La médica y bloguera Sol Despeinada debutó en Sex: “Quiero reivindicar que mi cuerpo puede ser erótico”

A puro tul y transparencia compartió con Infobae su debut en la obra que dirige José María Muscari y contó cómo llegó a los medios, sus ganas de marcar otras formas de transitar la profesión, y el desafío de mostrarse “flojita de ropa” para permitirse desear y ser deseada

Sol Despeinada en el escenario del Gorriti Art Center: "Cuando me llamó Muscari me alegré y me asusté" (RSfotos)

La cartelería de Sex asoma imponente en la avenida Juan B. Justo. Grupos de amigas, grupos de amigos, parejas y hasta parejas con sus padres en plan pareja apresuran el paso para entrar al Gorriti Art Center. Buenos Aires vive los primeros fríos del otoño, esos que calan hondo porque se perdió la costumbre. Solo dan ganas de una selfie rapidita con la gráfica de la obra de fondo invitando a “vivir tu experiencia” entre torsos desnudos, glúteos de sentadillas, abdominales y brazos tatuados. Cuerpos sin caras, sexualizados, deseantes, deseados.

Dentro del teatro la temperatura aumenta, calienta sin sofocar. Caños, sillas, espejos, cortinados rojos, cadenas, bailarinas y bailarines que se menean encuerados durante una previa que da tiempo a elegir qué comer y tomar del menú afrodisíaco.

Pasadas las nueve de la noche, el actor Diego Ramos y la actriz Romina Ricci comienzan formalmente el espectáculo en el que “nada está prohibido”. Hablan de tríos, de fetiches, masturbación, chupadas, besos, chirlos y caricias. Poderosos sobre las tablas. Magnéticos. Noelia Marzol, Adabel Guerrero, Felipe Colombo y Germán Tripel se suman a esta troupe sexual de artistas diversos que, en la mezcla, logran potenciar sus destrezas.

Entonces debuta Sol Despeinada. La médica de la UBA, blogger y docente comunicadora en salud sexual y reproductiva es ahora también uno de los cuerpos de Sex, el éxito que José María Muscari presenta desde hace casi tres años.

Sol Despeinada en escena. Totalmente desinhibida, parece la anfitriona de la sala en una nueva experiencia (RSfotos)

Los rulos fuego de Sol contrastan con el body negro de tricot y tul lycra que viste con soltura, como acostumbrada, aunque sea la primera vez en su vida que se muestra así frente a una concurrencia. Arnés, medias de red, botas charoladas. Un look creado para su absoluta comodidad y disfrute. Para el goce, propio y colectivo.

La gente se ríe con Sol. La aplauden, festejan sus chistes, lanzan carcajadas. Sol deambula por el escenario y alrededores. Parece la anfitriona de la sala. Se acerca a las mesas, pregunta si la están pasando bien, arenga. Pero además baila, perrea, se toca, le pone voz sensual a un desfile, y explica con información rigurosa y científica la función analgésica del orgasmo y la cantidad de músculos de las lenguas. Sol Despeinada ya es oficialmente la nueva fantasía de Sex.

- ¿Cómo llegó la convocatoria a formar parte de Sex?

- De la nada recibí un mensaje de José María Muscari preguntándome si había visto la obra, si me había gustado y diciendo que estaba interesado en que yo formara parte del elenco. Obviamente me sorprendí mucho. Me puse contenta, me alegró, y por momentos me asusté porque no estaba segura de poder hacerlo.

Sol Despeinada junto a Germán Tripel, otro de los protagonistas de Sex (RSfotos)

- ¿Por qué aceptaste?

- Lo sentí un desafío, algo nuevo, distinto, que me proponía salir de mi zona de confort. Yo vengo del palo de la medicina y me encanta salir de ahí. No deja igual de ser un universo en el que me siento cómoda, porque hablar de sexualidad no me molesta ni me pone nerviosa el público. Al contrario. El desafío es ponerme poca ropa. Yo no hago baile del caño, no canto ni soy actriz; ocupo un rol en el espectáculo que tiene que ver con la información y con la diversidad. Monólogos para incorporar conceptos nuevos. También hablo de mí, de lo que a mí me sucede con el sexo y con el cuerpo. Invito a reflexionar. La idea es que sea honesto lo que contemos, que sea creíble.

