En España se le nota el inconfundible acento argentino. Cayetana Álvarez de Toledo (47), en estos momentos de visita en el país por la presentación de su libro Políticamente indeseable, es una de las figuras políticas más prominentes del Partido Popular (PP). Hoy es diputada en las Cortes Generales, por Barcelona y Madrid y hasta el año último fue portavoz de ese partido en el Congreso. Sus declaraciones suelen ser potentes y se replican de inmediato en los medios y redes sociales, especialmente por confrontar como nadie con el independentismo catalán. Es famosa por su lengua filosa, inteligencia y velocidad en los debates.
Cayetana tiene tres nacionalidades: española, francesa y argentina. Sus raíces son aristocráticas, de sangre argentina y española. Es hija del XII marqués de Casa Fuente, el francés Juan Illán Álvarez de Toledo y Giraud. De su padre, quien murió hace casi una década, heredó el título de marquesa. Su madre es Patricia Peralta Ramos, una mujer de raíces patricias bonaerenses.
Por cuestión de un mes no nació en Buenos Aires, donde estaba previsto el parto. Pero el destino quiso algo diferente.
Cayetana nació en Madrid, creció en Londres y a partir de los 7 años vivió en Buenos Aires. Por eso, su acento marcado a fuego. Estudió en Buenos Aires, en el Northlands, el tradicional colegio bilingüe de Olivos donde se formó Máxima Zorreguieta, hoy Reina de los Países Bajos. Máxima tiene tres años más que ella y en esos tiempos era amiga íntima de su hermana Tristana. Desde ese entonces, las dos conservan una linda amistad. En una entrevista con Vanity Fair España, de la que fue tapa, también compartió otras conexiones que la unen con la Reina. “Mi primo es íntimo de su hermano Martín, y su madre, muy amiga de mi abuela. Ambas familias se conocen de toda la vida”, explicó.
Si bien hoy se desempeña de lleno en la política, la marquesa también es periodista. Se licenció como historiadora en la prestigiosa Universidad de Oxford. Su nivel cultural es muy valorado en su partido. En esa misma institución obtuvo un doctorado.
En septiembre de 2000 ingresó como redactora en el diario El Mundo, en la la sección de Opinión y después en Economía. También participó de las “tertulias” de la popular radio Cope, en el programa La Mañana.
En 2001 se casó con un empresario catalán, Joaquín Güell Ampuero, también con títulos nobiliarios (de los condes Güell). Es un tataranieto de Eusebi Güell, un mecenas de Gaudí y patriarca de una de las familias más prósperas de Cataluña. También es primo de Ágatha Ruiz de la Prada.
Tuvieron dos hijas: Cayetana y Flavia. En 2018 la pareja se separó.
En una entrevista del diario El Mundo le preguntaron si fue la más guapa del colegio. Y respondió: “No, no. Yo iba al colegio en Argentina y allí las chicas son muy guapas. Mi madre es argentina y mi padre francés de origen español, yo nací en España. De chiquitita viví en Inglaterra, luego en Argentina, otra vez en Inglaterra y ya me vine a España en el año 2000, a trabajar en ‘El Mundo’. Decidí ser española”, afirmó.
Cayetana Alvarez de Toledo es una política cuya voz siempre se hace escuchar, porque habla claro, no tiene pelos en la lengua y tiene un especial gusto por el debate: sabe cómo confrontar con sus adversarios.
Cuando era diputada en 2015, acusó a Rajoy de “inacción” ante el procés catalán.
A los independentistas los enfrenta con ferocidad. En varias oportunidades los calificó de “xenófobos” o “golpistas”. Sobre ellos dijo: “Quieren hacer un golpe de Estado y que sea políticamente correcto; convertir a la mitad de sus ciudadanos en extranjeros y que les den el Nobel de la Paz. Es un profundo acto de violencia”.
Por sus jugadas y estilo, Pablo Casado la bautizó la “Messi” del Partido Popular. Fue su fichaje a pesar de que mucho no la quieren por “andar por libre”. Puede ser imprevisible. Casado fue presidente de ese partido hasta abril de este año.
Tampoco se ahorra polémicas, enfrentándose a los colectivos feministas. Sobre las manifestaciones de un 8-M dijo: “Yo no quiero que hablen en mi nombre: yo no quiero que un hombre hable en mi nombre y no quiero que una mujer hable en mi nombre. Yo no soy parte de un colectivo homogéneo, no nacemos víctimas las mujeres. No todos los hombres son agresores y violadores en potencia”.
En una tensa sesión parlamentaria y en ese entonces como portavoz del PP, trató al entonces al Vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, como “hijo de terrorista”. El líder de Unidos Podemos se había referido a ella como “señora marquesa”.
A fines de 2021, fue sancionada por su propio partido, con una multa de 500 euros por “no respetar la línea política del grupo” y votar en blanco en una elección de candidatos pactados por el PP y el Gobierno para el Tribunal Constitucional.
Fiel a su estilo, desde su llegada al país va dejando a su paso un tendal de declaraciones, muchas veces lapidarias contra el actual gobierno argentino. Expresó sin rodeos: “Alberto Fernández es un pelele”. Y agregó: “El gobierno de Alberto Fernández es populista. La señora Kirchner es un extremo de ese populismo, que hace política desde el rencor. El peronismo lleva dominando desde hace décadas y el resultado es una crisis social tremendísima”.
También le dijo a Infobae que: “Argentina se ha convertido en un país marginal. Es un anomalía irremediable en decadencia crónica. Hay mucha gente que da por perdida a la Argentina. Y yo me resisto a creer que eso deba ser así”.
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