La risa de los niños mientras juegan y corretean en la canchita es para el tucumano Franco Gutiérrez (39) el mejor premio al esfuerzo y trabajo duro. Un año le llevó desmalezar y acondicionar un terreno baldío, donde hoy más de 90 chicos, de entre 2 y 12 años, ya pueden disfrutar y como el defiende: “vivir la infancia como deben y merecen”.
Todo empezó en febrero de 2021 cuando este recolector de residuos, se entusiasmó con la idea de que el terreno lindero a su vivienda, en el barrio Las Moradas, habitado por 130 familias, se convirtiera en un espacio verde y lugar de disfrute. Machete en mano, comenzó a cortar las malezas en el terreno de 30 metros de ancho por 40 metros de largo, juntó algunas piedras y salió a pedir ayuda para que se convirtiera en una canchita de fútbol.
Las Moradas está situado en las afueras del pueblo El Carmen, a unos 30 kilómetros de San Salvador de Jujuy en finca Nación. Se trata de un barrio de bajos recursos, donde muchas familias no logran tener un trabajo estable.
Hace tres meses, recibió una colaboración para empezar a cumplir este sueño, por parte de una escuela técnica que logró transformar unos hierros donados en dos arcos. Con las piedras armó canteros y plantó las primeras flores y unos árboles de palta y mango. En el mismo predio también hay una huerta que armaron unas 30 personas de una ONG. Aunque el sueño está en marcha, todavía faltan la pelota y los juegos de plaza.
“En los recorridos que hago con el camión suelo encontrar cosas que tiran y no están en muy mal estado, pero no tuve suerte con las pelotas... Encontré una de básquet con forma de pelota de rugby, por como estaba golpeada —aclara— y estuvieron usándola. Si los ves, algunos de los nenes usan como pelota una botella de plástico y no tienen que jugar con eso. Me da mucha pena no poder conseguir una pelota de verdad”, lamenta Gutiérrez, padre de dos nenas.
Cuenta Gutiérrez, que apenas inició su trabajo como recolector de residuos notó que había personas que tiraban mucha ropa y calzados en lugar de regalarlos, por lo que decidió llevarse aquello que podía ser arreglado y donado en los hogares donde hacían falta.
“Yo también tuve necesidades en mi infancia: pasé hambre y frío durmiendo en la calle. Me hacían falta zapatos y sé lo que es sufrir por la pobreza, lo entiendo bien y no quiero que otras personas lo vivan; mucho menos los niños”, explica.
El sueño de la plaza
Franco Gutiérrez nació en Tucumán y tiene cinco hermanos. Cuenta que el objetivo de su vida adulta pasa por que los niños disfruten de su infancia. Además del hambre y frío, tuvo carencias afectivas y pasó noches enteras tapándose los oídos para evitar las discusiones de sus padres. Su hablar es sereno.
A pesar de las adversidades, este hombre asegura que toda mala experiencia se puede superar. “Mis padres se separaron cuando yo era muy chico. Mi madre nos dejó a mis hermanos y a mí. Yo soy el menor, nos criamos en la calle porque mi papá era alcohólico y no estaba pendiente de nosotros así que el servicio de Asistencia Social de Tucumán me llevó al Hogar Bethel, de una iglesia evangelista. Me encontraron descalzo. Agradezco haber llegado allí, donde pasé 10 años, donde me enseñaron a perdonar y a convertirme en la persona que soy hoy”, confiesa.
Para superar los traumas del pasado, decidió mirar hacia adelante y brindar lo que no pudo tener de chico, como la oportunidad de jugar a la pelota con sus amigos del barrio en una plaza.
“En este barrio, los chicos no tienen un lugar donde estar, un espacio verde porque estamos en el medio de la nada, pero de la nada misma y en una zona de fincas de tabaco. A más de 10 cuadras hay una mini placita con un tobogán y una hamaca y los nenes de acá no pueden ir hasta allá... Tampoco es lógico porque allí viven otras 130 familias que tienen unos 100 nenes que tendrían que compartir una sola hamaca y un tobogán con los nuestros, que son como 90”, enfatiza.
“Estuve tocando todos los timbres posibles, hablé con gente del municipio hace más de un año y antes de las elecciones, y no logré nada. Solo quiero que mis niñas y todos los nenes tengan un lindo lugar, que los vecinos puedan disfrutar de descansar en un banco de plaza y ver jugar a sus hijos, como tantos padres pueden hacerlo en las ciudades o en otros barrios. Deseo que nos tengan en cuenta”, manifiesta.
“Trabajo en el terreno en mi tiempo libre. Lo único que quiero es que nos donen los juegos o el material para hacer los juegos y ya con eso me ocuparé de armarlos”, asegura y agrega que cuenta con la colaboración de la escuela técnica de la zona.
Franco Gutiérrez también intentó, aunque sin éxito, tomar contacto con algunos jugadores de fútbol para lograr la donación de alguna camiseta para rifar y así comprar los juegos. “Hasta ahora ninguno respondió”, se apena y concluye: “Ojalá nos ayuden porque los chicos merecen divertirse y jugar. Esta es su infancia”.
*Quienes deseen colaborar con Franco Gutiérrez y el proyecto de la plaza para los vecinos de Las Moradas pueden escribirle por privado en el Instagram @francogutierrezjujuy o bien dejar una colaboración a su caja de ahorro con el alias cartel.clara.mania
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