Agustín Santamarina tiene 23 años y lleva poco más de un año viviendo en Alemania. Pero hasta ahora no se pudo acomodar al estilo de vida en las tierras germanas. No se halla: el extremo frío y las lluvias durante el invierno, la dificultad para entablar relaciones sociales con los locales por momentos le hacen añorar sus días en su Monte Grande natal.
Como si fuera poco, un episodio violento sufrido en las primeras horas de la mañana del último lunes no hicieron más que complicar su estadía en la ciudad de Colonia: mientras viajaba en tren hacia su trabajo, un hombre se le acercó y le propinó golpes de puño en el rostro, sin mediar palabra y sin motivo alguno.
Santamarina realizó la denuncia ante la policía y luego, en medio de la bronca, se descargó en Twitter, donde dio una explicación particular que pronto se hizo viral: “Dos años tomándome el Roca para ir a la facultad y nunca me pasó nada. Hoy me fajaron en el tren EN ALEMANIA”, fue el tweet escrito por el joven tripulante de cabina, que al momento de la publicación ya tenía más de 76 mil likes.
“En todo el año que llevo en Colonia, jamás me tocó vivir una situación así de violenta. Ya venía un poco desencantado con la ciudad y con este país, pero esto me tomó por sorpresa”, aseguró Santamarina, en diálogo telefónico con Infobae
El joven de 23 años llegó a Alemania recién en mayo de 2021, cuando comenzaban a flexibilizarse las medidas por la pandemia de coronavirus.
Durante la mayor parte de su vida vivió en Monte Grande, con su familia. Desde los 14 años compaginó el estudio secundario con el trabajo en una empresa familiar comandada por su padre y dedicada al rubro de las imprentas y librerías.
Una vez terminados los estudios, Agustín acudió durante dos años a la Universidad de Buenos Aires para cursar la carrera de ciencias políticas. “Fue ahí donde viajaba todos los días en el trayecto del tren Roca, que hice mención en el tweet. A mí me gustaba la carrera, pero en un momento me di cuenta de que la especialidad que quería, tenía poca salida laboral”, detalló Santamarina.
Así, el joven bonaerense acudió a un curso de Tripulante de Cabina y se introdujo en el rubro aerocomercial. Durante unos meses del 2020 trabajó en una empresa tercerizada encargada de los check-in de varias aerolíneas en el aeropuerto de Ezeiza, hasta que a finales de 2020 aplicó para Tripulante de Cabina en una de las aerolíneas low cost más reconocidas de Europa, de origen irlandés, y finalmente consiguió su puesto de trabajo.
“En enero del 2021 me fui a Génova, donde estuve unos meses, pero debido a restricciones por la pandemia, el curso de preparación lo tuve que hacer en una ciudad llamada Hahn. Luego ya me comunicaron que me establecería en Colonia y trabajaría con los vuelos directos ida y vuelta desde esa ciudad a cualquier parte de Europa y algunos pocos países de otros continentes”, afirmó Santamarina a Infobae.
Su trabajo le implicaba una seguidilla de cinco días seguidos de trabajo y vuelos y luego otros tres días de descanso, también al hilo.
Fue entonces que llegó el último lunes a las 4 de la mañana, cuando salió de su casa para realizar un vuelo de ida y vuelta a Alicante. Acudió a la estación de tren Hansaring y se tomó el transporte público hasta la estación del aeropuerto local, Köln-Bonn Flughafen.
“El tren me lo tomé 4.40 de la mañana y me senté en uno de esos lugares donde hay dos pares de asientos enfrentados entre sí, con un espacio en el medio. Estaba solo en ese lugar y en paralelo, al otro lado de pasillo había un hombre, también solo”, relató.
“Era un tipo de unos 30 años más o menos, que no llamaba mucho la atención por su aspecto. Tenía campera azul, zapatillas blancas, unos jeans y poco más. También había otra gente en el vagón”, añadió.
Según el joven argentino, la primera agresión se dio sin previo aviso, sin algo que le permitiera alertarse, nada: “El tipo se me puso al lado en un momento y me pegó una patada en la pierna. Yo estaba escuchando música. Me shockeó. Lo miré, me asusté por la situación, pero me hice el boludo”.
A los pocos minutos, la tensión y la gravedad de la situación se incrementó: “Después, el tipo volvió a ponerse al lado mío y esta vez me dio un golpe de puño en la cara. Ahí me asusté mucho, me levanté sin decir nada y me fui a sentar a otros asientos. Pero e problema siguió, el tipo volvió a hacer lo mismo, y cuando estábamos llegando a la estación donde me tenía que bajar, volvió a acercarse y me dio dos golpes más en la cara”, explicó a Infobae.
Una vez que se abrieron las puertas, Agustín reconoció haber salido corriendo del tren, no tenía idea de hasta dónde iba a llegar ese sujeto con las agresiones. “Me escabullí en el aeropuerto, le comenté a una compañera lo que pasó y ahí bloqueé y me puse en modo trabajo”
“Recién cuando terminé la jornada laboral, pude volver a meterme en el tema. Me dolía la cara porque además, días antes me habían sacado dos muelas de juicio. Entonces, fui a la comisaría más cercana de mi casa para hacer la denuncia. Allí me atendieron lo más bien, me sacaron una foto de la cara con las heridas que me causaron los golpes y me dijeron que me darían noticias pronto. También me aseguraron que ellos tienen acceso al sistema de cámaras privadas de los trenes para observar lo que me ocurrió”.
Santamarina aseguró después que al comentar lo sucedido con los compañeros de su trabajo, quienes en su mayoría son extranjeros, muchos de ellos le explicaron que a lo largo de los años también habían sufrido episodios de ataques a golpes sin explicación alguna en esa ciudad alemana.
“Acá a veces lo veo en la calle. Hay mucha gente sin techo con problemas de salud mental, que agreden a la gente en la calle porque sí. Este tipo creo que también atravesaba algún trastorno de salud mental, no fue normal lo que hizo”, afirmó.
Lo claro es que el último episodio fue un motivo más, y uno de los más fuertes, entre el descontento generalizado que tiene el argentino por la ciudad de Colonia. “Estoy contento con mi trabajo, con vivir en Europa, pero no sé si quiero seguir viviendo en esta ciudad y en Alemania. Las relaciones son frías, cuesta el tema del desarraigo, el clima no ayuda durante gran parte del año y encima me pasan cosas como esta. Espero poder mudarme con este trabajo a otra ciudad de Europa”, reflexionó el argentino.
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