- ¿Habías visto Sex antes de que te convocaran?

- ¡No la había visto y se lo dije a Muscari! Lo cierto es que caí en el prejuicio de que solo había cuerpos recontra esculpidos y por eso no me atraía. Pero después de verla y conversando con José María pude afilar mi ojo y darme cuenta de que no todos los cuerpos son perfectos, y los que están muy trabajados hacen en la obra actividades casi acrobáticas que requieren de esa preparación. Cada uno y una en Sex ocupa el lugar que sabe ocupar a partir de sus habilidades. Por otro lado, el 80% de la gente que ve Sex no tiene el cuerpo de Marzol ni de Adabel Guerrero. Tiene el cuerpo que tengo yo o José María: un cuerpo que come, que disfruta la vida. Entonces, un poco voy a representar a esa gente, que siente alivio de ver en el escenario cuerpos que se parecen a los suyos. La idea es que se vayan de Sex reconociendo sensaciones nuevas. Que una persona pueda reconocer que se calentó con Sol Despeinada, cuando nunca pensó que podía gustarle una chica gorda. O que un hombre heterosexual se sienta seducido por un chico de la obra, aunque tampoco lo creyera posible. Se intenta incomodar, pinchar y despertar algo en quienes ven el show.

Sol Despeinada estuvo en coma por COVID. Hoy se anima a un nuevo desafío sobre el escenario del Gorriti Art Center (RSfotos)

- En tus redes sociales has dicho que vivís “en un cuerpo recontra cagado a palos por el sistema, por vos misma y por el covid”. ¿A qué te referís?

- Me refiero a cosas que una hace con su cuerpo y cómo lo castiga, cómo lo pone al límite del estrés. No comer a costa de “llegar a horario a tal sitio” o no hacer actividad física “porque no tengo tiempo”. Cagado a palos de igual forma por el sistema que me ha señalado toda la vida por gorda, y eso me impidió salir a bailar o comprar la ropa que me gustaba porque no existía el talle o estar en un gimnasio sin sentirme observada. Un cuerpo con hipoacusia, que ha sido operado con una mala praxis. Tengo una cicatriz en la cara de cuando estuve en coma por Covid y que me va a quedar para toda la vida. Es decir, la vida pasó y me dejó marcas, y con todo eso quiero reivindicar y decir: “Este cuerpo puede ser erótico; este cuerpo puede ser deseado y yo puedo desear”. Permitirme desear a alguien aunque no me dé bola y pensar que yo puedo ser deseada. Pero no es tan sencillo.

- ¿Qué es lo que cuesta más?

- Por ejemplo, cuando hice la primera prueba de vestuario me miré al espejo y dije “qué horror”. Ese fue mi primer comentario. Si nunca le diría a nadie ese comentario, ¿por qué me lo digo a mí misma? ¿Por qué me miro al espejo y me insulto? Maltrato mi cuerpo. Es ridículo si lo pienso dos veces, y sin embargo lo hago.

"En Sex tiene que haber transparencias, hay que mostrar esas carnes que son las que atraviesan la sexualidad", sostiene la médica y bloguera (RSfotos)

- ¿Cómo elegiste el vestuario para Sex?

- La ropa se fue probando según lo que consideré cómodo para mí y acorde para el show. Tiene que haber una transparencia, hay que mostrar esas carnes que son las que atraviesan la sexualidad. Y el vestuarista de Sex, Daniel, es lo más. Me hizo sentir muy bien. Todo lo que no me gustaba de lo que me probaba, él lo arreglaba. Hubo mucha facilidad para resolver. Ojalá yo tuviera esa facilidad cuando me visto en mi casa. Si una remera no me gusta, en vez de no salir o de ponerme triste porque me marca un rollo, ojalá pensara en cómo resolver poniéndome un gancho, o algo arriba, o ajustando.

- ¿Cómo aparecieron los medios de comunicación en tu vida?

- Cuando me recibí trabajé tres años en un centro de diagnóstico por imágenes haciendo medicina asistencial, es decir con pacientes en un consultorio. El mandato clásico de cualquier estudiante de Medicina es entrar a una residencia, pero yo sentí que ese no era mi lugar. Me interesaba más la parte docente y la comunicación. Con la docencia adquirí herramientas para comunicar, para expresar. Esa conjunción sumada al sentido del humor fue el pase para trabajar en los medios, que aparecieron en mi vida a partir de comunicar en redes sociales. Especialmente en el contexto del debate por la legalización del aborto se me fue abriendo un espacio, y decidí ponerle energía a la comunicación. Me fue bien. Fue una decisión bien tomada.

