Marcos Ponce es oriundo de Esquel, abogado de profesión pero buzo por afición. Desde hace más de 20 años se sumerge en las aguas más profundas de la Patagonia para descubrir sus bellezas escondidas y retratar con su cámara subacuática los paisajes más imponentes.
El 16 de marzo, al regresar de una travesía por el Canal del Beagle junto a su familia y una pareja amiga, Franco tomó la ruta provincial 41 para llegar hasta al Lago del Desierto, situado a unos 30 km de la ciudad santacruceña de El Chaltén.
Era uno de los pocos lugares que le faltaban conocer. Fue una jornada sin mayores sobresaltos y junto a su amigo Hugo Bottar experimentaron las bondades de un apasionante buceo de otoño con temperaturas agradables y buena visibilidad.
Tras permanecer 50 minutos en el agua y cuando ya estaban por regresar a la orilla, Marcos le avisó a Hugo que iba a nadar unos metros más hasta el muelle para tomar fotografías desde ese ángulo.
Mientras se desplazaba por el costado izquierdo, un brillo particular le llamó la atención junto al embarcadero. Estaba a unos tres metros de profundidad y apenas pudo tocar el fondo vio que se trataba de una especie de argolla. La guardó en su bolsillo y al salir a la superficie descubrió que era una alianza de oro.
Lo primero que pensó es que podría pertenecer a una mujer por lo diminuto de su tamaño. Luego, que podría tratarse de un anillo de bodas o de compromiso extraviado, que seguramente su dueña estaría deseosa de recuperar. Y así fue como se le ocurrió subir un posteo a su Facebook, que replicó también en su Instagram y otros grupos de buceo y fotografía de los que forma parte, para dar con el paradero de esa persona.
Debido a la vorágine laboral y a los quehaceres diarios, Franco demoró un poco más de un mes hacer la publicación. “NECESITO AYUDA! HAGAMOS UNA CADENA! JUNTEMOS ESTE ANILLO CON SU DUEÑ@!!”, escribió Marcos el domingo 24 de abril, alrededor de las 18 horas, antes de detallar los pormenores de su hallazgo en ese lago patagónico.
”Se trata de un pequeño anillo de oro de 18 k (en la foto donde está con mi mano se puede apreciar el tamaño) que en su interior tiene grabados estos datos: 18 K, 21-03 y un año, y y una escritura en mayúsculas que parece decir: D’A MI CO (o algo similar)”, describió Franco al compartir 5 imágenes de la alianza.
Por último, para asegurarse de que el anillo llegara a la mano adecuada puso una condición excluyente: “Quien sea su dueño deberá decirme el año que figura en la fecha grabada”. Y a continuación publicó su correo electrónico por si alguien lo quería contactar por privado.
Para su sorpresa, dos horas después, el posteo ya había sido compartido más de dos mil veces y tenía casi un centenar de comentarios. La inesperada repercusión y las buenas intenciones de sus seguidores hicieron que la iniciativa se viralizara y todo concluyera con un final feliz.
“A las 22 horas me llegó un mensaje al Messenger de Facebook de una chica que me dice que la alianza era de ella y me supo dar con precisión el año del grabado que llevaba el anillo, que fue la fecha de su compromiso”, contó Marcos a Infobae.
La fecha en cuestión era 21 de marzo de 2015, que fue cuando se comprometió con una joven bonaerense y por la que decidió abandonar Río Turbio, su ciudad natal, para convivir con ella en el conurbano.
“Estoy muy emocionada y te voy a contar el por qué”, le dijo la mujer al buzo; quien estaba expectante detrás de la pantalla de su computadora para conocer la historia detrás de su hallazgo.
“Me contó que cuando la relación con su novia terminó, ella decidió volverse al sur y conservó el año durante bastante tiempo. Admitió que siempre pensaba de despojarse del anillo pero que quería hacerlo de una manera especial y así fue como este verano viajó hasta el Lago del Desierto y lo arrojó a sus aguas”, señaló Marcos al entender que se había tratado de un acción totalmente voluntaria, a diferencia de lo que él había pensado.
“Si el destino hace que esta alianza vuelva a mí, ella volverá de alguna manera”, pensó la mujer antes de despojarse de ese objetivo tan valioso y significativo.
Por eso, le agradeció de todo corazón a Marcos que haya emprendido esa cruzada solidaria en las redes para dar con su paradero. “Nunca imaginé que 65 días después de haber tirado el anillo un buzo del otro lado de la Patagonia podría encontrarlo”, se sorprendió.
Cuando parecía que la misión ya estaba cumplida, Franco recibió otro mensaje en su Messenger alrededor de la 1 de la mañana del lunes. Era de la otra mujer, la que actualmente vive en la Provincia de Buenos Aires.
“El apellido que figura en la alianza, Damico, es el mío porque cada una llevaba el de la otra grabado en el anillo”, le confirmó la mujer mientras le revelaba los mismos detalles que le había contado su ex pareja.
Finalmente, Marcos acordó que esta semana enviará el anillo por correo postal a Río Turbo para que vuelva a la manos de su dueña. “Con ella es con la que más estoy en contacto, entablamos una especie de amistad virtual y hasta llegó a abrir su corazón conmigo”, remarcó Franco.
“Me contó que a raíz de la aparición del anillo, volvió a ponerse en contacto con su ex y me dejó picando una frase que podría cambiar el destino de ambas. ‘El destino así lo quiso’, repetía. Quizás, quien te dice, se vuelven a dar una segunda oportunidad”, se esperanzó Franco ante la posibilidad de haber allanado el camino para un reencuentro.
Infobae quiso entrevistar a la dueña de la alianza pero ella prefirió mantener el anonimato para no exponer a su ex, quien actualmente está en pareja y no sabe que podría suceder si finalmente su premonición se cumple.
SEGUIR LEYENDO: