Galtieri en Malvinas: inspección militar, arenga y los graves problemas de logística que nunca vio

Hace 40 años el presidente de facto pisó por primera y única vez las islas. Su recorrida de tres horas en un helicóptero, la reunión reservada con los oficiales del Estado Mayor, y la decisión de enviar la III Brigada de Infantería a pesar de las advertencias de Menéndez. Las armas que nunca llegaron para esos soldados

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Galtieri y el jefe de la Brigada X, general Oscar Jofré, en las islas Malvinas el 22 de abril de 1982
Galtieri y el jefe de la Brigada X, general Oscar Jofré, en las islas Malvinas el 22 de abril de 1982

El martes 20 a la mañana, en el Salón de los Escudos del Ministerio del Interior, la totalidad de la dirigencia política concurrió a escuchar una exposición del general Alfredo Saint Jean sobre la marcha de las negociaciones diplomáticas. Pocas horas antes, el Secretario de Estado, Alexander Haig, había terminado su segunda y última visita a Buenos. Lo que nadie sabía públicamente era que su gestión de buenos oficios se encontraba empantanada. Al finalizar la cumbre con la dirigencia política argentina, el viceministro Bernardo Menéndez expresó la satisfacción del gobierno “por el resultado de la reunión y la solidaridad manifestada por los líderes políticos” y el radical Carlos Contín dijo al salir que “hemos venido a manifestar al Gobierno que en el aspecto de la soberanía no se debe ceder”.

El 21 de abril, el Comité Militar a través del Mensaje Militar Conjunto Nº 484 ordenó a las FF.AA. que “la planificación y dirección de la Acción Psicológica dependerá directamente del Estado Mayor Conjunto. Esto facilitaría la centralización del esfuerzo en este rubro ya que Gran Bretaña estaba intensificando la misma en contra de la Argentina (según apreciación de Inteligencia del Estado Mayor Conjunto)”. “A la soberana inglesa le vamos a dar ‘caldo a la reina’, ese que se hace con dos huevos.” “¡Resistiremos!”, fueron los títulos de tapa del diario popular Crónica del 21 de abril.

Constancia de los viajes de los comandantes a Malvinas, inicialado por Galtieri.
Constancia de los viajes de los comandantes a Malvinas, inicialado por Galtieri.

El jueves 22, el canciller Francis Pym llegó a Washington. Entre otras propuestas, el canciller británico expuso la idea de hacer una cumbre en México para tratar el conflicto de Malvinas. Sin el debido conocimiento norteamericano, la iniciativa sucumbió. Para los comandantes argentinos un encuentro con el enemigo daría “una muestra de debilidad”.

El mismo jueves 22, la Argentina dio un paso más en su camino de los hechos consumados. Por decreto Nº 757 se dio a conocer que la capital de las Malvinas ya no será más Puerto Stanley y pasó a denominarse, por iniciativa de la Secretaría de Cultura de la Presidencia, Puerto Argentino, y Leopoldo Fortunato Galtieri visitó Malvinas, recorriendo los diferentes destacamentos militares apostados en las islas.

El presidente de la Junta Militar y comandante del Ejército, Leopoldo Fortunato Galtieri, llegó a las Malvinas en visita de inspección. Arribó temprano en un Fokker F-28, acompañado por el general (R) Eduardo Señorans y periodistas, y fue recibido por el gobernador militar, general de brigada Mario Benjamín Menéndez, en compañía de quien iniciaría poco después una recorrida por las posiciones argentinas en las islas.

Luego de reunirse con los oficiales del Estado Mayor y pronunciar una arenga a los soldados, embarcó en un helicóptero Puma y por espacio de tres horas recorrió distintos puntos del dispositivo defensivo. Durante una reunión realizada en Puerto Argentino, con los oficiales más antiguos, Galtieri contó que “las conversaciones no progresaban en la medida de lo deseado” (algo que no se decía claramente en Buenos Aires) y, relató a sus subordinados, que “la Argentina no estaba dispuesta a negociar si no era sobre la base del reconocimiento de la soberanía y se pensaba que la bandera no debía ser arriada en ningún momento y que no se vislumbraba esa solución”.

Por la tarde, emprendió el regreso a Río Gallegos, adonde pernoctaría.

El 22 de abril, por decreto Nº 757 se dio a conocer que la capital de las Malvinas ya no sería más Puerto Stanley y pasaba a denominarse Puerto Argentino. Ese mismo día Galtieri visitó Malvinas
El 22 de abril, por decreto Nº 757 se dio a conocer que la capital de las Malvinas ya no sería más Puerto Stanley y pasaba a denominarse Puerto Argentino. Ese mismo día Galtieri visitó Malvinas

De acuerdo a lo que el general Menéndez le conto al historiador Carlos M. Túrolo, a Galtieri se lo veía “muy bien de ánimo. Hay que tener en cuenta que para esa época la fuerza de desembarco inglesa estaría en el orden de los 5.000 hombres con fuerte apoyo aéreo y naval. Para esos niveles nosotros éramos un obstáculo serio no sólo si venían por el lado de Puerto Argentino sino por cualquier otro lado”.

Al día siguiente de la visita, Menéndez recibió el llamado del general de división Osvaldo García y, según contó, “me dijo que Galtieri había resuelto que pasara a Malvinas toda la Brigada de Infantería III y que pensara dónde emplazar estos medios para conversarlo al día siguiente”. También le dijo que “Galtieri se había quedado muy preocupado por el vacío que había en la otra isla, la Gran Malvina. Que era necesario negar a los ingleses todo el territorio insular y que para eso enviaba la Brigada III”. Como era de prever, Menéndez le dijo que se crearían problemas cada vez mayores de logística y movilidad. García se comprometió a enviar más helicópteros, que nunca llegaron. La Brigada III, con sede en Corrientes, comenzó a pasar a Malvinas en un puente aéreo. Pero las armas pesadas que debían trasladarse en el buque Córdoba no llegaron por temor a ser hundido.

Mientras tanto, el senador Jesse Helms, considerado uno de los senadores más cercanos a Ronald Reagan, dijo en Washington que “la historia parece estar del lado de la Argentina en la disputa sobre la soberanía”. También recordó que “ambos países son aliados de Estados Unidos” y “valiosos para el mundo libre”. Y propuso un plan con propuestas que ya a esa altura eran inaceptables para Londres. Por ejemplo que “la Argentina ejercería la soberanía sobre las Malvinas con el reconocimiento de Gran Bretaña” y consideraba que los isleños podrían tener “pasaportes duales”.

En esas mismas horas, el embajador de los Estados Unidos en la Argentina informaba en un telegrama: “Un muy informado político que se ha desempeñado en el gobierno militar y generalmente lo ha apoyado, especula que ‘si se produjera un incidente más grave con gran cantidad de muertos argentinos, la reacción del pueblo será incontenible’, dijo, ‘y entre sus blancos estaría la embajada de los EE.UU.’” Además, el argentino, hablo de la posibilidad de un golpe contra Galtieri.

Galtieri antes de llegar a Puerto Argentino
Galtieri antes de llegar a Puerto Argentino

Mientras, en algún lugar del océano Atlántico, la Task Force británica avanzaba con rumbo Sur, para el comando de la Fuerza Aérea Argentina la necesidad de contar con información actualizada, determinó un plan de vuelos de largo alcance para exploración. Para esa misión se utilizaron pilotos del mando de Transporte y aviones Boeing 707 cuyo amplio radio de acción les permitían cubrir sin escalas las distancias de ida y vuelta sobre el océano Atlántico.

Entre otros incidentes de esos días, se recuerda el vuelo del 23 de abril, cuando el Boeing 707 matrícula TC-91 de la FAA alcanzó a la flota británica a unas 500 millas al sur de la isla Ascensión y su presencia en el espacio aéreo motivó una alarma general y el decolaje de un Sea Harrier del portaaviones liviano HMS Hermes que se acercó peligrosamente a la aeronave argentina. El 707 era amenazado por los misiles AIML9 Sidewinder que portaba el Harrier volando a su lado. Cumplida la misión y tras cinco horas de vuelo, el avión aterrizó en su base en El Palomar, habiendo traído las pruebas fotográficas del avance de la flota.

Galtieri dijo que era necesario negar a los ingleses todo el territorio insular y que "para eso enviaba la Brigada III”. Mario Benjamín Menéndez le dijo que se crearían problemas cada vez mayores de logística y movilidad. Nadie lo escuchó
Galtieri dijo que era necesario negar a los ingleses todo el territorio insular y que "para eso enviaba la Brigada III”. Mario Benjamín Menéndez le dijo que se crearían problemas cada vez mayores de logística y movilidad. Nadie lo escuchó

El 23 la Junta Militar recibió un nuevo sondeo de opinión que resaltaba: “Sigue firme y amplio el unánime apoyo a la decisión del Gobierno de recuperar las Malvinas, no sólo por considerarla acertada sino también oportuna (negando que haya debido esperarse un momento económico más propicio) y porque la decisión fue tomada como un acto de soberanía inevitable (sin atribuir intenciones políticas en la decisión). Señala el clima “firme y unánime de la Opinión Pública de que las islas no deben ser devueltas bajo ningún precio, aún a costa de guerra […]. Sigue siendo generalizada la creencia de que la mayoría de los países de América, en caso de guerra, se pondrán a favor de Argentina” y “se ha registrado un moderado predominio de quienes piensan que en las negociaciones ‘no se debe ceder nada’, sobre quienes proponen diversas pautas de negociación o concesiones”.

La encuesta parecía no mentir. Tres días más tarde, el Ministro del Interior recibió a la dirigencia política para relatarle el desarrollo de la crisis, recibiendo el apoyo “irrestricto al manejo diplomático y militar del conflicto por parte del gobierno y las Fuerzas Armadas”. Así lo relató el general Saint Jean a la Junta Militar.

En la madrugada del 25 de abril la Task Force que ya había empezado a llegar con sus numerosas unidades a la altura de la futura zona de operaciones que rodea a las Malvinas, atacaron al pequeño destacamento de Infantería de Marina argentino que había quedado en las islas Georgias. La operación fue llevada a cabo por los buques HMS Endurance y la fragata HMS Plymouth y HMS Antrim y HMS Brilliant, con apoyo de helicópteros. Tras un intercambio de disparos de ambas partes, el capitán Alfredo Astiz, comandante de la guarnición, se rindió formalmente, debiendo lamentarse la pérdida del suboficial Félix Artuso, tripulante del submarino argentino ARA Santa Fe que también acabó en manos del enemigo para después hundirse cuando los ingleses intentaron remolcarlo.

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