Una de las características de Sex, la obra de José María Muscari, es la interacción de los protagonistas con el público (RSfotos)

- ¿Por qué te enfocaste en salud sexual y reproductiva?

- Empecé dando mi opinión sobre aborto y me vi obligada a estudiar por mi cuenta el proceso de la fecundación, del embarazo, todo lo que tuviera que ver con lo genital. Así, me metí en temáticas vinculadas a la diversidad, a infecciones de transmisión sexual, a la parte más orgánica de la educación sexual; lo vinculado a la carne y no tanto a otros aspectos que tiene la integralidad de la educación sexual. Me fui formando en salud sexual y reproductiva y hoy me encuentro terminando mi posgrado en sexología clínica.

- ¿Te imaginas atendiendo en un consultorio?

- No tengo intención de trabajar haciendo asistencial, sino de incorporar herramientas para seguir comunicando. Me suelen decir que yo no trabajo de médica, pero creo que sí es trabajo de médica salir a comunicar o hacer prevención o promoción de la salud en medios. Lo que pasa es que no está oficializado. Nadie sale de la facultad de Medicina preparado o preparada para comunicar algo a un público. Lo vamos aprendiendo en la marcha. En paralelo, siempre sentí que es un ámbito ocupado por varones. En los noticieros en general hay médicos varones hablando de distintas afecciones del cuerpo humano. Las mujeres estamos más en redes sociales y ocupadas en temas de sexualidad. Se repite el modelo de sexualizar a las mujeres, como si yo no pudiera hablar de diabetes o no pudiera explicar ACV. Por supuesto que puedo. O como si un varón no pudiera explicar en un noticiero cómo poner un preservativo. Tenemos que llegar a eso. Lograr marcar un camino para próximas generaciones de médicas y de médicos que sienten que el consultorio no es su lugar en el mundo, que tienen ganas de hacer otras cosas. Los médicos y las médicas no estamos solo para vestir un guardapolvo blanco detrás de un escritorio y decir a los demás lo que tienen que hacer. Hay distintas formas de transitar la profesión.

Sol Despeinada entre las mesas y el público: "la sexualidad es un dispositivo histórico de adoctrinamiento", señala la médica (RSfotos)

- Soles plantear que hace falta luchar por resignificar la sexualidad, ¿por qué?

- Considero que la sexualidad es un dispositivo histórico de adoctrinamiento, sobre todo por parte de los sectores más conservadores de la derecha y de la Iglesia católica. Son los que nos han dicho qué roles tenemos que ocupar en la sociedad, de qué forma nos tenemos que vestir y actuar, cómo vincularnos con los demás, qué cosas estaban justificadas, cuáles no, a qué nos tenemos que someter, con quiénes acostarnos y con quiénes no. Todo muy relacionado con la sexualidad. Y nos han metido en la cabeza que era parte de la naturaleza, cuando en realidad son decisiones políticas que se toman en pos de beneficiar a ciertos grupos y de oprimir a otros. Hay que quitarles ese poder, hacerlo propio, para que vuelva a nosotros como conocimiento y poder disfrutar y reivindicar el goce y el placer que nos han quitado.

- ¿Qué papel juegan los feminismos en esta lucha?

- Ser médica y trabajar con salud sexual y reproductiva es una pantalla: detrás hay una decisión política por lograr un mundo más justo para todas y todos. Un mundo sin crímenes de odio, sin mujeres violadas, sin abusos, sin personas intersex operadas cuando son neonatos, sin mutilación genital femenina, sin castigos porque ser lesbiana o gay, sin chicos que dejan la escuela por bullying en relación a su sexualidad. Un sinfín de situaciones que desembocan en universos completamente diversos a la sexualidad pero que tienen origen en la sexualidad. Por eso creo que la educación sexual integral debería ser la base de todo y lo milito desde ahí. Detrás de la Sol médica, hay una Sol feminista que quiere cambiar el mundo. La medicina es solo una herramienta.

SEGUIR LEYENDO: