivera. Luego, insistió: “Su mensaje es la encarnación del evangelio y por vivir esa entrega sin límites, hasta el extremo, podría ser considerado. Eso lo definirá la iglesia, nosotros no nos adelantamos al juicio de la iglesia pero creemos que podría ser un modelo y un referente”.
“Fueron 372 días de cautiverio en los que él comienza un acercamiento más fuerte con Dios. Se da cuenta que no va a salir vivo y que bajo ningún punto de vista va a aceptar el ofrecimiento de trabajar para la guerrilla y se da cuenta también de que no era moneda de cambio, porque los militares no eran canjeados”, señaló Arturo Larrabure.
“Desde hace un tiempo, un grupo de fieles laicos, algunos militares retirados y otros civiles, manifestaron su deseo de que pueda ser tenida en consideración la figura de Larrabure justamente por su actitud frente al secuestro y a su muerte. Fue un hombre que llamó al perdón, a la no venganza y al no al odio. Me parece importante que se estudie y que se vea si esto es posible”, comentó el obispo castrense.
“Yo creo que lo más importante acá es analizar las palabras y el sentimiento que él manifiesta estando en cautiverio. Ese mensaje superador de: ‘Aún suceda lo peor, no deben odiar a nadie y devolver la bofetada poniendo la otra mejilla’”, creo que resume la vida y el mensaje de mi padre”, aclaró Larrabure, quien en el momento del secuestro de su padre, tenía 15 años y 16 cuando se concretó el asesinato.
¿Qué valor tiene para él la posible canonización de su padre? “Para uno, no deja de ser un gran orgullo. Uno jamás piensa que su papá va a ser un santo o un mártir, porque tampoco uno quiere. Es algo que uno no tiene como objetivo. Siempre lo vi como un ingeniero militar, avocado a su trabajo. Después, me encontré a lo largo de esta tragedia del secuestro con una persona que adopta actitudes distintas y heroicas ante un secuestro y un cautiverio muy largo. La comunicación con nosotros era muy escasa, muy escueta, con pocos mensajes y pocas cartas. En todos lados estaba su mensaje superador”, comentó Arturo.
El caso de Larrabure también cuenta con la particularidad de encontrarse en la Corte Suprema de Justicia, donde se esperan definiciones, según precisa su propio hijo. “Ahí tienen que resolverlo y se tienen que expedir en relación a si fue o no un crimen de lesa humanidad. Yo creo que claramente lo es porque hay secuestro, tortura, hay muerte”, señaló Arturo. “La Justicia debería fallar a favor de todo esto y sería un acto de estricta justicia, pero no es lo mismo la justicia de los hombres que la justicia de Dios, en este caso de la mano de Monseñor y de la mano del consentimiento del papa Francisco”, señaló al vincular ese reclamo con la iniciativa de canonización de su padre.
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